El 15 de marzo de 1995, el país quedó conmocionado por la muerte de Carlos Menem Jr., hijo del entonces presidente Carlos Menem. El helicóptero en el que viajaba se estrelló a la altura del kilómetro 211,5 de la Ruta 9, en las afueras de Ramallo, Buenos Aires. La investigación inicial sostuvo que se trató de un accidente, luego de que piloteara de manera temeraria. Sin embargo, su madre, Zulema Yoma, planteó desde el principio que fue un atentado, una hipótesis a la que adhirió el expresidente en 2016.
Al momento de los hechos, Carlitos, de 26 años, estaba junto al piloto de carreras y cantautor Silvio Oltra, de 35, que también perdió la vida. El destino era Rosario, donde estaba programada la competencia de TC 2000 de la temporada 1995, en la que ambos serían protagonistas. Según la primera investigación, el Bell 206 Jet Ranger que manejaba Menem Jr. volaba a baja altura en un día de sol, sin nubes o algún elemento que pudiera molestar su visión. No obstante, cerca del mediodía, impactó con cables de media tensión, provocando la caída fatal en una zona de pastizales.
El juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, y la Cámara Federal de Rosario concluyeron que los dos hombres fallecieron porque el hijo del expresidente volaba el helicóptero de su tío, Emir Yoma, de una manera imprudente, ya que estaba a muy baja altura sobre el cantero central de la ruta 9. Más de 50 testigos declararon que ese patrón de vuelo se mantuvo durante al menos 108 kilómetros, debiendo esquivar puentes y cables en el camino. Asimismo, las pericias que realizaron la Fuerza Aérea y la empresa fabricante de la aeronave señalaron que se trató de un accidente. Por esos motivos, y al no encontrar pruebas que indicaran otra causal del hecho, el magistrado archivó el expediente en 1998.
Justamente, la imprudencia en la conducción de vehículos no era algo nuevo en la vida de Menem Jr. Sus antecedentes incluían un choque con su moto, por el cual terminó con fracturas expuestas de tibia y peroné, a la vez que perdió sensibilidad y movilidad en su pierna izquierda de la rodilla hacia abajo; así como varios accidentes automovilísticos en competencias de rally, llegando a destruir un Peugeot 405 y un Renault 18 en un mismo día, e incluso un incidente previo con otro helicóptero en 1994, cuando intentó aterrizar en Anillaco, La Rioja.
La teoría del "tercer atentado": la respuesta a la "traición" de Carlos Menem
A pesar de la versión oficial, familiares y allegados han sostenido que Menem Jr. fue víctima de un atentado. En esa línea, Zulema ha sido una de las principales impulsoras de esta hipótesis, asegurando que su hijo fue asesinado. La exprimera dama cree que el joven volaba demasiado bajo porque tres grupos de francotiradores ubicados a los costados de la ruta le habrían disparado con fusiles FAL, forzándolo a descender para reducir su exposición, mientras intentaba encontrar un lugar seguro para realizar un aterrizaje de emergencia. "Menem me dijo que mi hijo tenía un tiro en la frente. Esa es la verdad", sentenció Yoma, en diálogo con La Nación.
El fallecimiento de Carlitos se produjo en un contexto de fuerte tensión social y política en Argentina, siendo para algunos el "tercer atentado" contra el expresidente. Solo tres años antes, en 1992, el ataque la Embajada de Israel dejó 22 muertos, y en 1994, la explosión en la AMIA provocó 85 víctimas fatales. Estos antecedentes llevaron a algunos sectores a especular con que la tragedia fue premeditada, a raíz de la supuesta "traición" de Menem a los líderes árabes más radicales de la época, al declarar públicamente que el atentado contra la Embajada alinearía a Argentina con la causa del Estado de Israel en Oriente Medio.
