Considerada una de las postales más representativas y significativas de la Ciudad de Buenos Aires, la torre “el Rulero”, en realidad, el Edificio Prourban, celebró la semana pasada los 40 años de su construcción.
Para conmemorar las cuatro décadas de su inauguración, se realizó una muestra fotográfica inédita en la que se muestra el proceso de construcción y las intervenciones más recientes que han permitido a este edificio mantener su relevancia como ícono de la arquitectura porteña.
El Rulero, tal como se lo conoce popularmente, se encuentra ubicado sobre el extremo norte de la Avenida 9 de Julio, en la esquina de Av. Del Libertador y Carlos Pellegrini, y se caracteriza por ser un edificio de oficinas de 30 pisos (más de 100 metros de altura) con perímetro libre que se destaca por su morfología cilíndrica y sólida. Según sus especificaciones, se alza con su planta circular y su estructura de tubo calado corona la extensión de la icónica Avenida 9 de Julio.
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La idea de su construcción se remonta a 1978, cuando el estudio de arquitectura de Flora Manteola, Javier Sánchez Gómez, Josefina Santos, Justo Solsona y Rafael Viñoly (MSGSSV) junto al arquitecto asociado Carlos Sallaberry comenzaron a idear el proyecto para el Edificio Prourban que, con el correr de los años, se convirtió en uno de los más emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires y sería apodado popularmente como “el Rulero”.
Desde el momento de su inauguración, en 1984, la torre se posicionó como un referente de la arquitectura moderna, adaptándose a los tiempos y a las necesidades cambiantes de la ciudad y sus habitantes. Desde 2019 el edificio es gerenciado por la firma Waves in Movement.
La muestra invitó a los asistentes del evento a realizar un fascinante viaje visual que no solo incluyó imágenes inéditas sobre su construcción original, sino también un recorrido interactivo por el lobby que fue recientemente renovado. En este sentido, los visitantes pudieron apreciar en vivo las distintas intervenciones que se realizaron en el lugar y que han preservado la esencia de la torre, sin perder de vista las demandas del presente.
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En este sentido, la gerenciadora destacó los avances realizados en los últimos años para modernizar la torre, tales como la renovación del sistema de climatización, la modernización de los ascensores, la restauración de la fachada y la mejora integral de los espacios comunes, como el lobby y las áreas circundantes.
También se presentó un proyecto para 2025 que propone la creación de un nuevo espacio verde en los alrededores de la torre. Este surgió de un concurso liderado por la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) que tiene por objetivo aprovechar los jardines del edificio, garantizando así un mayor uso y disfrute de este espacio por parte de los usuarios, que va en línea con las nuevas demandas urbanísticas y laborales actuales.