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Advierten sobre el síndrome de "abuelas esclavas"

Se trata de abuelos obligados a hacerse cargo de la crianza de sus nietos. Especialistas hablan de una "abuelidad" no elegida que afecta más a las mujeres y que tiene consecuencias en la salud de los adultos.

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Cansancio permanente, hipertensión emocional y malestar anímico son algunos de los síntomas que sufren las abuelas y abuelos "esclavos”, como denominan los gerontólogos a los adultos mayores obligados a hacerse cargo de la crianza de sus nietos.

Médicos especializados en el tema explicaron a Télam que esta "abuelidad" no elegida, que afecta más a las mujeres, tiene consecuencias en la salud de los adultos mayores, que son presionados para asumir el rol de padres ante sus nietos y que resignan sus actividades personales porque "sienten culpa".

"Una cosa es una colaboración elegida (en el cuidado de los nietos) y otra, una obligación impuesta", afirmó la gerontóloga Laura Bottini, directora del Programa Proteger del gobierno porteño, cuyo objetivo es prevenir la violencia y el maltrato hacia los mayores de 60 años.

La obligación y la exigencia, explicó, desdibujan el verdadero vínculo que debe darse entre abuelos y nietos, una relación menos presionada por los límites que impone la crianza de un niño, que es patrimonio de los padres.

Si los abuelos asumen el rol de padres, señaló Bottini, se pierde ese vínculo original que los une a sus nietos y que está más ligado a los permisos y el consentimiento de los caprichos.

En su libro "El Síndrome de la Abuela Esclava. Pandemia del Siglo XXI", el médico español Alejandro Guijarro Morales, advierte que estas situaciones generan mucho estrés y pueden causar cuadros de hipertensión emocional, taquicardia, cansancio extremo, desánimo y problemas metabólicos como la diabetes, entre otros.

Guijarro Morales afirma que la patología "es más habitual de lo que se piensa" y que en general, afecta a mujeres adultas, amas de casa, que durante años estuvieron a gusto con la crianza de sus hijos y nietos, hasta que se sienten desbordadas y empiezan a padecer síntomas clínicos.

"Su fortaleza física y psíquica se va deteriorando y se produce un desequilibrio entre lo que tienen que hacer y lo que pueden", observa el médico español en su libro y señala que en general, son personas que continúan con las tareas "pese a pagar un costo muy alto para su salud".

Para el gerontólogo argentino Ricardo Iacub "son mujeres que se hacen cargo de la crianza de sus nietos porque sus hijos no pueden hacerlo y porque sienten que es su deber".

"Si los hijos tienen que trabajar, es difícil decirles que no pueden o no tienen ganas de quedarse con los nietos aunque tengan planificadas otras actividades", señaló el especialista.

Agregó que los adultos jóvenes no suelen preguntarle a sus padres si pueden ocuparse de los niños y es frecuente que consideren, por ejemplo, que sus obligaciones laborales sean siempre más importantes.

Iacub destacó que esta disposición del tiempo ajeno está muy ligada a cierta idea social de que los adultos mayores "no tienen nada que hacer" porque no trabajan y sus actividades sociales y recreativas, por ejemplo en los centros de jubilados, carecen de importancia.

El director de la Escuela de Gerontología de la Universidad Maimonides, René Knopoff, advirtió que también hay hijos que mantienen económicamente a sus padres y como contraprestación, les exigen cumplir funciones que no les corresponden.

"Si los roles son impuestos, y no voluntariamente asumidos, se producen situaciones de violencia que se manifiestan con síntomas de estrés, fatiga, abatimiento, irritabilidad y depresión", precisó el especialista.

En sintonía con sus colegas, Knopoff explicó que al asumir la crianza de los nietos, los abuelos pierden el vínculo original que tendrían que tener con los hijos de sus hijos, más alejado del establecimiento de los límites, que es función de los padres, y más cerca de los permisos.

"Los que establecen 'la ley' son los padres -concluyó el gerontólogo-. Los abuelos representan la memoria y la protección sin los retos: son más permisivos, son los adultos con los que los nietos se pueden expresar sin correcciones".

Fuente: Télam