Una investigación realizada en la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) aseguró que se podrán eliminar las caries sin provocar ninguna molestia al paciente.
“Cuando hablamos de tratar las lesiones de caries, hacemos referencia a remover parte del tejido que está afectado para luego continuar con la restauración de la lesión. Es decir, devolverle al diente la forma que tenía previamente”, detalla el profesor y doctor Aldo Squassi, vicedecano de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires.
“Tradicionalmente, cuando un paciente va a un consultorio a hacerse atender por esta afección, el profesional utiliza un instrumento que funciona a alta velocidad, comúnmente llamado torno, el cual permite remover cierta cantidad de tejido que está afectado por ese proceso de caries, a medida que la caries se ubica más en profundidad, hay que utilizar más a fondo dicho instrumental”, explica el vicedecano de Odontología.
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Este método descrito por el Squassi es el más comúnmente utilizado en la actualidad. No obstante, presenta algunas desventajas, como el alto costo del procedimiento, el riesgo de comprometer los tejidos, que a veces se pueden remover de más, hasta el dolor que muchas veces le genera al paciente.
Para mitigar este tipo de inconvenientes, la Facultad de Odontología de la UBA ha comenzado a investigar el uso de terapias químicas en los últimos años. Estas terapias implican el empleo de agentes químicos que pueden eliminar las caries mediante soluciones específicas. Un enfoque innovador incluye el uso de una enzima derivada de la papaya para remover selectivamente los tejidos afectados.
“Puntualmente, en la tesis nos centramos en una enzima que se llama papaína, que se extrae de la papaya. Es una enzima que tiene propiedades que degradan estructuras que están dentro de la lesión de la caries”, explica Fiorella Ventura, odontóloga y Jefa de Trabajos Prácticos de la cátedra de Odontología Preventiva y Comunitaria.
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“Nos propusimos desarrollar un sistema que lo que hace es generar una aglomeración, como un conjunto de ‘pelotitas’ de esta papaína, la cual se lleva a cabo mediante radiación y otros procesos químicos y físicos”, señala.
Gracias a esta “aglomeración” lograron un doble beneficio: en primer lugar, aumenta la actividad de la papaína, permitiendo la remoción más efectiva de estructuras y tejidos afectados comprometidos. Por otra parte, este método evita la difusión hacia el nervio y otras estructuras internas del diente, previniendo así los efectos secundarios no deseados de los productos anteriores, como el dolor para el paciente. De esta manera, nos quedamos solo con el efecto enzimático deseado, que es la degradación de la parte comprometida.
La investigación se encuentra en pleno desarrollo y se espera que a finales del año próximo ya se esté utilizando en pacientes.
RM CP
