“Puán 3754, Caseros”, decía el último mensaje escrito que le dejó Araceli Ramos a su mamá. Iba a una entrevista de trabajo. Ella no lo sabía. Pero todo era parte de un engaño. De un plan siniestro. Allí se habría encontrado con Walter Vinader, quien la habría obligado a grabar un video. Hoy esa casa está deshabitada.
La dueña también desapareció. Aída Amoroso vivió en ese lugar “desde siempre”. En el último tiempo compartía el espacio con su hijo Emilio, pero éste falleció hace unos meses. Walter Vinader cuidaba a ambos. “Todos los días iba a la casa de mi abuela cuando salía del trabajo. Tenían mucha confianza en él y hasta le habían firmado un poder para que él pudiese hacer todo”, recuerda a PERFIL Solange, la nieta de la mujer. Tanto Emilio como el ex perfecto se conocieron en la cárcel. Allí entablaron una aparente amistad que continuó tras la liberación.
La casa de Puán podría ser una más del barrio de Caseros pero hace once días, con la desaparición de Araceli, pasó a convertirse en un atractivo para curiosos que pasan y se detienen a mirarla. Los vecinos cuentan que, tras la muerte del hijo, a la dueña de casa se fue. Desde entonces se encuentra desaparecida. Sin embargo, los investigadores sospechan que podría tratarse de una nueva víctima de Vinader. “El la trataba como una madre, era muy amoroso. Mi abuela lo esperaba contenta porque le decía que le iba a llevar una torta de chocolate”, recuerda la nieta.
En esa misma casa, los investigadores sospechan que se habría filmado el video en el que aparece Araceli, y en el que habla del asesinato de Verónica Fernández y sus supuestos responsables. Todo sería parte de un plan macabro ideado por Vinader para vengarse de una ex pareja