SOCIEDAD
cámaras de seguridad en domicilios

Cada vez más personas ‘espían’ y controlan a sus mascotas cuando quedan solas en sus hogares

Se trata de una tendencia que se viene dando desde la época de pandemia, cuando los dueños de las mascotas comenzaron a retornar a sus trabajos y los simpáticos “hijos de cuatro patas” quedaban solos. Si bien muchos comenzaron a instalarlas por cuestiones de seguridad, con el tiempo comenzaron a “ver qué hacían” los animalitos cuando sus dueños no estaban. Si bien las utilizan para ver, varios también las usan para “hablar” y calmar a las mascotas a la distancia, ya que pueden sufrir estados de ansiedad y estrés por estar solos. Cuáles son los mejores dispositivos que existen en el mercado.

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Mansos y tranquilos. Pumba, controlado desde las cámaras por sus dueños. Desde allí les hablan cuando ladran o hacen lío. | gza jellich /malvar

Si bien las cámaras en los hogares comenzaron a implementarse por cuestiones netamente de seguridad, con el correr de los años, y a partir del aumento de la presencia de las mascotas en los hogares, los dispositivos comenzaron a utilizarse para controlar, o simplemente espiar, a los perros y gatos cuando quedaban solos en sus hogares.

En este sentido, la cámara para mascotas no solo permite al dueño controlar en todo momento a su mascota, sino que también se supone que el dispositivo es una “compañía” para la mascota cuando queda sola, ya que puede sufrir episodios de ansiedad o estrés por estar separado de su dueño.

Un informe de la consultora Kantar, la tenencia de mascotas es una tendencia en crecimiento en Argentina, al punto que se los considera un integrante más de la familia. Una encuesta mostró que ocho de cada diez argentinos, al menos, poseen una mascota. En 2023, el 80% de los poseedores de mascotas tienen perros y el 53%, gatos.

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La Ciudad de Buenos Aires tiene una población de casi tres millones de habitantes, y según datos del Departamento de Sanidad y Protección Animal, hay entre 800 mil y un millón de perros y gatos, lo cual representa una mascota cada tres vecinos.

Atento a estos porcentajes, no resulta extraño pues que cada vez más personas recurran a estos dispositivos electrónicos para “espiar” el comportamiento de sus “hijitos de cuatro patas” o “peluditos”.

Entre las principales marcas de cámaras de seguridad figuran Hikvision, Dahua, Ezviz, Xiaomi, Axis y Samsung, por citar solo algunas de ellas.

“Notamos cada vez más la instalación de cámaras para poder acompañar a las mascotas durante el tiempo en que las personas pasan fuera de sus casas, tanto en el trabajo como de vacaciones. Es un mercado en crecimiento. Las utilizan más las personas que tienen perros”, aseguró a PERFIL Paola Rojas, responsable de Marketing de la firma Ezviz.

“Muchas personas sienten que con las cámaras acompañan a sus mascotas cuando están fuera de casa. Las cámaras tienen un sistema de comunicación que permite que el dueño de la mascota se comunique con ellos a la distancia”, agregó.

De cámaras y mascotas. Archie es un perrito de dos años y medio de raza Bichón frisé. Su dueño es Andrés Chirinos, conductor del noticiero de la señal de DirecTv. “Mi mascota pasa, al menos, unas cinco horas solo durante el día. Decidí instalar una cámara porque el lugar nuevo donde me mudé es mucho más grande que el anterior y ahí pensé que necesitaba echarle un ojo durante la jornada”, explicó el presentador televisivo. “Es una mascota muy tranquila, que no rompe nada ni corre por todos lados. Solo me ‘manipula’ cuando voy a trabajar”, agregó.

Consultado sobre cómo decidió instalar la cámara para “espiar” a Archie, Chirinos contó que “en medio del habitual bombardeo de algoritmos de Instagram con cosas para mascotas, un día aparecieron las cámaras y ahí me decidí. Era lo último que me faltaba”, concluyó,  entre risas, la charla con este diario.

Desde hace cuatro años, Florencia Malvar sumó a su núcleo familiar, compuesto por su marido Javier y sus hijos Lucas y Magalí, una nueva integrante: Kika. Una simpática Bóxer. “Decidimos instalar las cámaras para ver qué hacía Kika cuando retornamos a nuestros trabajos y los chicos a la escuela. De estar todos juntos en la pandemia, casi de un día para el otro se quedó sola. Quería ver cómo se manejaba, qué hacía, y la verdad fue que se portó mejor de lo que pensábamos. Solo nos robaba las medias o ladraba cuando escuchaba el ascensor y pensaba que entraba alguien de la familia. Ahí le hablaba un poco y se calmaba. En mi trabajo me cargan cuando le hablo a Kika. Mi hija también me pide no hablar con la perra cuando salimos de compras. Solo le hablo si está ladrando, si está inquieta con algo, o veo que agarró algo y yo no me doy cuenta qué es lo que agarró. Quizá no sea uno de sus juguetes que agarró algo, y ahí le hablo”, señaló, divertida, Florencia.

“Pero más allá de mirar a Kika, la cámara nos servía para ver cuándo llegaban los chicos a casa. Por si había algún problema cuando entraban. Ahí decidimos sumar más cámaras en el departamento, así que ahora tenemos cuatro. Hicimos el camino al revés de todos. Instalamos cámaras para ver a Kika y después por seguridad”, agregó Florencia, sin perder su buen humor.

Por último, Elizabeth Jellich también tiene instaladas cámaras de seguridad. En su caso la instaló porque tenía dos perritos, uno de ellos, Lisa, “muy viejita y enferma y la tenía que ir siguiendo, para ver cómo estaba. En mi caso las cámaras las puse tanto por Lisa como por Felipito, el otro perrito que tenía”.

Ya con Pumba, un Pitbull de poco menos de un año, en su hogar, Elizabeth sigue usando la cámara para controlar al cachorro “gigante”. “Se porta bien, duerme mucho pero también muerde el sillón. Ahí es cuando le hablo para que no siga. Lo mejor de todo es que me escucha, no muerde más y vuelve a dormir”, concluyó la joven vecina de Caballito.