“¡Bienvenido al mundo, pequeño! Nació prematuro y estará en la UCIN (Unidad de Cuidados Intensivos Infantil) por un tiempo. Está bien y es muy lindo estar en una pequeña burbuja cuidándolo. Nunca había sentido tanto amor”, escribió Sam Altman en su cuenta de X (ex Twitter) junto a una foto que no revelaba el rostro del recién nacido, tampoco su nombre.

Sí se sabe que es Oliver Louis Mulherin, marido de Altman, quien está dedicado al cuidado del bebé. El CEO de Open IA sumó a su agenda ser uno de los tres elegidos por para activar el Stargate Project, un programa para potenciar la inteligencia artificial que anunció Donald Trump y que demandaría una inversión de 500 mil millones de dólares.
"Elon Musk odia a algunos judíos, Sam Altman es uno de ellos".
Sam Altman y Oliver Mulherin se casaron en enero de 2024 en una propiedad que tienen en Hawaii, y Jack, hermano de Sam, guió la ceremonia. Esta boda fue privada y en un punto secreta hasta que, a los pocos días de sucedida, aparecieron fotos en redes sociales.
Mulherin es un ingeniero de software australiano que, como Altman, vivía en San Francisco cuando se conocieron. La primera foto pública de ambos se conoció cuando asistieron como invitados del entonces presidente Joe Biden a una recepción que se organizó en la Casa Blanca para agasajar al primer ministro indio, Narendra Modi.

Este 2025 es un año agitado para Sam Altman. Por un lado, está el mencionado proyecto Stargate en cuya presentación en la Casa Blanca, Trump dijo que Altman es “el mayor experto en inteligencia artificial”. El empresario tecnológico devolvió cumplido: “Sin usted, el proyecto no habría sido posible”. Elon Musk no estaba presente en ese momento, quizá porque es pública la enemistad manifiesta con Altman.
Para Sam Altman, la IA debe regularse como la energía atómica.
Musk fue uno de los primeros inversores de Open AI, pero, como suele suceder con él, cuando esa empresa comenzó a posicionarse como líder en inteligencia artificial, quiso imponer condiciones y finalmente se desvinculó. Hace unas dos semanas, Musk volvió a la carga, y ofreció 97,4 mil millones de dólares por ChatGPT. Por supuesto, Altman declinó en público la propuesta y dio por terminado el tema. Hubo que esperar poco tiempo para que Musk devolviera el desaire de su enemigo tecnológico: desde hace unos días Musk está publicitando la potencia de Grok, su propia IA.

En el ámbito judicial, Sam Altman ganó una de las batallas que motorizó Elon Musk. Hace unos días, Yvonne Gonzalez Rogers —jueza de California— rechazó la solicitud que hizo este último para impedir que OpenAI se convierta en una organización con fines de lucro. En su fundamento, la justicia dijo que Musk no aportó "pruebas suficientes" para justificar esa petición.
ML