Mientras continuaban los funerales de las víctimas de las explosiones, en los dispositivos de comunicaciones del Líbano, el jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, prometió "duras represalias", y dijo que "la organización islamista libanesa sufrió un golpe duro y sin precedentes".
Además, acusó a Israel de querer matar a no menos de cinco mil personas y que "cruzó todas las líneas rojas".
El ejército libanés realizó una explosión controlada en un dispositivo de comunicación. "Estamos viviendo en un clima de mucha tensión", sostienen los libaneses.
"Da miedo", expresan los ciudadanos de Tel Aviv, que esperan que las consideraciones en este conflicto se vayan en factores relevantes y no políticos.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirman que la situación perturba "gravemente al frágil sistema sanitario libanés".
Por su parte, Francia y Estados Unidos, están "unidos" en su llamado a la "moderación y a la desescalada", firmó el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, cuando crecen los temores de una guerra total en la región.