SOCIEDAD
Un problema de salud pública

Muerte súbita: la patología cardíaca que en la Argentina se cobra una vida cada quince minutos

La muerte súbita, que en Argentina registra alrededor de 45 mil casos por año, sigue siendo uno de los mayores retos de la cardiología. El caso del recién fallecido futbolista Juan Izquierdo, en pleno partido, también expone las deficiencias sociales para dar respuestas a estos eventos. Es que para disminuir las muertes, los expertos destacan que es clave enseñar RCP a todas las personas y facilitar el acceso rápido a desfibriladores automáticos, de forma de mejorar sustancialmente las chances de supervivencia del afectado. ¿Cuáles son los controles médicos indispensables antes de comenzar a hacer deporte?

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Diferencia. Juan Izquierdo no fue asistido con un desfibrilador (DEA), al menos hasta llegar a la ambulancia. Por cada minuto sin atención sus posibilidades de recuperación disminuyen un 10%. | cedoc

En Argentina la muerte súbita es algo altamente común: se calcula que ocurre un caso de este tipo cada 15 minutos. Esto suma 45 mil muertes al año, que transcurren sin razones aparentes, usualmente en forma inesperada y rápida. 

El ejemplo más reciente es el del jugador uruguayo Juan Izquierdo, que falleció en Brasil esta semana, tras desvanecerse en pleno partido. El futbolista de Nacional tuvo una muerte súbita, logró ser reanimado y llegó vivo al hospital, pero falleció un par de días más tarde.  

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“La muerte súbita probablemente sea hoy el desafío más importante que enfrenta la cardiología moderna. No solo por la gran cantidad de muertes que ocasiona –representa la mitad de las muertes cardiovasculares y el 25% del total de las muertes en adultos–, sino también por el enorme impacto social que provoca”, le resumió a PERFIL el doctor Mario Fitz Maurice, director de Comunicación Científica de la Sociedad Argentina de Cardiología. Y agregó: “Sabemos que es un problema de salud pública a nivel mundial. La razón es que solo en los países de Occidente se registran entre 450 y 500 mil decesos de este tipo cada año, lo que representa aproximadamente un evento de esta clase por minuto”.

Los médicos entienden que la “muerte súbita” es aquella que ocurre de manera inesperada dentro de la primera hora desde el inicio de los síntomas o –si se produce en ausencia de testigos– cuando el fallecido ha sido visto en buenas condiciones menos de 24 horas antes del deceso. Suele asociarse a personas aparentemente sanas y casi sin ningún síntoma previo. “En otras palabras, el paciente se encuentra bien en un momento y agonizando unos instantes más tarde”, detalló Fitz Maurice, que dirige el Instituto Nacional de Arritmias (Inadea). Y completó: “Es un fenómeno natural, inesperado y rápido que provoca un cuadro de inestabilidad eléctrica cardíaca que lleva a una arritmia letal”.

Además, para completar el panorama, los expertos recuerdan que la muerte súbita tiene dos picos de mayor incidencia a diferentes edades: “La primera se da durante la infancia y suele estar vinculada a patologías congénitas. Y después los casos crecen en hombres, a partir de los 45 años, cuando la enfermedad coronaria empieza a ser más prevalente. Entre las mujeres, en cambio, eso se registra una década más tarde”, detalló Fernando Scazzuso, jefe de Electrofisiología y Arritmias en el Instituto Cardiovascular Buenos Aires (ICBA).

RCP: una maniobra vital

¡Por qué el tiempo de respuesta es esencial para resolver positivamente estas situaciones? Simple: si se inicia la resucitación cardiopulmonar (RCP), en forma inmediata y se puede hacer uso de un desfibrilador externo automático (DEA), es posible darle vuelta al mal pronóstico del afectado. 

