El bar El Modelo está en la esquina de Doblas y Santander desde 1908, el mismo año de fundación de San Lorenzo de Almagro, el club con el que forjó su identidad a lo largo de más de un siglo en ese barrio, en el difuso límite entre Boedo y Parque Chacabuco.
Insólitamente, a pesar de su larga historia, no tiene ninguna protección por parte del Gobierno de la Ciudad, y en estos días los vecinos alertaron que pronto podría demolerse: en su lugar quieren construir un edificio de cuatro pisos que rompería con la fisonomía de un barrio de casas bajas.
Esto ocurre mientras en las audiencias públicas de los últimos días miles de porteños y porteñas, y distintas organizaciones, advierten sobre la gentrificación permanente y promueven ideas para el nuevo Código Urbanístico de la Ciudad, que busca “preservar la identidad de cada barrio” (Jorge Macri dixit), orientar la construcción de nuevos edificios en las avenidas y limitar la altura en las calles interiores. Nada de eso ocurre en este caso.
Por el contrario, el render diseñado y publicitado por la inmobiliaria Merella contrasta con las casas bajas, la tranquilidad y el cielo abierto que caracteriza a esta zona de Buenos Aires.
De acuerdo a lo que pudo averiguar PERFIL, la desarrolladora pagaría 280 mil dólares por la esquina, a la que llama “terreno” a pesar de sus 116 años de historia. “Estoy resignado. Voy a valorar el bar hasta el último instante. Voy a tocar hasta que el barco se hunda, como los músicos del Titanic”, dice Luciano, actual encargado del bar y parte de la familia dueña de la propiedad.
Cuando abrió, a principios del siglo XX, El Modelo era un almacén de ramos generales. Se transformó en bar en la década del 50, durante el apogeo del Gasómetro de avenida La Plata, cuando además de fútbol ahí se organizaban carnavales —“el carnaval mayor de Buenos Aires”— y veladas de boxeo. El Modelo era una de las paradas obligadas de hinchas azulgranas. Ahora, luego de que se conociera la noticia de su supuesta venta, dirigentes del oficialismo y de la oposición de San Lorenzo exhibieron su preocupación por esta iniciativa.
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A pesar de su evidente valor cultural, social e histórico, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales —un órgano cada vez más cuestionado por habilitar demoliciones de edificios identitarios— nunca lo protegieron. Incluso, en 2013, el Gobierno porteño incluyó a ese bar dentro del programa Fichas de Observación de Campo Profundizadas. Allí, una funcionaria fue a visitar y a estudiar cómo funcionaba el bar y cuál era el vínculo con el barrio y la comunidad.
En esa ficha, quedó plasmado su indisoluble vínculo con San Lorenzo y el Gasómetro, cuyo terreno —ahora recuperado— está a solo dos cuadras. “El bar quedó como último bastión de una serie de bares y pizzerías que vivían del movimiento dado por el club”, escribieron. Y agregó: “Cuando San Lorenzo se mudó al Bajo Flores, esos bares empezaron a decaer. El Modelo quedó como muestra del esplendor que tuvo la zona”. En los últimos años, El Modelo resurgió a través de shows musicales y el furor por el vermú.
Con vaivenes propios de las crisis económicas propias y ajenas, San Lorenzo planea volver a tener su estadio en avenida La Plata en el mediano plazo. Quizás, ahora, la gesta de volver a Boedo tenga que incluir salvar a este bar, que remite a los buenos viejos tiempos de la Argentina, de Buenos Aires y del club.
