Continúa el avance ucraniano sobre la capital de Kursk y preocupa a las tropas del presidente ruso, Vladimir Putin, tras una semana de incursión en suelo ruso. Se cree que las fuerzas del Kremlin están lejos de estabilizar la situación.
"La ofensiva es legítima y cesará si Moscú acepta una paz justa y pone fin a su invasión de Ucrania", declaró el vocero de la cancillería. "Nuestro país no pretende anexar territorio ruso, no necesita propiedades ajenas, pero sí proteger la vida de su pueblo", declaró.
Una camioneta ucraniana transportó a hombres con los ojos vendados y uniformes rusos desde la frontera de Sumy y la región rusa de Kursk tras la ofensiva del 6 de agosto.
Ucrania controla ahora 74 asentamientos en esa región limítrofe, según afirmó el jefe del ejército ucraniano, lo que supone un aumento significativo respecto de los 28 que controlaba anteriormente.
En declaraciones por vídeo al presidente ucraniano Volodimir Zelensky, el militar afirmó que las fuerzas de Kiev avanzaron algunas zonas "de uno a tres kilómetros", y tomaron el control de "más de 40 kilómetros cuadrados". "Rusia trajo la guerra a otros, ahora va a su casa", respondió el mandatario ucraniano, al declarar que la incursión en Kursk supone el desastre de esta guerra para Moscú.
Las operaciones de las fuerzas de Kiev forzaron a más evacuaciones de los habitantes rusos.
