En medio de la catástrofe provocada por las inundaciones en Bahía Blanca, un comercio de la ciudad sufrió un saqueo que dejó pérdidas materiales y una gran incertidumbre para su dueño, Javier. En una entrevista con A24, relató la secuencia de los hechos y el impacto del episodio.
"Bahía es una ciudad con una estructura geográfica particular. Esa zona es el puerto, la parte más baja, y el agua llega desde toda la parte norte de la ciudad", explicó Javier. Aunque al principio el agua no afectó directamente el comercio, "sobre la tarde-noche llegó toda el agua del resto de Bahía y estaba totalmente imposible ingresar".
Ante la emergencia, la cadena de autoservicios que maneja Javier, con nueve locales en la ciudad, decidió cerrar. "Siete y media de la mañana me llama el supervisor y me dice: 'Mirá, no hay colectivo, no vamos a abrir'. Listo, perfecto. Avisamos a todos y nos quedamos tranquilos". Sin embargo, la calma duró poco.
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"Veía pasar gente con carros llenos de mercadería"
El sábado a las dos de la tarde, la encargada del local lo llamó llorando. "Me dice que, entrando al pueblo, veía pasar gente con carros de nuestro local llenos de mercadería. Obviamente, era una situación... nunca había sentido una sensación así", narró el comerciante.
"Siempre le tuve miedo a los saqueos, pero en Bahía nunca había habido saqueos. Ni siquiera en la crisis de 2001", agregó.
Javier descartó que la acción haya sido motivada por la necesidad. "A menos de un día de la inundación, nadie puede estar desesperado como para ir a robar así porque no tiene para comer". Según explicó, "los organismos municipales y provinciales habían destinado lugares con comida dentro de la misma localidad".
"No era por hambre"
"Si ves el video, te impacta. Toda la góndola de agua, jugos y gaseosas está prácticamente intacta. En cambio, en la parte de bebidas alcohólicas, whisky y Fernet, no quedó nada. También se llevaron la caja fuerte, cortadora de fiambre, computadoras y hasta las gavetas de las cajas", lamentó.
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Cuando Javier logró llegar al local, se encontró con un panorama desolador. "No me dejaron pasar con la camioneta, así que entré solo con dos bomberos y un amigo. Adentro había cinco personas saqueando. Tuvimos un pequeño enfrentamiento, los sacamos y nos quedamos haciendo guardia en el agua hasta la noche".
El comerciante cuestionó la respuesta de las autoridades. "Recurrir a la policía era en vano. Se perdieron dieciséis patrulleros, estaba todo desquiciado. Después llegaron fuerzas de la provincia y la Nación, pero ya era tarde".
La incertidumbre ahora pesa sobre el futuro del negocio. "En ese local trabajan doce personas. Es imposible reponerlo inmediatamente. Estamos abocados a otras sucursales que se inundaron, pero la sensación es muy fea".
"La lluvia fue una catástrofe tremenda, dolorosa, pero la aceptás y te ponés a trabajar. Pero esto... ¿Cómo se vuelve? ¿Cómo vuelvo a abrir? ¿Cómo vuelvo a confiar?", concluyó el comerciante.
NG/ff