Para Schiaritti, la disparidad entre la carne y la inflación "se debe a un problema macroeconómico, cambios en el consumo y la sequía"
En base a los datos registrados durante 2024, el precio de la carne vacuna aumentó cerca de un 80%, mientras que la inflación general fue de un 125%.
El sector de la carne vacuna en Argentina enfrenta un desafío económico y de consumo, sobre todo ante los cambios de hábitos, impulsado por el alivio económico que implica comprar carne de pollo o cerdo. Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria y del Comercio de la Carne (CICCRA), explicó para Canal E cómo la inflación, el cambio de hábitos de los consumidores y los factores climáticos impactan en los precios y la demanda.
Según Miguel Schiaritti, en 2024, el precio de la carne aumentó entre un 78 y un 80%, mientras que la inflación general alcanzó el 125%. "Esto se debe a un problema macroeconómico, cambios en el consumo y la sequía del 2023", explicó. Esta situación redujo la oferta de ganado en 750 mil terneros y generó la liquidación de 500 mil madres, lo cual afectó la producción.
Cambio de hábitos en el consumo de carne
El precio es un factor clave en la elección del consumidor. "Con el valor de un kilo de carne vacuna se pueden comprar tres kilos de pollo o casi dos kilos de cerdo", señaló Schiaritti. Esto impulsó el consumo de carnes alternativas en todas las clases sociales. Además, la conveniencia también juega su papel: "El pollo es más fácil de cocinar, no deja olor fuerte en los departamentos y es una opción cotidiana", afirma.
El entrevistado destacó que la mitad de la población argentina tiene menos de 40 años, lo que influye en la consolidación de estos cambios. "Esta generación creció comiendo pollo y cerdo, lo que modifica el consumo a largo plazo", dijo. Además, factores como la percepción de salud y el marketing impulsaron la preferencia por estas carnes sobre la vacuna.
Factores determinantes en la eficiencia productiva
La productividad también influye en los costos y precios. "El pollo y el cerdo convierten alimento en carne más rápido y con menor costo que el vacuno", explicó Schiaritti. Un pollo alcanza peso de faena en 44 días tras consumir 1,8 kg de alimento por kilo ganado, mientras que un cerdo tarda 144 días y consume 3,2 kg. En contraste, un vacuno necesita 547 días y entre 8 y 10 kg de alimento por kilo ganado.
El avance genético también jugó un papel clave, en especial en el sector porcino. "Hoy, los cerdos son más magros y recomendados por los cardiólogos, lo que ha cambiado la percepción del consumidor", destacó.
El costo de producción está altamente ligado al precio del alimento balanceado, cuyo principal componente es el maíz. "El cerdo y el pollo dependen directamente del precio del maíz, que representa entre el 70 y el 80% del costo de producción", explicó el presidente de CICCRA. En el caso del vacuno, si bien se alimenta de pasto, en los feedlots también consume maíz y suplementos proteicos.
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