Una de las series nacionales de alto rating y candidatas a premios en el 2025 es la reciente “El Mejor Infarto de Mi Vida”, basada en el excelente texto de Hernán Casciari, que se puede ver en la plataforma Disney+. El relato, basado en una situación autobiográfica real que atravesó el autor en 2015, es ideal para disfrutar de una ficción que mezcla de la mejor manera la comedia y el drama. Pero es también un gran compendio de ideas para evitar, o morigerar, una triste realidad: cada mes -en Argentina- se registran unos 3000 infartos, de los cuales el 25 % terminan en fallecimiento. Muchos, muchísimos, serían evitables haciendo una prevención muy simple.
“La serie me pareció buena y es divertida. Además, está basada en hechos reales. Pero lo cierto es que -en algún punto- también aparece romantizada una patología grave”, le explicó a PERFIL el cardiólogo Mario Fitz Maurice, director del Instituto Nacional de Arritmias (Inadea). Una situación que, además, es prevenible. Y el experto, que también es director de Comunicación Científica de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), recordó que “lo cierto es no hay un infarto ‘bueno’. Siempre son malos”.
Lunes de infarto: por qué los paros cardíacos son más frecuentes a comienzo de semana
De hecho, en nuestro país -y en el mundo- la enfermedad cardiovascular (ECV) es la primera causa de muerte. Según datos publicados por la Dirección de Estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, la ECV es la responsable del 28% de todas las muertes en la Argentina, ya que prácticamente una de cada tres personas fallece por esta causa.
De toda la “familia” de padecimientos cardiovasculares, los que los cardiólogos ‘ven’ con mayor frecuencia son los infartos agudos de miocardio: “tenemos un completo registro médico de esta temática y de allí surge que, cada año, en nuestro país registramos alrededor de cincuenta mil infartos”, contó el doctor Gerardo Zapata, expresidente de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).
Fitz Maurice le recordó a PERFIL que “si bien lo que le pasó a Casciari en Uruguay fue real, las estadísticas advierten que es casi un milagro como terminó; porque sabemos que casi 1 de cada 4 infartos termina en una muerte súbita del paciente. Y los otros tres infartados -que sí llegan al hospital-, si no lo hacen rápido -como fue el caso que relata la serie- pueden quedar con consecuencias severas para su salud”.
Muerte súbita: la patología cardíaca que en la Argentina se cobra una vida cada quince minutos
Si al ocurrir un infarto el paciente es trasladado velozmente a una institución médica, los profesionales pueden lograr destapar rápido esa arteria ocluida y evitar que mueran células del corazón.
“En concreto, si el paciente llega al hospital con dolor de pecho y la arteria es destapada dentro de los primeros 90 minutos de esta situación, la persona tiene altas chances de recuperarse sin tener secuelas”, explicó el experto. “Pero muchas veces sí quedan secuelas. Desde una insuficiencia cardíaca a la necesidad de recibir un marcapasos. O, tras recuperarse, tener que tomar medicación cardiológica de por vida”.
Diez claves para entender cuándo y por qué acudir a un experto en corazón
¿Qué prevención? Más allá del divertimento que ofrece la serie de Disney, el director de Inadea propuso “mirar al protagonista y aprender de sus circunstancias". Ante todo vemos que se trata de un personaje repleto de excesos: es sedentario, fuma, toma alcohol en cantidad, está muy excedido de peso, posiblemente sea hipertenso. O sea, acumula muchos factores de riesgo que podría modificar. Más que ‘el mejor infarto’, es la ‘peor prevención’ de su vida”.
Fitz Maurice detalló que la serie de TV puede ayudarnos a explicar cuáles son los factores a los que prestar atención y modificarlos a tiempo. Por ejemplo, la presión alta -que padece casi la mitad de la población argentina mayor de 40 años sin siquiera saberlo-, el colesterol, la diabetes, el tabaquismo y la obesidad a lo que se suma el sedentarismo. “Todos, solos y combinados, aumentan mucho el riesgo de sufrir un evento cardíaco mayor.
