Cuáles son las diferencias en los precios de medicamentos entre Argentina y Estados Unidos

Las notables diferencias en los precios de los medicamentos entre Argentina y Estados Unidos, genera preocupación sobre el acceso a tratamientos esenciales. Mientras que en Argentina los costos son más bajos en muchos casos, la disparidad refleja un sistema de salud y mercado farmacéutico marcadamente diferentes.

Para hablar sobre este tema, Canal E se comunicó con Martín Morgenstern, economista de la Salud, quien explicó que el análisis se realizó a partir de tres medicamentos esenciales y de alto consumo. 

Cuáles son los remedios y la diferencia de precios con la Argentina

“El primero es la levotiroxina sódica, utilizada para tratar el hipotiroidismo, especialmente en mujeres de mediana edad y adultas”, comenzó el entrevistado. Este medicamento, de uso masivo, “muestra diferencias de precios alarmantes, en donde “el costo por gragea en Argentina es de 54 centavos de dólar, mientras que en Estados Unidos es de solo 12 centavos, lo que representa un 439% más caro en nuestro país”.

Otro medicamento analizado es una de las estatinas para tratar la hipercolesterolemia, cuyo precio por gragea en Argentina “es de 1,23 dólares, en contraste con los 0,33 dólares en Estados Unidos, lo que equivale a un 371% más”, agregó el entrevistado. 

Cuál es la causa de la disparidad de costos

En ese sentido, el economista sostuvo que es importante señalar que muchos medicamentos, aunque sean considerados genéricos,”suelen ser más costosos en Argentina que en Estados Unidos y esta disparidad de precios ha ido en aumento en los últimos años”, especialmente tras la pandemia, siendo objeto de comparación en diversos medios, incluyendo análisis de precios con España.

El tercer medicamento, el valsartán, utilizado para la hipertensión, presenta diferencias menores: su precio en Estados Unidos es de 0,52 dólares por gragea, mientras que en Argentina es de 0,83 dólares. Recientemente, “se discutió una reunión entre el ministro de Salud y representantes de PAMI y compañías farmacéuticas para reducir los precios en un 50%”, contó Morgenstern. 

Y cerró: “Sin embargo, la pregunta persiste: ¿por qué no se trasladan estas reducciones a los consumidores finales, para que los precios sean más accesibles y no cuatro veces más altos?”