Carlos Menem Jr: pasiones y amores de una vida truncada a los 26 años
Semanas antes de la muerte, el 16 de febrero, el entonces ministro del Interior del menemismo, Carlos Corach, había recibido una carta certificada, bajo número 8804, donde le advertían que el hijo del presidente sería asesinado mientras conducía su helicóptero. "Está relacionado indirectamente con el tema AMIA (...) es un mensaje al presidente (Menem)", decía la misiva escrita por el exagente de Inteligencia Mario Aguilar Rizzi, que entonces cumplía la pena de prisión. Casi al final, la carta advertía que el hecho iba a "aparecer como un accidente, por motivos que le comentaré personalmente".
Uno de los hechos que también alimentó la sospecha fue la destrucción de la aeronave antes de que se realizaran pericias completas. En los meses posteriores al accidente, el juez Eduardo Alomar, quien instruyó la causa inicialmente, devolvió los restos del helicóptero a Emir Yoma para que iniciara los trámites del seguro. Como resultado, la máquina fue desguazada y cuando la Justicia Federal intentó recuperar las piezas para nuevos análisis, solo encontró fragmentos incompletos, sin custodia efectiva durante ocho meses.
Además, pericias realizadas años después por la Gendarmería Nacional indicaron que en algunos restos de la aeronave había "perforaciones, deformaciones e irregularidades atribuibles a impactos de proyectiles de arma de fuego". A eso se le sumó un análisis realizado por expertos contratados por Zulema, quienes concluyeron que esos impactos habrían ocurrido en pleno vuelo. Sin embargo, debido a la falta de preservación adecuada de las pruebas, la Justicia no pudo determinar si esos disparos ocurrieron antes o después del accidente, lo que dejó abierta la duda sobre un posible ataque.
Siguiendo esa línea, la madre y su abogado en aquel momento, Alejandro Vázquez, aseguraron que un agente de inteligencia llamado Rodolfo Cortese les hizo escuchar una grabación en la que Carlitos se comunicaba con su custodia o con la torre de control del Aeropuerto de Ezeiza instantes antes del impacto. Según su testimonio, en el audio se escuchaba al joven gritar: "Huevones, contesten, me disparan, me disparan".
Otras de las inconsistencias que sembraron dudas sobre el hecho fue el accionar de los custodios. Más de la mitad de los que estaban asignados a la víctima decidieron no acompañarlo esa mañana excusándose en cuestiones como dolores de cabeza o problemas familiares. Los pocos que fueron con él, lo abandonaron 20 km antes de que cayera el helicóptero, aduciendo haber pinchado una goma, lo cual se demostró falso posteriormente. Asimismo, aseguraron que necesitaban cambiar de un auto al otro los cascos con los que competiría Carlitos, pero esos elementos estaban en la aeronave estrellada.
Por otro lado, si bien en un inicio Menem había sostenido que fue un "lamentable accidente", cuando promediaba su gobierno, en 1999, cambió su versión y aseguró que su hijo había sido asesinado. El lugar elegido para confesarlo fue el living de Susana Giménez. "En el fuselaje del helicóptero había impactos de bala, no hay duda de que mataron a mi hijo", indicó en esa ocasión.
Asimismo, en 2016, presentó ante el Juzgado Federal N° 2 un escrito en el que ratificó la versión de su exesposa: "Ratifico saber que mi hijo murió en un atentado criminal. Sé quiénes, cómo y por qué lo asesinaron. No revelaré los datos dado que es un secreto de Estado y los conocí estrictamente en mi carácter de Presidente de la Nación". En esa línea, indicó que podría tratarse de un tercer atentado y que "probablemente" haya intervenido el Hezbollah, a raíz de información que le proporcionó su entonces canciller Guido Di Tella.
La Justicia consideró que los planteos respecto a un atentado carecen de sustento o son falsos. Al respecto, la supuesta grabación de los últimos momentos de Menem Jr. con vida nunca apareció. Según Zulema, el agente de inteligencia le pidió dinero a cambio del audio, ella se negó y, cuando intentó contactarlo nuevamente, había sido asesinado y la cinta desapareció. En sintonía con eso, la Fuerza Aérea desmintió que el helicóptero hubiera establecido comunicación con Ezeiza, a la par que ningún aeroclub ni base aérea cercana registró algún contacto radial.
