SOCIEDAD
L' Osservatore Romano

El papa Francisco abogó por la distribución de ingresos y la mejora de sus condiciones de vida

Este número especial del L´Osservatore Romano en español está íntegramente dedicado a la última semana en el 45º viaje del Papa Francisco en Asia, el más extenso de su pontificado. 

Papa Francisco en el Estadio Nacional de Singapur el 12 de septiembre de 2024
Fieles católicos esperan el inicio de la santa misa presidida por el Papa Francisco en el Estadio Nacional de Singapur el 12 de septiembre de 2024. | AFP

El sábado 7 de septiembre, el Papa Francisco pronunció su primer discurso en Papúa Nueva Guinea. Lo hizo tras una visita de cortesía al Gobernador General en la Casa de Gobierno de Port Moresby, durante un encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, celebrado en el Apec (Asia-Pacific Economic Cooperation) Haus, el principal centro de conferencias de la capital.

Se publica con esta edición el texto del discurso del Pontífice tras el saludo que le dirigió el Gobernador General de Papúa Nueva Guinea. En el mismo, el Papa Bergoglio expresó: “Así pues, vuestro país, además de islas y lenguas, también es rico en recursos de la tierra y de las aguas. Estos bienes están destinados por Dios a toda la colectividad y, aunque para su explotación sea necesario recurrir a competencias más amplias y a grandes empresas internacionales, es justo que se tenga debidamente en cuenta en la distribución de los ingresos y la utilización de la mano de obra las necesidades de las poblaciones locales, de manera que se produzca una mejora efectiva de sus condiciones de vida. Esta riqueza ambiental y cultural representa, al mismo tiempo, una gran responsabilidad, porque compromete a todos, gobernantes y ciudadanos juntos, a favorecer todas las iniciativas oportunas para valorizar los recursos naturales y los recursos humanos, de tal modo que se pueda dar vida a un desarrollo sostenible y equitativo, que promueva el bienestar de todos, sin excluir a nadie, a través de programas concretamente ejecutables y mediante la cooperación internacional, en un marco de respeto recíproco y con acuerdos beneficiosos para todos”.

En la tarde, después de abandonar la nunciatura apostólica, el Santo Padre se dirigió en coche a la Escuela Secundaria Técnica Caritas de Port Moresby para encontrarse con los niños y jóvenes asistidos por el “Street Ministry”, una organización no gubernamental para niños de la calle establecida por la arquidiócesis, y “C allan Services”, la red de servicios para personas con discapacidad de Hermanos cristianos.

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Después de la bienvenida del cardenal arzobispo John Ribat, el Papa Francisco respondió a las preguntas que le hicieron dos niños vestidos con trajes tradicionales indígenas, para luego dirigirles las palabras que se incluyen en esta edición.

El Papa les dijo “Uno de ellos me ha preguntado: “¿Por qué no soy como los demás?”. En verdad, la única respuesta que encuentro a esta pregunta es: “porque ninguno de nosotros es como los demás, porque todos somos únicos delante de Dios”. Por eso, no sólo reafirmó que “hay esperanza para todos” —como se ha dicho— sino que agregó también que cada uno de nosotros tiene un papel y una misión en el mundo que nadie más puede llevar a cabo, y aunque esto trae consigo penurias, al mismo tiempo produce mucha alegría, de un modo distinto para cada uno.La paz y el gozo son para todos. Ciertamente todos tenemos límites, hay cosas que sabemos hacer mejor y otras que en cambio nos cuestan o que no somos capaces de hacer nunca, sin embargo, esto no determina nuestra felicidad. Es más bien el amor que ponemos en todo lo que hacemos, damos o recibimos. Dar amor, siempre, acoger con los brazos abiertos el amor que recibimos de las personas que nos quieren. Esto es lo más bonito y lo más importante de nuestra vida, en cualquier condición y para cualquier persona, incluso para el Papa, ¿lo sabían? Nuestra alegría no depende de nada más, nuestra alegría depende del amor. Y esto nos lleva a la otra pregunta: “¿Cómo podemos hacer más hermoso y feliz nuestro mundo?”. Desde luego que con la misma “receta ”, aprendiendo día a día a amar a Dios y a los demás con todo el corazón y procurando aprender —incluso en la escuela— todo lo que podamos, para así hacerlo de la mejor manera, estudiando y esforzándonos al máximo en cada oportunidad que se nos presenta para crecer, mejorar y perfeccionar nuestros talentos y capacidades”.

