La Chirichota arrancó risas en Buenos Aires con su humor satírico

Eran esperados por el público que los sigue en Internet, ya que la de anoche fue su primera presentación en la Argentina. La Chirichota desembarcó con sencillez en un Teatro Opera colmado de ansiosos espectadores que esperaban reírse con una propuesta humorístico musical muy atractiva. Sí, porque tiene todos los condimentos de simpatía y diversión que a los argentinos nos encantan, con un enfoque moderno en el que se rescata la música de los grandes compositores, a los que además se personifica de manera muy graciosa.

Así vuelven de la tumba unos emperifollados Vivaldi, Mozart, Schubert, Tchaicovsky, Bach, Verdi y Beethoven para descubrir que la música de hoy es todo autotune y repeticiones de onomatopeyas. Los espectadores del Opera, casi todos de 30 para arriba, celebraban esta postura por sentirla de igual manera. Sin embargo esta pseudo crítica a la modernidad por parte de estos clásicos compositores no es agresiva, todo lo contrario, cada uno va haciendo su aporte desde las melodías que compuso, y que irremediablemente se mezclan con lo que suena en la actualidad. 

Pero lo que más se destaca en este espectáculo, y es lo que provoca grandes carcajadas, son las letras, lo que dicen en armoniosos conjuntos vocales o de manera individual, producto de la irónica pluma de Víctor Lemes, el ideólogo de esta propuesta que volverá a subir al escenario porteño esta noche a las 21. Sin dudas es un poco de aire fresco que es aplaudido, coreado y compartido con cada canción, especialmente cuando nombran a los créditos locales y cuando hacen alusión sin nombrarla a la propuesta más cercana a lo que hacen: Les Luthiers. Fue una noche de fiesta a sala llena (hoy lo será de nuevo), y los responsables de lograrlo fueron:

• Lemes como Vivaldi, marcando el ritmo con la guitarra, sembrado picardía y estableciendo una gran complicidad con el público.
• Isaac Dos Santos como Beethoven, la personalidad más fácil de someter a broma por su sordera, derrochando simpatía y cosechando empatía.
• Abraham Santana como Verdi, un linidinoso italiano al que le dicen "viejo Verdi" por todas las connotaciones sexuales que tuvo y quien produjo las mayores risas. 
• Daniel quevedo como Tchaikovsky, que arrancó bromeando sobre cómo se escribe su nombre y terminó robándose los corazones.   
• Alberto Vila es un Bach tan divetido como solemne, y dueño de una voz maravillosa.
• Daniel Rodríguez, en la composición de Mozart logró darle el amaneramiento de la época en la que vivió el compositor sin por eso quitarle actualidad a su texto.
• Juan Dávila, personificando a Schubert, arrancó carcajadas inesperadas en los espectadores.

Realmente es un combo que vale la pena disfrutar, salir cantando y comentando, después de la ovación de pie que coronó el final. Si no tienen planes para hoy, aprovechen a ir a verlos. No se van a arrepentir; el Opera (Av. Corrientes 865, CABA) es grande y seguro que todavía quedan algunas localidades. Encontrá acá más info sobre las entradas.