Uno de los puntos más actuales es la indicación de actividad física. Un reciente estudio publicado en la revista científica Journal of American College of Cardiology, encontró que ya no alcanza con ir al gimnasio un par de veces por semana. “Eso es mejor que nada, pero hoy sabemos que el comportamiento sedentario constituye un factor de riesgo independiente para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, y eso pasa también en personas que cumplen con los niveles recomendados de actividad física moderada a vigorosa”, advirtió el cardiólogo. Y detalló: “básicamente, no solo hay que promover alcanzar los 150 minutos de ejercicio semanal, sino también cortar con los largos períodos de inactividad física a lo largo del día, típicos del home office”.
En otras palabras, el riesgo de insuficiencia cardiaca y mortalidad cardiovascular mostró un aumento significativo cuando el tiempo “sedentario” excedió las 10,6 horas diarias. Por cada hora adicional por encima de este umbral, el riesgo de insuficiencia aumentó un 18% y el de mortalidad cardiovascular un 23%. Eso implica moverse también lo máximo posible en el día a día.
Finalmente, los expertos avisan que parte de la prevención es que la población esté capacitada para hacer maniobras de RCP; y que se cumpla con la ley, que rige desde 2017, que exige desfibriladores (DEAs) en los lugares públicos. “Con esa posibilidad, mucha más gente podría tener la oportunidad de llegar a una guardia y recuperarse, para que esos 50 mil infartos anuales sean muchos menos, y no dejen de ser la anécdota de una historia con final feliz”.
El tiempo no solo es "oro", sino también "músculo"
Cuando hay un episodio cardiovascular en proceso, tomar la decisión correcta puede ser la diferencia entre la vida y la muerte: se estima que el mayor beneficio de la atención médica se consigue en las tres primeras horas del evento. Por eso la importancia de ir a la guardia y no minimizar síntomas que pueden ser atribuidos a patologías menores. “Los cuadros que demandan más consultas por guardia son los síndromes coronarios (infarto de miocardio y angina inestable), arritmias e insuficiencia cardíaca, entre otros.
Dependiendo de la forma de presentación, todos estos pueden ser de alto riesgo y comprometer la vida”, dijo Martín Fasan, cardiólogo del Instituto Cardiovascular ICBA. Y agregó: “los infartos causados por la obstrucción de una coronaria demandan atención inmediata. En estos casos, se produce un coágulo en la arteria y se detiene el flujo sanguíneo poniendo en riesgo el músculo cardíaco”. Si no se recibe tratamiento en las primeras horas puede quedar una secuela importante, trayendo futuras complicaciones o causando la muerte. Por eso utilizamos la frase ‘el tiempo es músculo’”, explicó el especialista.
Según datos del Ministerio de Salud, en la Argentina solo una de cada 3 personas recibe el tratamiento fibrinolítico (aquellos con los que se disuelven los coágulos) en el tiempo recomendado y menos de la mitad es tratado con angioplastia.
El dolor mayormente vinculado con el infarto, detalla Fasan, es una presión en el centro del pecho que comúnmente se irradia hacia el cuello o al brazo izquierdo. Puede iniciarse en reposo o con el esfuerzo y puede tener minutos u horas de duración. “También puede manifestarse como una molestia en la boca del estómago, en la espalda o la mandíbula, como un ardor o como una puntada”, explicó.
Los síntomas que avisan
La incidencia de infartos es de 120 casos cada 100 mil habitantes y el 90% se produce fuera del ámbito hospitalario. Es importante recordar que, aunque el dolor en el pecho sea el síntoma más frecuente de un evento cardiovascular severo, no es el único. También pueden estar relacionados con enfermedades del corazón:
-
La sensación de falta de aire o dificultad respiratoria,
-
Las palpitaciones,
-
Los mareos o desmayos
-
La hinchazón de las piernas
“Un ardor en la boca del estómago muchas veces puede ser confundido con un cuadro de acidez o reflujo gastroesofágico. Sin embargo, estos síntomas también podrían tratarse de un infarto, por lo que la recomendación en estos casos es siempre consultar al médico. Particularmente en las mujeres, la forma de presentación de un síndrome coronario no siempre es con dolor en el pecho: puede manifestarse con sensación de falta de aire, mareos, náuseas, vómitos, palpitaciones o fatiga. Por lo tanto, estos síntomas no deben subestimarse”, detalla Fasan.