SOCIEDAD
RETO FÍSICO

El influencer Gero Arias juntó miles en el Obelisco por el Año Nuevo: por qué terminó con las manos sangrantes

Fue en la tarde del último día del año y con casi 30 grados de temperatura. Gero Arias batió un récord y el público celebró como si un equipo de fútbol hubiera salido campeón.

Las manos de Gero Arias tras batir el record de 366 dominadas en el Obelisco
Las manos de Gero Arias tras batir el record de 366 dominadas en el Obelisco | Instagram

"No tiene ningún tipo de sentido", declaró Gero Arias al llegar al Obelisco, donde una multitud lo esperaba ansiosa. La escena parecía salida de un relato delirante: el joven de 20 años, influencer con millones de seguidores en las redes sociales, estaba a punto de cerrar su particular desafío del año. La meta: realizar 366 dominadas, ese ejercicio que exige colgarse de una barra, sin bajar en ningún momento.

Desde el 1° de enero, Arias había hecho una dominada por cada día del calendario. Pero este martes no solo era el final de la cuenta, sino también el clímax de un evento que desbordaba las fronteras de la lógica. Justamente, la fecha no ayudaba a dimensionar el fenómeno: 31 de diciembre, por la tarde, bajo un calor aplastante cercano a los 30 grados. Y, sin embargo, la cantidad de fans que lo rodeaban era impresionante.

La vida es surreal”, insistía Arias, mientras pasaban las 17:30, cuarenta minutos después de la hora convocada. En un improvisado escenario montado sobre un puesto de la Policía de la Ciudad, en la intersección de Diagonal Norte y 9 de Julio, el joven se preparaba para lo que ya era un espectáculo mediático. La gente vivaba y festejaba con una intensidad que desafiaba toda explicación.

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Este era el acto final de una gira mundial que había llevado a Gero por varios países, siempre reuniendo multitudes con sus dominadas. Su impacto había sido tal que, según se comenta, muchos jóvenes adoptaron esta práctica como un estilo de vida. Tener las palmas llenas de callos, en este universo, parece haberse convertido en un distintivo de orgullo.

El intento de 2024 no era el primero para Arias. El año anterior, había intentado exactamente lo mismo, pero sucumbió en el día 280. Las manos, destrozadas por el esfuerzo, lo obligaron a detenerse. Esta vez, sin embargo, todo apuntaba a un desenlace distinto. Y así fue como, a las 17:49, el joven se quitó la remera, porque el espectáculo siempre tiene su guión, y comenzó.

Gero Arias

Las primeras 30 dominadas llegaron con la facilidad de quien conoce su oficio. Luego, descansó colgado de un solo brazo, como si quisiera demostrar que no solo tiene fuerza, sino también estilo. Continuó con otras 20, luego 10 más, y así sucesivamente. Cada tanda despertaba la ovación de un público que, al parecer, veía en cada movimiento algo digno de celebración.

La transmisión en vivo del record de Gero Arias

El streaming del evento no se quedaba atrás. Más de 370.000 personas seguían la transmisión en vivo, un número que habría sido impensado hace algunos años para algo tan específico como ver a alguien colgarse de una barra. A las 18:09, el contador marcaba 210 dominadas. Las manos de Gero ya comenzaban a sangrar, y su rostro reflejaba un sufrimiento que ni las cámaras podían disimular.

A las 18:18, el joven superó su propio récord de 2023, al alcanzar las 290 dominadas. La multitud respondió con una lluvia de aplausos. Como si fuera un atleta olímpico, Arias se tomó un breve descanso colgado de un brazo, mientras la barra metálica parecía ser el único testigo inmune al drama humano que se desarrollaba a su alrededor.

Cuando el reloj marcó las 18:20, faltaban apenas 56 dominadas para alcanzar la meta. En el aire, la expectativa era palpable. El joven elongó mientras los gritos de "¡Sí, se puede!" se multiplicaban entre los asistentes. La atmósfera ya tenía más de epopeya que de reto físico.

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A las 18:24, Gero alcanzó las 350 dominadas. Cada movimiento parecía acercarlo a una especie de gloria reservada para los héroes contemporáneos de las redes sociales. Un minuto después, finalmente, llegó al objetivo: 366 dominadas. El público estalló en gritos y aplausos, como si un equipo de fútbol hubiera ganado un campeonato.

Con las manos destrozadas, el joven lloró. Su familia lo abrazó, y las fotos de sus heridas no tardaron en aparecer en su cuenta de Instagram. La multitud comenzó a desconcentrarse, mientras el Obelisco volvía lentamente a su rutina.

 

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