Además, ningún testigo declaró haber escuchado disparos ni haber visto a tres grupos de francotiradores apostados en la ruta. Todas las declaraciones coincidieron en que la aeronave voló en línea recta hacia Rosario, sin zigzagueos ni maniobras evasivas, siendo que tampoco lo vieron intentar un aterrizaje de emergencia ni regresar a Buenos Aires. Por último, tanto la Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil como el experto de la fábrica Bell, Jack H. Suttle, inspeccionaron los restos del helicóptero en las primeras semanas y no encontraron orificios de bala.
Carlos Menem declaró que a su hijo "lo mató Hezbollah"
El trágico destino de los testigos
De acuerdo a lo estimado por la madre de Carlitos, numerosos hechos ocurridos con posterioridad al fallecimiento de su hijo despiertan sospechas respecto a la posibilidad de intentos de ocultamiento del ataque. Al respecto, señaló que "murieron muchos testigos, mucha gente en circunstancias muy extrañas".
En total, 15 testigos fallecieron al poco tiempo. Algunos de ellos fueron los siguientes:
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Lorenzo Epifanio Siri: era cuidador del campo de la familia Sívori, donde cayó el helicóptero. "(Siri) me contó que previo a la caída del helicóptero percibió tres explosiones y enseguida le pareció como que se le venía encima", aseguró Adrián Laprida que le confesó el cuidador del campo poco tiempo antes de morir. La misma persona indicó que Siri le había dicho que "vio un montón de cosas desparramadas (...) Que entre esas cosas había una valija, sobres como de azúcar y dinero suelto. Que inmediatamente se le acercaron unas personas y le dijeron: ‘Viejito, vos te mandás a mudar de acá porque sos boleta. Vos no viste nada’". El 18 de abril de 1995, Lorenzo Siri fue atropellado por un auto Fiat 147, tan sólo a 500 metros de donde había caído la aeronave.
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Miguel Luckow: perito designado por la Fuerza Aérea y primero en llegar donde estaba el helicóptero. Le aseguró a la fiscal de la causa, Amalia Sívori, que "por lo que pude ver, esto no se trató de un accidente". Pocos días después, el 26 de septiembre de ese mismo año, fue asesinado a balazos en la puerta de su casa cuando estaba por ingresar con el auto en el garaje. El sumario policial indica homicidio y robo, pero ni siquiera le robaron la billetera. El hombre que lo mató, Angel Daniel Antakle, fue muerto dos días después (28 de septiembre) sin poder llegar a brindar testimonio. "Le hacían la vida imposible. Cuando tenía que ir a la sede de la J.I.A.A.C. para realizar su trabajo, los coches que pasaban a buscarlo llegaban siempre tarde", confesó alguien que gozó de la confianza de Luckow. Poco tiempo después fallecería también en extrañas circunstancias quien fuera su ayudante, el perito Félix Bonachera.
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Héctor Bassino: comisario general de la Policía Bonaerense. Fue enviado al lugar del siniestro por el entonces jefe policial Pedro Klodczyk. Bassino, hombre de su riñón, se desempeñaba como jefe de la División Helicópteros de la Fuerza y fue el primero en revisar el Bell. Quienes lo conocían, sostuvieron que sabía mucho sobre la causa, más de lo que había declarado oficialmente. Murió dos años y tres meses después, en el marco de un frustrado intento de asalto en Bernal. A pesar de que los testigos del hecho han coincidido en que al policía le dispararon "al pasar" y sin mediar palabra alguna, el juez que entendió en la causa, Jorge Falcón, la caratuló como "abuso de arma, lesiones graves y presunto intento de robo".