“Si la persona es asistida en el primer minuto del evento, en entre el 70 y el 80% de los casos podrá llegar con vida a un centro asistencial. Pero con la demora adicional hasta el inicio de las maniobras de RCP esas chances disminuyen al menos un 10% por cada minuto de atraso”, explicó la doctora Ana Salvati, presidenta de la Fundación Cardiológica Argentina. “Si hacemos las cuentas, es fácil comprender que al cabo de apenas 10 minutos las posibilidades de salvar a la persona son cercanas a cero. Pero, además, a partir de los tres minutos de ocurrido el paro cardíaco, la falta de aporte de oxígeno al cerebro le provoca un daño neurológico irreversible, si la víctima no fue asistida con las compresiones torácicas indicadas para mantener la circulación de la sangre (RCP) y que el cerebro siga oxigenándose”.

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Los expertos recuerdan que es importante considerar que la mayoría de los casos de muerte súbita –alrededor del 70% de los eventos registrados de este tipo– ocurren fuera de los espacios médicos. Pasa en la calle, clubes, canchitas, eventos, en un shopping o en un aeropuerto. Y los primeros “respondedores” ante estas situaciones suelen ser personas no relacionadas con el sistema de salud. “Por este motivo es fundamental que como sociedad sepamos cómo se hace RCP y cómo usar un DEA”, aseguró Teresa García Botta, cardióloga y deportóloga. “La atención que reciba la víctima de una muerte súbita en los primeros minutos del ataque es fundamental para su supervivencia y también para disminuir las secuelas a largo plazo”, indicó.

La experta remarcó otro punto relacionado con la actualidad: el miedo que se tiene en relación con la muerte súbita y el deporte. “Sabemos bien que la práctica regular de actividad física promueve hábitos de vida saludable”, cerró García Botta. “Pero es cierto que la actividad de alta intensidad requiere una preparación y un entrenamiento que no solo implica hacer actividad en forma planificada, sino también cumplir todos los controles médicos en forma periódica”.

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¿Y dónde está el desfibrilador?

”Si bien analizar a la distancia un episodio de tanta gravedad como este es muy pero muy difícil, lo que surge ante una muerte súbita de un joven deportista son un montón de preguntas”, detalló Fitz Maurice. “Me pregunto si la Confederación Sudamericana de Fútbol tiene protocolos de cardioprotección. La FIFA, ya en el año 2003, cuando fue el episodio de muerte súbita del jugador camerunés Marc-Vivien Foé, implantó sus protocolos de cardioprotección. Y, de hecho, vimos cómo -en 2021– eso salvó a Christian Eriksen en menos de cuatro minutos. Aquí la situación parece haber sido bastante diferente”.

El experto aseguró que “es muy importante que los propios jugadores y los árbitros también sepan hacer RCP y eso permite ganar minutos ante este tipo de eventos inesperados”.

Y culminó recordando que “cuando nosotros vamos a algún espectáculo masivo, deportivo o cultural, ¿vemos carteles indicando dónde están los desfibriladores? Eso tendría que estar tan destacado como los carteles que indiquen la salida de incendios. Es que si yo pierdo tres o cuatro minutos buscando el desfibrilador, tenemos un 40% menos de chances de que el afectado llegue con vida al hospital. “Cardioproteger no es solo poner un desfibrilador. es analizar el lugar, señalizar, enseñar su uso y capacitar a la gente en RCP”, culminó.

 

Los controles imprescindibles

¿Qué controles  médicos hay que hacerse antes de practicar un deporte? Usualmente, lo que se solicita en los  clubes, gimnasios y centros deportivos para comentar la actividad es obtener un apto físico. Este control es diferente del chequeo anual. El apto físico suele concentrarse en estudios específicos. Comienza con una evaluación clínica donde un cardiólogo o deportólogo hace una serie de preguntas buscando posibles factores de riesgo. Y luego sigue con un examen físico-cardiovascular, presión arterial, etc. Se hace después un electrocardiograma para detectar alteraciones, arritmias, etc. Y se pasa a la ergometría (prueba de esfuerzo físico), buscando entender la respuesta del corazón a un esfuerzo. En ciertos casos (deportistas de alto rendimiento, pacientes con alguna patología) se complementa con  un ecodoppler cardíaco que permite analizar la circulación de la sangre y el estado de los vasos sanguíneos. La vigencia del resultado es de un año, tras el cual debe repetirse. Muchas obras sociales y prepagas lo cubren por entero.