Desde su llegada a la familia real británica, Meghan Markle fue vista por muchos como una figura disruptiva, capaz de modernizar los protocolos y traer una nueva visión a la monarquía. Sin embargo, según reveló un antiguo miembro del Palacio de Kensington, su relación con el príncipe Harry solo fue aceptada porque él no era un heredero directo al trono. "Si Guillermo hubiera querido casarse con Meghan, habría ido demasiado lejos", afirmó la fuente.
Las revelaciones surgen del libro de Tom Quinn, quien describe el choque generacional dentro del Palacio de Buckingham con respecto a la duquesa de Sussex. Según sus fuentes, mientras los miembros de más edad la apodaban "Meg la Mística" por su enfoque "demasiado woke y espiritual", los más jóvenes la consideraban una luchadora que se negaba a someterse a tradiciones arcaicas. "Harry nunca iba a ser rey, por eso se lo permitieron", afirmó un exmiembro de la casa real, dejando en claro que la duquesa de Sussex nunca hubiera sido bienvenida en otro contexto.
El escepticismo con el que Meghan fue recibida en la familia real británica recuerda a un capítulo histórico que aún resuena en los pasillos de Buckingham: el escándalo de Wallis Simpson, la mujer por la que Eduardo VIII renunció al trono en 1936. "Ya estamos otra vez: Meghan es la Sra. Simpson que vuelve para atormentarnos", reveló Quinn sobre la percepción de la vieja guardia.
La comparación con Wallis Simpson no es casual. Ambas son estadounidenses, divorciadas y con una fuerte personalidad que desafió las normas de la monarquía británica. Mientras Wallis fue vista como la responsable de la crisis constitucional más grande del siglo XX, Meghan fue el blanco de innumerables ataques por parte de los medios británicos y de sectores conservadores de la corona.
La grieta dentro del palacio es clara. Mientras los cortesanos más tradicionales la veían como una amenaza, los más jóvenes la consideraban una figura de cambio. "Meghan no quería ser una princesa de cuento, quería hacer algo con su rol", comentó una fuente cercana al príncipe Harry. Sin embargo, esa visión chocó con las estructuras rígidas de la realeza.
El desprecio de Harry y Guillermo por Camilla Parker Bowles
La llegada de Meghan a la familia real no es el único episodio de tensión dentro de los Windsor. Quinn también reveló detalles inéditos sobre el conflicto entre los príncipes Guillermo y Harry con Camilla Parker Bowles, la esposa del rey Carlos III.
Cuando su padre oficializó la relación con Camilla, los príncipes la apodaron "Lady Macbeth", en referencia a la icónica villana de Shakespeare, a quien se describe como una ambiciosa trepadora social. Además, según fuentes cercanas al palacio, también la llamaban "La Bruja del Oeste" y "Cruella de Vil".
A pesar de estos apodos, Quinn asegura que Camilla nunca quiso ser reina y que le pidió a Carlos que se alejaran de la vida real. "Podríamos simplemente irnos y vivir en paz", le habría dicho. Sin embargo, alejarse de la monarquía no fue una opción viable para el entonces heredero al trono.
Meghan Markle: una figura que sigue dividiendo aguas
Desde que Meghan y Harry decidieron alejarse de la realeza y mudarse a Estados Unidos, su relación con la corona británica ha sido motivo de debate constante. Mientras algunos la ven como una figura moderna que desafió una institución anticuada, otros creen que su llegada fue el inicio de una crisis sin precedentes para la monarquía.
Con el paso del tiempo, Meghan continúa generando opiniones divididas, y su legado dentro de la familia real sigue siendo motivo de controversia. Como dijo una fuente de Buckingham: "No importa qué haga, Meghan siempre será la outsider que intentó cambiar la monarquía y no lo logró".
Kate Middleton trata a Guillermo como 'su cuarto hijo' y sufre sus caprichos reales
Los ex empleados del palacio que hablaron con Tom Quinn describen un ambiente de extremo privilegio, donde figuras de la realeza como el príncipe Guillermo y el rey Carlos dependen tanto de su personal que cualquier alteración en sus estrictas rutinas puede generar crisis innecesarias. Desde baños programados a la misma hora todos los días hasta la exigencia de un servicio impecable, los Windsor parecen haber crecido en un entorno donde cada detalle es atendido sin cuestionamientos.
Según Quinn, esta dinámica ha llevado a que el príncipe de Gales herede algunos rasgos temperamentales de su padre. "No sé dónde estaría Guillermo sin Kate", confesó una antigua empleada del palacio. “No ha tenido que lidiar con muchas cosas por sí mismo a lo largo de su vida, así que ella es quien lo calma cuando se pone quisquilloso. Dice que, en ocasiones, tiene que tratarlo como si fuera su cuarto hijo”.
JCCL / Gi