Según indican varios sondeos, la generación Z es la más propensa a buscar un nuevo empleo o renunciar a su puesto de trabajo. Esto es un problema para los empleadores, quienes pierden mucho dinero por cada trabajador que abandona la empresa. Sin embargo, los directivos pueden retener a estos jóvenes comprendiendo mejor sus necesidades e implementando estrategias para satisfacerlas.
Un buen punto de partida consiste en brindar flexibilidad laboral. Esto en algunos casos significa trabajar desde casa, pero en otros no. En realidad, lo que busca la generación Z es flexibilidad para lidiar con imprevistos, que puede ser cuidar a un familiar enfermo o faltar porque uno no se siente bien.
El desarrollo profesional también es un aspecto importante para la generación Z. Para ello, en lugar de realizar entrevistas de salidas a los empleados que renuncian, se pueden mantener conversaciones de permanencia, con el fin de que los empleadores ayuden a sus empleados a comprender qué pueden hacer para progresar en la empresa. La comunicación regular también es esencial.
Así se va construyendo la confianza, se muestra respeto y se superan las divisiones.