"Tormenta de horror". Así, los libanesas definen los nuevos ataques aéreos selectivos israelíes que el viernes pasado terminaron con la vida de doce comandantes, y una base de Hezbollah.
Desde Tel Aviv confirmaron que entre ellos estaba Ibrahim Aqil, un jefe de élite, que también era buscado por Estados Unidos, por su participación en el atentado con bomba a la embajada estadounidense en Beirut, en 1983. Dirigía la unidad especial del grupo militante respaldado por Irán.
Las embestidas, generan situaciones desesperantes. Hezbollah, contraatacó con cohetes una base de inteligencia en el norte de Israel.
La noche cae en Beirut y el temor crece ante posibles incursiones israelíes.
El jefe del Estado Mayor hebreo se reunió con el comandante del norte, para evaluar y planificar las estrategias.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, retrasó su viaje a Nueva York, por razones de seguridad en la frontera con Líbano, aunque en su visita a Estados Unidos, participará en la Asamblea general de las Naciones Unidas.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dice que "trabaja para permitir que la gente regrese a sus hogares, en la tensa frontera entre Israel y el Líbano", que fueron sus primeras declaraciones desde que estallaron una serie de ataques contra la milicia Hezbollah.