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Hugo Sánchez Trotta: preso. Envió sendas cartas certificadas al entonces presidente y a Zulema asegurando tener sobrada información sobre algunos puntos de la muerte de Carlitos y prometiendo ir a declarar al juzgado para aportar información sobre el destino de la valija con dinero e información que había en el helicóptero, así como las investigaciones que el fallecido llevaba sobre temas de narcotráfico. Dos días después de salir de prisión y antes de poder decir nada, fue acribillado a balazos por la policía. El sumario posterior habla de "atentado y resistencia a la autoridad seguida de muerte". Al no poder entrevistar a Hugo Sánchez Trotta, el Juez de la causa citó a su hermano, Antonio Emilio, quien el 25 de febrero de 1997 declaró que lo poco que sabía era a través de su hermano fallecido. Que creía "que a Carlitos lo mataron porque molestaba al narcotráfico (...) y lo dejaron morir como a un perro". A poco de declarar y al igual que su hermano, también fue asesinado.
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José Luis Mancini: perito de la División Balística y Criminalística de la Gendarmería Nacional. En junio de 1997, dio a conocer públicamente el documento que mostraba las conclusiones a las que habían arribado los técnicos y que aseguraban de manera rotunda que existían perforaciones, deformaciones e irregularidades atribuibles a impactos de proyectiles de armas de fuego en cinco lugares diferentes del helicóptero. Días antes, Mancini había recibido presiones por parte de gente del Poder. "No te olvides que algún integrante de tu familia puede sufrir un accidente...", le advirtieron por teléfono, al tiempo que le sugerían hacer desaparecer los restos de la aeronave sobre los que se iba a proceder a hacer el peritaje de marras. No aceptó. Once días después, su hermano Emilio Eduardo, fue abordado por cuatro hombres en una esquina de Villa Centenario, en Lomas de Zamora. Uno le disparó a quemarropa a la altura del cuello y la bala que fue a dar a la espina dorsal lo dejó casi paralítico. Huyeron sin robarle nada. Luego de ser operado el 16 de julio de 1997 —una de las balas se alojó en su cabeza—, Emilio falleció.
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Jorge Artoni: exsecretario de Andrés Antonieti, secretario de Seguridad. Aseguró haber escuchado a su jefe hablar de la tercera pasajera que iba en el helicóptero de Carlitos. Denunció que a la misma la habían hecho pasar obviando el pasaje por la aduana a pedido de Menem Jr. unos 15 o 20 días antes de que cayera el helicóptero. El 2 de junio de 1997, recibió una balacera en la puerta de su casa, lo que produjo que fuera internado en completo estado de shock. Días antes le aseguraron por teléfono: "Vas a ser boleta".
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Hugo Raúl Bocolino: camionero. Le aseguró a su esposa Beatriz que había sido testigo involuntario de cómo disparaban contra el helicóptero. El siguiente jueves, un día antes de la supuesta llegada del chofer a su hogar, la mujer fue notificada de que su marido había aparecido con un tiro en la cara. Poco después, se iba a enterar de que habían querido armar una causa judicial diciendo que Hugo, su cónyuge, se había suicidado.
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Carlos Santander: asaltante. Aseguró tener filmaciones de la caída de la aeronave. Fue muerto días después en un tiroteo.
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Dr. Pedro Martínez: médico de San Nicolás. Fue asesinado a cuchilladas pocos meses después de la caída del helicóptero. Tenía uno de sus consultorios en la ciudad de Ramallo y fue el primer médico en llegar al lugar del siniestro.
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Rodolfo Cortese: fue quien le acercó el cassette a Zulema Yoma donde presuntamente se escuchaban los gritos de Carlitos antes de impactar contra el maizal. Cortese falleció de manera extraña y fue inmediatamente cremado sin autorización de su familia.
La hipótesis de la vinculación con Pablo Escobar
Poco después de que se cumplieran 19 años del hecho, la saga de la muerte de Menem Jr. sumó otro capítulo: una presunta vinculación con el narcotraficante Pablo Escobar. Virginia Vallejo, famosa amante del colombiano, aseguró que el hecho fue consecuencia de supuestas deudas y traiciones relacionadas al lavado de dinero en la Argentina.