El Papa cada vez más lejos de Milei

La tarde del lunes 9 de septiembre, desde el aeropuerto de Díli, el Papa llegó en coche a la nunciatura apostólica de su residencia en Timor Oriental, desde donde -tras una breve pausa- se dirigió, siempre en coche, al cercano Palacio Presidencial para asistir a la ceremonia de bienvenida en el país asiático y la visita al jefe de Estado.

Al final, en el “Salão China” del mismo complejo, tuvo lugar el primer encuentro público de esta tercera etapa del viaje internacional del Pontífice, con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático. Tras el saludo que le dirigió el presidente José Ramos- Horta, el obispo de Roma pronunció en español el discurso que se incluye en forma completa y oficial con este ejemplar.

El Papa argentino manifestó que “Ustedes mantuvieron firme su esperanza incluso en medio de la aflicción y, gracias al carácter de vuestro pueblo y a vuestra fe, transformaron el dolor en gozo. Ojalá que también en otras situaciones de conflicto, en diversas partes del mundo, prevalezca el deseo de la paz, porque la unidad es superior al conflicto, siempre —la paz de la unidad es superior al conflicto—. Y para esto también se requiere una cierta purificación de la memoria, para sanar heridas, combatir el odio con la reconciliación y la confrontación con la colaboración. Es lindo hablar de “la política de la mano tendida”, que es muy sabia, no es tonta, ¡no! Porque cuando la mano tendida se ve traicionada, sabe pelear, sabe llevar adelante las cosas. También es un motivo de reconocimiento y gratitud que, con ocasión del vigésimo aniversario de la independencia del país, hayan incorporado como documento nacional la Declaración sobre la Fraternidad Humana —cosa que agradezco, señor Presidente—, que firmé junto al Gran Imán de Al-Azhar, en Abu Dabi. Y, tal como lo pide la misma Declaración, lo han hecho para que pueda adaptarse e incorporarse en el plan de estudios de las escuelas, que es fundamental”.

Tras concluir la visita a los niños con discapacidad atendidos en la casa "Irmãs Alma" de Dili, la mañana del martes 10 de septiembre, el Papa Francisco se dirigió en coche hacia la cercana Catedral de la Inmaculada Concepción para reunirse con los obispos, los sacerdotes, diáconos, consagrados y consagradas, seminaristas y catequistas de Timor Oriental. Después del saludo que le dirigió el presidente de la Conferencia Episcopal nacional y los testimonios de una monja, un sacerdote y un anciano catequista, el Pontífice pronunció el discurso que se publica con esta edición del periódico vaticano en español. En la misma, Francisco dijo, entre otras consideraciones lo siguiente: “Yo también vengo de los confines del mundo, pero ustedes más que yo. Y me gusta decir: precisamente porque está en los confines del mundo, se encuentra en el centro del Evangelio. Y esta es una paradoja que tenemos que aprender: en el Evangelio, los confines son el centro y una Iglesia que no tiene capacidad de confines y que se esconde en el centro es una Iglesia muy enferma. En vez, cuando una Iglesia piensa afuera, envía misioneros, se mete en esos confines que son el centro, el centro de la Iglesia. Gracias por estar en los confines. Porque sabemos bien que en el corazón de Cristo las periferias de la existencia se encuentran en el centro. El Evangelio está poblado de personas que se hallan en los márgenes, en los confines, pero que son convocados por Jesús y se vuelven protagonistas de la esperanza que Él nos vino a traer”.