Fuego contra fuego, las cargas explosivas de los aviones de combate israelíes, mataron a otro alto comandante de Hezbollah, en el sur de Beirut. Los ataques fueron contra bases, lanzaderas, e infraestructuras del grupo paramilitar musulmán.
Las columnas de humo marcan los lugares de la destrucción a la que deben concurrir los grupos de rescate.
Ocurrió un día después, de que casi 600 personas, incluidos 50 niños, murieran en el bombardeo más letal, desde una devastadora guerra en 2006.
Se aviva el temor, a una conflagración regional. No hay tiempo que perder, hay que ponerse a resguardo. Miles de libaneses huyeron colmando las rutas para conseguir un mejor destino.
Por su parte, el movimiento islamista palestino Hamás sostuvo que en defensa del Líbano y de su pueblo, disparó 300 cohetes contra el norte de Israel, y reclamó una "acción inmediata" de la ONU para poner fin a la guerra en Gaza.
Además, señaló su rechazo a nuevas negociaciones, alegando que estas darían a Israel "una cobertura para continuar su agresión"
