Impulsado por Fundación SES a través del programa Poeta DigiSpark, el concurso "Oportunidad 2024" llegó a su final luego de cuatro meses de trabajo en el que se destacaron el talento, la creatividad y el esfuerzo de jóvenes desarrolladores de todo el país. Más de 120 personas se inscribieron en esta iniciativa y conformaron una comunidad activa de 60 participantes que dieron vida a siete proyectos originales.
Un aspecto central y distintivo de esta edición fue la elección de la temática: naturaleza. Los videojuegos desarrollados buscaron representar el cuidado del medio ambiente, el desarrollo sostenible y la concientización ecológica a través de sus narrativas.
La competencia se desarrolló entre los meses de diciembre y marzo pasados con un formato 100% virtual, contó con ocho actividades de mentoría y charlas lideradas por expertos de la industria. Además, contó con un jurado compuesto por especialistas de Microsoft, The Trust for the Americas, UTN BA, Tribu Meraki, Chicos.net, Globant, Moon Valley Studio y Academia Power Up; sumado al apoyo de un desarrollador independiente, Calos Muñoz, y la consultora CG Impacto Social. Este jurado evaluó los juegos en base a criterios de jugabilidad, originalidad, nivel artístico, viabilidad del proyecto, entre otros.
“En este concurso, vimos cómo la articulación entre organizaciones, instituciones educativas y la industria de videojuegos permitió que jóvenes de todo el país desarrollaran proyectos con mensajes poderosos, como el cuidado ambiental. Por eso seguiremos fortaleciendo estas alianzas, porque creemos que la clave para reducir brechas y construir futuros más inclusivos está en seguir tejiendo redes que potencien el talento y la innovación de las juventudes”, afirma Marcela Browne, coordinadora de proyectos educativos y del programa Poeta en Fundación SES.
Los videojuegos ganadores de esta edición fueron:
Blooming Rebellion (ganador categoría principiante): Ambientado en un futuro distópico donde la contaminación ha acabado con las plantas, el jugador forma parte de una resistencia solarpunk que busca restaurar los espacios verdes mediante la siembra de semillas, utilizando mecánicas de parkour para desplazarse.
¡Fuego! (ganador categoría avanzado): El bosque está en llamas y el jugador debe utilizar su manguera para proteger su casa y plantar nuevos árboles mientras combate el fuego, administrando cuidadosamente el uso del agua.
Nuna (segundo lugar): Un guía espiritual se contacta con el jugador a través del mundo de los sueños, convirtiéndolo en diferentes animales para explorar sus hábitats, completar misiones y comprender la interconexión de los seres vivos.
La Semilla (tercer lugar): En un mundo árido y devastado, el jugador encarna a la última semilla de su especie, buscando un lugar donde la vida aún pueda renacer, enfrentando desafíos en su travesía.
La experiencia ha sido transformadora para las y los participantes, jóvenes que en general estudian carreras como programación, diseño o desarrollo de videojuegos. Fue un espacio de encuentro y creación colectiva: cada equipo contó con distintos roles para poder desarrollar la idea original, estética, música y programación, en muchos casos entre jóvenes que hacían equipo conociéndose en la misma jam.
Nicolas Barreras (28), del equipo creador de Blooming Rebellion, contó: “En un principio nos inspiramos en algo que se llama jardinería de guerrilla, de una persona que sube videos plantando en lugares públicos plantas y flores nativas. Se nos ocurrió que era una idea original para trabajar la temática naturaleza y a su vez que pueda tener un gameplay divertido”.
Sofía Bettati, de 23 años, fue la desarrolladora de la música del mismo juego: “Creo que fue la mejor decisión que pude tomar en mucho tiempo, el hacer la música para este videojuego. La verdad es algo que me dio una satisfacción increíble, es algo que quiero seguir haciendo. Llegué a hacer algo lindo, que la verdad me da gusto compartir con la gente”.
Por su parte, Agustín Samper tiene 21 años y vio la convocatoria por redes sociales. Estudia la licenciatura en desarrollo de videojuegos en la Universidad de San Juan y esta fue su primera game jam en la que diseñó el arte de “Fuego”: “Me enfoqué mucho en hacerlo asfixiante, rojo, intrusivo. Y aparte darle un estilo amigable a todo lo que son los árboles, la casa, los personajes. La idea con este proyecto es seguir evolucionándolo, darle más detalle a los modelos, más animaciones, demostrar más destrucción de la que puede haber en la naturaleza, para que se sienta más el hecho de pelear contra la contaminación y contra los incendios”, explica.
Iñaki Diez, del mismo equipo, expresó que el concurso fue un espacio de aprendizaje: “Desde el lado de la programación hubo momentos que rotamos. Asimismo, empezamos trabajando en 2D y después cambiamos a 3D por el arte. Yo no soy especialmente experimentado en 3D por eso hubo varias cosas que tuve que aprender, y también por temas de optimización, pero llegamos a un producto del que podemos decir que estamos orgullosos”
Los equipos ganadores recibirán mentorías especializadas para seguir desarrollando sus videojuegos, a cargo de la Academia Power UP y Moon Valley Studio. Además, cada integrante obtendrá una beca para formarse en la UTN Buenos Aires, una iniciativa que también alcanzará a los equipos que obtuvieron el segundo y tercer puesto.
“Oportunidad 2024” no solo premió la innovación, sino que buscó fortalecer el ecosistema local de desarrolladores, fomentar el acceso a herramientas digitales y promover la capacitación continua en la industria.
La iniciativa se enmarca en el proyecto Poeta Digispark, una alianza entre Trust4Americas, Microsoft y la OEA, que promueve el desarrollo de habilidades técnicas y digitales mediante capacitaciones presenciales y virtuales. Su objetivo es facilitar la inserción laboral de jóvenes en sectores estratégicos y en crecimiento, como el del desarrollo de videojuegos
*Fundación SES