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Roberto Musso, músico: “Subimos canciones a las plataformas para mostrar nuestra obra”

El Cuarteto de Nos surgió en los 80 en Montevideo y aún se mantiene vigente mientras nuevas audiencias lo descubren. En 2023, el grupo uruguayo hizo una exitosa gira por México, Colombia, Paraguay, El Salvador y Guatemala. Roberto Musso es su vocalista, tiene 62 años, es ingeniero en sistemas y da las razones del éxito de la banda que comienza sus shows siempre con la misma frase: “Sigo esperando que cambie el mundo”. Cómo logran conciliar los cambios tecnológicos con la filosofía de la banda. Una charla como previa a los shows que harán a fines de agosto en Buenos Aires.

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Arriba y abajo del escenario. Musso dialogó con PERFIL mientras prepara su gira que llegará a la Argentina. | afp

Cada tanto, el Cuarteto de Nos vive un boom. O, mejor dicho, el público lo vive. Sus audiencias se expanden, como si el grupo uruguayo fuera un secreto a voces instalado en el imaginario popular, o una constante vigente a través de los años. Sus conciertos son una ametralladora de piezas compuestas con un amor y también una bronca canalizada, que se permite la ironía al tiempo que denuncia los entramados de poder, y ciertas formas de la hipocresía. El 2023 fue un gran año para la banda que surgió en Montevideo en los años 80: sacaron a pasear por el mundo “Lámina Once”, su último trabajo, que los conectó con audiencias en México, donde hicieron nueve fechas, El Salvador y Guatemala; después visitaron Asunción y Colombia con un segundo Movistar Arena en Bogotá e importantes localidades en Medellín y Cali. Una localía sin fronteras difícil de conseguir.

“Muchas veces en Uruguay no se dimensiona mucho lo que pasa con el Cuarteto, hasta que de pronto va un amigo o un periodista y ve a 10 mil colombianos cantando nuestras canciones”, dice Roberto Musso, en diálogo con PERFIL. “A nosotros nos sorprende, obviamente: es muy loco ver a gente fuera de Uruguay cantando nuestras canciones como si fueran propias, más allá de las fronteras o de las distancias.”

—Me hace acordar a esa frase: “¡No puede cantar en el Colón, vive a dos cuadras de casa!”

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—Es tal cual. “No puede ser famoso porque va a mi misma panadería”.

—Y eso que acá el rock uruguayo es una bandera importante.

—En Argentina es más natural, por la cercanía. Pero cuanto más te alejás es más extraño, se vuelve menos creíble.

La banda compuesta por Roberto Musso, Álvaro Pintos, Gustavo Antuña y Santiago Marrero lleva varios años tocando y es difícil establecer qué elementos explican la universalidad de su éxito. Lo cierto es que desembarcarán en Argentina para tocar en dos Movistar Arena el 31 de agosto y el 1° de septiembre, para luego cerrar la gira en Noches Capitales, en La Plata, junto a Isla Mujeres y Rocco Posca. Serán tres espectáculos convocantes, en donde cerrarán una gira que ya lleva alrededor de dos años y que marcará una transición de cara a lo nuevo.

—¿Qué balance hacés de esta larga gira?

—Y, todo empezó acá, en el estudio del fondo de mi casa, en Uruguay, en una realidad totalmente diferente. Fueron canciones hechas durante la pandemia, compuestas en el 2020 y algunas en el 2021, con la incertidumbre que todos teníamos. Ni sabíamos si las íbamos a poder tocar en vivo. Y con el hisopado del lunes (risas) fue maravilloso todo lo que pasó. Van 120 shows de presentación en 22 países, con un crecimiento de gente en los shows que en aquel momento era impensado. Hoy estamos viviendo el momento de mayor convocatoria de nuestra historia. Fue algo inesperado y el resultado nos llevó por delante, superando nuestro propio optimismo.

—¿Por qué sentís que las canciones conectaron tanto con la audiencia?

–No tengo la respuesta, por suerte. En todo esto operan muchos parámetros. La conexión con las letras que tuvieron muchos pibes puede haber jugado un papel central. Quizás tradujimos a un idioma musical y coloquial algunas problemáticas que interpelaban a jóvenes que estaban en un ida y vuelta con determinadas luchas con el poder. Y eso se ve mucho en los shows en vivo, en donde hay una carga energética importante. Uno tiene la sensación de que esas letras no quedaron encerradas en la pandemia y un poco se resignifican. Pienso en el comienzo del disco, con “Flan”: “Sigo esperando que cambie el mundo”.

Bueno, de hecho abrimos los shows con ese verso porque nos parece imbatible. De hecho, tenía esa frase escrita como un borrador antes de hacer la canción, antes de irnos de gira a México en 2019. Cuando volvimos del viaje, había empezado la pandemia y el significado de la canción había cambiado radicalmente. Es increíble cómo una frase estática, una combinación de palabras se volvió algo tan distinto unos pocos meses después. Tengo la intención de que las canciones sean lo más atemporales y ubicuas posibles.

—¿Qué se puede contar del próximo disco?

—El disco está compuesto. Yo soy recontrarrutinario: no puedo componer de gira. Hago las canciones mientras estoy en Montevideo, muy de a poquito. Y ahora terminamos de grabar tres temas y luego haremos otros cinco o seis. La idea es sacar algo antes de fin de año.

—¿Y si el anterior disco tenía esa pata en la pandemia, cuál es la matriz que te interpeló para este nuevo disco?

—Los temas que me siguen motivando para escribir son los mismos con “Lámina Once”. La búsqueda del poder y esas luchas me motivan fuerte para encararlas. Supongo que será un disco diverso, siempre investigando y arriesgando en los arreglos. Creo que la gente ya nos perdona los deslices, porque saben que lo hacemos desde la investigación. Uno a veces, no se da mucha cuenta para dónde está yendo y después el conjunto cobra sentido.

—Como si te dieras cuenta en retrospectiva.

—Sí, también las canciones encuentran su forma final en vivo. Nosotros subimos canciones a las plataformas como un muestrario de lo que estamos haciendo. Y esa usina de canciones enriquece el show. De hecho, a veces estamos tocando y me doy cuenta de que sería genial incluir un tipo específico de canción y empiezo a componer para ese lado, en función de eso que falta.