SALUD
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Una nueva generación de medicamentos contra la obesidad y la diabetes causan una revolución farmacéutica

Se trata de análogos a GLP-1, la hormona natural del intestino que procesa los alimentos.

Obesidad y estrés, los peligros silenciosos de la diabetes
Obesidad y estrés, los peligros silenciosos de la diabetes | Télam

Una serie de medicamentos contra la diabetes tipo 2 y la obesidad causaron una verdadera revolución en el sector farmacéutico, ofreciendo nuevas esperanzas a millones de personas a nivel global. Entre ellos figuran Wegovy, Mounjaro y Ozempic, que demostraron su eficacia para el tratamiento de ambas enfermedades.

Estos fármacos inyectables son considerados "revolucionarios" ya que imitan la acción de una hormona natural del intestino (el GLP-1) encargada de procesar los alimentos, transformando la manera en que se abordaron las externalidades negativas asociadas a estas dos enfermedades.

Más allá de su éxito, estos costosos medicamentos también fueron foco de la polémica a nivel mundial, al haberse puesto de moda entre quienes quieren adelgazar en poco tiempo. La tendencia también se popularizó en Argentina, un país donde la obesidad y sus consecuencias -entre ellas la diabetes-, afectan a la mitad de la población (según datos del Ministerio de Salud).  

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Cómo funcionan los fármacos contra la obesidad y diabetes

Los análogos de GLP-1, una hormona que se libera en el intestino en respuesta a la ingesta de alimentos, se utilizaron para facilitar la pérdida de peso y tratar la diabetes tipo 2, la forma más común, que se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre (hiperglucemia).

Parte de su efecto es multifacético: favorecieron la secreción de insulina, ayudaron a reducir los niveles de glucosa en sangre, ralentizaron el vaciado del estómago y enviaron señales de saciedad al cerebro.

Su administración se realizó a través de inyecciones, lo que pudo ser una desventaja para algunos pacientes. Además, tienen efectos secundarios, incluyendo náuseas, vómitos y problemas gastrointestinales. A pesar de esto, su eficacia y la creciente demanda convirtieron a estos fármacos en una "gallina de los huevos de oro" para los laboratorios que los produjeron.

Por otro lado, su elevado precio los convirtió en una "gallina de huevos de oro" para los laboratorios farmacéuticos que los comercializan. 

Las seis claves de la droga inyectable para la obesidad.

La historia de los análogos del GLP-1

La fabricación de los análogos de la hormona intestinal comenzó con la liraglutida, desarrollada por el grupo danés Novo Nordisk. Aprobada en Europa en 2009 bajo el nombre de Victoza y en 2010 en Estados Unidos, la liraglutida fue el primer análogo de GLP-1 en el mercado. En 2014, se aprobó Saxenda para el tratamiento de la obesidad. Sin embargo, la necesidad de inyecciones diarias limitó su uso.

Para superar esta barrera, Novo Nordisk introdujo la semaglutida, que permitió inyecciones semanales. Ozempic, aprobado en 2017 para la diabetes tipo 2, rápidamente se popularizó, en parte gracias a su promoción en redes sociales como un fármaco para adelgazar. Su homólogo para la obesidad, Wegovy, fue aprobado en 2021 y, en 2024, recibió autorización para prevenir accidentes cardiovasculares en personas obesas o con sobrepeso.

Los medicamentos, otra variable de ajuste económica

Desde entonces, la innovación no se detuvo. Eli Lilly lanzó la tirzepatida, que fue aprobada en 2022 como Mounjaro para la diabetes tipo 2. En 2024, su versión para la obesidad, Zepbound, fue autorizada. Lo interesante de la tirzepatida fue que combinó GLP-1 con otra hormona gastrointestinal (GIP), lo que demostró provocar una mayor pérdida de peso que la semaglutida de Novo Nordisk.

Estos avances en el tratamiento de la diabetes y la obesidad abrieron un nuevo horizonte para los pacientes. Sin embargo, los estudios mostraron que los pacientes recuperaron peso si interrumpieron el tratamiento. 

 

CD / Gi