Ventaja para las pymes: nuevo decreto sobre aportes empresariales
El decreto 249/2025 elimina la obligatoriedad de los aportes a cámaras empresariales y otorga mayor libertad a las empresas para destinar esos fondos a su desarrollo.
El reciente decreto 249/2025 modifica las reglas sobre los aportes a las cámaras empresariales, permitiendo que las pymes destinen esos fondos a sus necesidades propias, en lugar de contribuir a entidades con las que no están afiliadas.
Para hablar sobre este tema, Canal E se comunicó con Sebastián Mancuso, tributarista, quien expresó que este cambio permite a las empresas tener mayor control sobre esos fondos, los cuales podrán destinar a otros fines más directamente relacionados con sus necesidades.
“Este decreto desanda el camino de esos aportes, especialmente en sectores como el comercio, donde empresas no afiliadas a las cámaras no deberán contribuir a ellas”, explicó.
Beneficio para las pymes: mayor flexibilidad financiera
Uno de los aspectos más destacados de esta reforma es el alivio financiero para las pymes. En el sector del comercio, por ejemplo, las empresas venían pagando aproximadamente 5,000 pesos por trabajador al mes para la capacitación de los empleados, lo que sumaba hasta 6 millones de pesos mensuales en todo el sector.
Ahora, los empleadores podrán decidir si destinan esos fondos a mejorar sus propios procesos internos o a otros aspectos de su actividad.
Mancuso resaltó que este cambio representa una “oxigenación” para las pymes, que ahora podrán usar esos recursos con mayor libertad. “Aunque la cifra no es tan significativa de manera individual, la acumulación de esos fondos le permite a la empresa mejorar su capital de trabajo o incluso ofrecer capacitaciones propias que estén más alineadas con su actividad”, indicó.
Capacitación: ¿Un gasto o una inversión?
Una de las preguntas clave es si las empresas utilizarán estos fondos para capacitar a sus empleados, ya que antes ese dinero se destinaba a las cámaras empresariales, las cuales organizaban las capacitaciones, aunque en muchos casos la calidad de las mismas era cuestionada.
Mancuso aclaró que el gobierno no obliga a las empresas a destinar estos recursos exclusivamente a capacitación, pero en el contexto económico actual, la necesidad de mejorar la productividad y competitividad hace que la capacitación sea una inversión estratégica.
“Las empresas, al ser más libres en la administración de estos fondos, tienen la oportunidad de decidir cómo mejorarlos, ya sea en capacitación, mejoras en sus procesos o en la productividad de sus empleados”, señaló el tributarista, quien destacó que, en un mercado competitivo, la capacitación sigue siendo crucial para el crecimiento empresarial.
Para finalizar, Mancuso agregó: “El cambio de fondo aquí es que ahora las empresas tienen la posibilidad de utilizar esos recursos como mejor les convenga, lo que les permite adaptarse más rápidamente a las necesidades del mercado y mejorar su competitividad”.
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