El asesinato del líder político de Hamas, Ismail Haniyeh, en un ataque aéreo en Teherán fue atribuido a Israel. Se movilizó a la comunidad internacional.
Preocupa que la guerra de Gaza escale a un conflicto regional. Vivía en exilio voluntario entre Catar y Turquía. Había viajado a Irán para la investidura del nuevo presidente de ese país.
A lo largo de nueve meses de guerra, Haniyeh de 63 años insistía en que el grupo no liberará a los rehenes secuestrados el 7 de octubre si los combates no cesan definitivamente.
El conflicto también tuvo un costo personal para el dirigente de Hamás porque 60 familiares habían muerto desde el estallido de la guerra en Gaza.
Familiares y vecinos lamentaron el asesinato del líder Ede Hamas en el lugar donde quedó destruida su casa en suelo gazatí. Los iraníes levantaron banderas palestinas.
En Pakistán realizaron un oficio religioso. Yemen fue otro escenario donde partidarios hutíes se manifestaron. Los palestinos lo homenajearon en Tubas, Cisjordania. Hamas prometió que el acto "no quedará sin respuesta".
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, también amenazó con un "duro castigo", porque, según sostuvo, "es nuestro deber buscar venganza por su sangre".
Israel se negó a hacer comentarios sobre el ataque de Teherán, que se produjo después de que el martes atacara un bastión de Hezbolá en el sur de Beirut, dirigido contra un alto comandante del grupo militante libanés al que culpó del mortal ataque con cohetes el fin de semana en los Altos del Golán anexados por Israel.
