Uber está llegando al país y ya generó polémica. Se trata de una aplicación que conecta a conductores que quieran ofrecer su auto con pasajeros que necesiten trasladarse de un lugar a otro, pago de una tarifa mediante que puede abonarse con tarjeta de crédito. Un híbrido entre carpooling –por el cual se comparten los gastos del viaje– y un taxi o remís. Y si bien se trata de autos particulares, deben estar registrados en el servicio, y tanto pasajeros como conductores deben tener un usuario.
La propuesta busca brindar una alternativa al colapso del tránsito, y al día de hoy, la app (a la que Google le inyectó US$ 2.500 millones) está presente en 250 ciudades de cincuenta países. En muchas tuvo fuerte resistencia de los taxistas y fue prohibida o se encuentra en juicio, pero eso no impide que siga creciendo, y ya tiene una valoración de US$ 40 mil millones y un millón de empleados.
En estado de alerta desde que se abrió una búsqueda en LinkedIn para ocupar una gerencia en Buenos Aires, los taxistas porteños se agruparon y ya solicitaron una reunión con el jefe de Gobierno Mauricio Macri para que interceda.
Dicen que Uber es competencia desleal, que atenta contra sus puestos de trabajo y que es ilegal, ya que no está contemplado dentro de la Ley 3.622, que reglamenta el transporte de pasajeros en la ciudad. Desde Uber, sin embargo, dijeron al portal MinutoUno que la llegada a Buenos Aires no sería en el corto plazo. Según pudo saber PERFIL, no comenzaría a funcionar antes del segundo semestre del año.
“Estamos haciendo las denuncias correspondientes, porque son aplicaciones que no cumplen con la norma; en el caso de Uber, es un auto particular transportando pasajeros”, dice Julián Amado, secretario de la Sociedad de Propietarios de Automóviles con Taxímetro (SPAT).
Lo mismo opinan de las apps que funcionan desde hace un tiempo, como EasyTaxi, que fue prohibida en Buenos Aires pero que funciona en Rosario y en Córdoba y próximamente en Tucumán: permite pedir un taxi desde el smartphone sin tener que recurrir a la radio. SaferTaxi, la otra app que funciona en la ciudad, blanqueó su situación al asociarse a un radiotaxi.
“Hoy contra la tecnología no te podés quedar, pero si vamos a mejorar, queremos hacerlo los que damos el servicio”, dice por su parte Enrique Celi, titular de la Unión de Propietarios de Autos Taxi (UPAT), y se queja porque mientras que a los taxis les exigen tener autos nuevos, con aire acondicionado y que deben someter a controles regulares, “estos sistemas no tienen esa responsabilidad”. Desde el gobierno porteño, en tanto, comparten que esta modalidad no cumple con los requisitos que exige la ley de la ciudad.
Nuevas tecnologías. Del lado de las apps, las opiniones son otras. Si bien en muchas ciudades Uber enfrentó resistencia, la compañía sigue creciendo. Lo mismo sucede con aplicaciones como EasyTaxi o SaferTaxi, que si bien no son el mismo sistema, dan cuenta de un cambio de hábito a la hora de viajar.
“Nosotros no consideramos a Uber una competencia directa, porque el modelo de negocio es distinto. Uber trabaja con autos privados, y nosotros con taxis legales que chequeamos que estén registrados y tengan toda la documentación”, explica Leonardo Boz, responsable de EasyTaxi. En todo el país suman más de 300 mil usuarios y 10 mil taxis.
En el caso de SaferTaxi, hace poco incorporaron el pago con tarjeta de crédito mediante un dispositivo que el taxista conecta al teléfono y funciona como un Posnet.
Conflictos en el mundo
Uber fue prohibida en 13 ciudades del mundo, en países como España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Colombia y Brasil. En muchas de ellas, los taxistas realizaron marchas y paros para manifestar su rechazo ante esta aplicación, como en el caso de Barcelona, por ejemplo, donde los taxistas pararon por 24 horas. En Berlín, en tanto, la multa por el uso de la aplicación es de 25 mil euros. En muchos casos, en cambio, la empresa logró permanecer y ganar juicios, ya que demostró que la aplicación es una alternativa al transporte de pasajeros en ciudades donde el colapso del tránsito es ocasionado porque la gente viaja sola en auto.
