Desde que a fines de diciembre pasado se detectó el primer gran foco de incendio de la temporada hasta ahora, se incendiaron al menos 25 mil hectáreas de bosques en diferentes localidades patagónicas.
Incluso uno de los incendios del Parque Nahuel Huapi ya cumplió cuarenta días sin poder ser contenido.
Hernán Giardini, coordinador de la Campaña de Bosques de la ONG Greenpeace Argentina, hizo un conteo rápido: 5 mil hectáreas se quemaron en el Parque Lanin, 10.700 hectáreas en el Parque Nahuel Huapi, 2.913 en El Bolsón y 3.530 en Epuyén. A esto se le suman otras 3.200 en la zona de Atilio Viglione, en Chubut, y unas 40 en El Pedregoso.
De todos modos, la situación es fluctuante y la sequía y los vientos facilitan la expansión de nuevos focos aún más rápidamente de lo que se logra contenerlos por parte de los brigadistas y guardaparques.
Además, hay un ir y venir contradictorio a la hora de atribuir responsabilidades. Varios de los detenidos por supuesta vinculación con los inicios de nuevos focos ígneos luego fueron liberados y no se pudo probar culpabilidad. De hecho, algunos vecinos afirman que los detenidos eran brigadistas voluntarios y que el combustible que llevaban era para ser usado en las motosierras y otros equipos que se utilizan para combatir el fuego.
Los datos de fuego en la temporada 2024-2025 indican que la situación es cada vez peor: Greenpeace elaboró un informe en el que calculó que, desde octubre de 2023 a marzo de 2024 se incendiaron 7.747 hectáreas de bosques. Eso significa que en esta temporada la superficie de árboles y arbusos afectados al menos se triplicó.
Por otra parte, desde 1998 hasta 2024 la pérdida de bosques nativos fue inmensa: se calcula que se evaporaron por diversas razones al menos 7 millones de hectáreas, la superficie completa de una provincia “media”.
Además de la pérdida de biomasa, el fuego también afecta al resto del ambiente. Por ejemplo, el bioma patagónico es hogar de especies animales, algunas incluso en peligro de extinción. Allí habitan huemules, huillines, carpinteros gigantes, pumas y otras especies endémicas.
El fuego no es el único problema del bosque. En otras zonas y provincias la amenaza toma la forma de topadoras que lo destruyen para luego destinar esas tierras a cultivos como la soja.
Por estas razones, entidades como Greenpeace proponen que se reforme el Código Penal y que tanto los desmontes ilegales colo los e incendios forestales provocados se asocien con penas de prisión.