En una entrevista desde Miami que le concedió al periodista argentino Javier Ceriani, la mujer contó los detalles de su relación con Escobar, que duró 5 años (entre 1982 y 1987), a la vez que reveló cuál fue el destino de la fortuna tras su muerte y cómo se relaciona con el fallecimiento del hijo del expresidente. Según precisó, los socios del criminal habrían ordenado el asesinato en represalia porque el entonces mandatario permitió la liberación de la viuda y los hijos del narcotraficante colombiano y, además, se habría apropiado de parte de su fortuna.
Al ser consultada sobre quién se benefició con el fallecimiento del narcotraficante, una vez que su familia ya se encontraba asilada en Argentina, la examante del narco respondió: "Felipe López Caballero. Y al principio, su mujer, Pilar Castaño. Con ella lavaron muchísimo de los millones de dólares con un grupo que se llamaba 'Los Picas'. Y ella después se casó con uno de 'Los Picas' y Felipe López Caballero construyó un imperio. Porque después de la muerte de Pablo, Felipe López controlaba la fortuna de la viuda, con el dedo chiquito".
En cuanto a dónde quedó finalmente el dinero, explicó que "durante el gobierno de Menem, después de acusarlos de lavar 800 millones de dólares, 18 meses después, quedan libres". "No habían lavado nada; 800 millones de dólares, caramba. Por lo menos que diga 'no, la señora lavó 800.000 dólares, U$S8 millones, U$S80 millones, bueno. Fue un error. Pero las pruebas en un lavado de U$S800 millones en Argentina no se pueden desaparecer de esa manera", indicó.
Asimismo, señaló que "un tiempito después, Carlitos Menem iba en un helicóptero y ¡pam! se estalla". "Se estalla el helicóptero. Lo mismo que el otro mejor íntimo amigo de Álvaro Uribe (expresidente de Colombia) que también muere cuando iba a llamar a la embajada americana. Estalla en otro avión, y lo estallan creo que las mismas personas", agregó.
“Fue un atentado y todos lo saben”, declaró Zulema Yoma cuando salió a la luz la entrevista. “No lo puedo vincular solo con el narcotráfico, hubo muchos atentados en este país que siguen dando vueltas”, afirmó. Y contó que en enero conversó con su exmarido en Punta del Este: “Le dije; ‘¿Cómo fue el tema?’. ‘No, fue un atentado, lo mataron’. Me quedé sorprendida, no pregunté más”.
A casi tres décadas del hecho, la investigación por las muertes de Carlos Menem Jr. y Silvio Oltra sigue abierta, aunque parece encaminarse nuevamente hacia el archivo. Zulema continúa sosteniendo la hipótesis del atentado, postura que reafirmó en el documental que se estrenó el año pasado, pese a que nunca pudo aportar pruebas concluyentes.
Por su parte, la Justicia desestimó sus planteos en reiteradas ocasiones: tanto la Cámara de Casación como la Corte Suprema rechazaron sus recursos, argumentando la falta de testigos que hubieran visto o escuchado disparos o explosiones, y la ausencia de impactos de bala en el cuerpo de su hijo, cuya identidad fue confirmada en la exhumación de 2017, o en el fuselaje del helicóptero.
Aun así, en 2010 la causa fue reabierta a partir de una gestión de Yoma ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Desde entonces, el único giro significativo fue el cambio de postura de Carlos Menem. Sin embargo, cuando compareció ante el juez y el fiscal, su actitud evasiva casi le costó una denuncia por falso testimonio. En paralelo, su nieta e hija de Menem Jr., Zulemita, volvió a poner sobre la mesa la sospecha de un "encubrimiento" para evitar una investigación más profunda sobre la verdadera causa de la muerte de su padre.
MB/ ds
