La industria energética argentina marcó un antes y un después al concretar su primera exportación de gas natural a Brasil, utilizando la infraestructura de gasoductos de Bolivia. Este avance fue posible gracias al crecimiento de la producción en Vaca Muerta y a las inversiones en transporte que reconfiguraron el mapa energético del país.
La operación fue realizada por la empresa francesa TotalEnergies, actualmente la mayor operadora de gas en Argentina, con una producción de 36 millones de metros cúbicos diarios (m3/d) en febrero, equivalentes al 25% del total nacional. Su gas proviene mayormente de la operación offshore en Tierra del Fuego (61%), y el resto, de la cuenca neuquina.
Este primer envío consistió en 500.000 m³ diarios, adquiridos por una distribuidora brasileña, con Bolivia cobrando un peaje estimado en el 10% del valor final del gas transportado. Si bien no se informó el precio exacto de la operación, abre la puerta a un nuevo mercado estratégico para los excedentes argentinos.
Gasoductos clave y un nuevo horizonte de exportación energética
La exportación fue posible tras dos hitos en infraestructura: la construcción del gasoducto Perito Moreno (antes Néstor Kirchner) y la reversión del Gasoducto Norte, que permite ahora transportar gas desde Vaca Muerta hacia el norte del país y conectarlo con Bolivia.
Desde la cuenca neuquina, el gas recorrió las redes de TGN y TGS hasta Campo Durán (Salta), y desde allí fue despachado a través del gasoducto Madrejones (operado por Refinor), que atraviesa Bolivia y conecta con la red brasileña.
Argentina ya exporta gas a Brasil por el gasoducto entre Paso de los Libres (Corrientes) y Uruguaiana, en Río Grande do Sul, a razón de 2 millones de m³/d. Sin embargo, este nuevo canal vía Bolivia abre la posibilidad de alcanzar los 10 a 15 millones de m³/d en futuras etapas, consolidando a Brasil como un socio energético prioritario.
Contexto regional: oportunidad para Argentina, preocupación para Brasil
Bolivia, tradicional proveedor de gas para Brasil, enfrenta una caída acelerada en la producción de sus pozos, mientras que Argentina cuenta hoy con excedentes de gas gracias a Vaca Muerta. La clave ahora es encontrar nuevos mercados, y por cercanía e interés, Brasil es el destino ideal.
Además, el 70% de la matriz energética brasileña depende de sus represas hidroeléctricas, pero el país atraviesa un contexto climático incierto. En 2023, sufrió la sequía más severa desde 1930, lo que redujo sus reservas al 49%. Esa vulnerabilidad hace que el gas natural argentino gane valor estratégico para el gobierno de Lula da Silva.
En este nuevo esquema, Argentina busca posicionarse como proveedor regional confiable, y si logra consolidar acuerdos estables de precios (el mínimo actual es de US$5,3 por millón de BTU, aunque podría llegar hasta US$10 en destino), podría generar ingresos sustanciales para el sector energético.