En menos de cuarenta y horas, Barack Obama y Jennifer Aniston se convirtieron en el ensamble que tantos clickbaits asegura a los medios de prensa mundiales: el romance entre un político –un expresidente suma más clicks–, y una famosa de Hollywood. Y es que con la “sólida fuente” de una amiga sin nombre de Aniston, habría sido “confirmada” la relación extramarital de Obama con la histórica ex de Brad Pitt.
Cuando el dios algoritmo reconfirmó que la dupla Obama-Aniston era un hit mediático, se sumaron artículos en medios online con más suposiciones que confirmaciones, y también con clásicas frases como “Si ambos tienen redes sociales y no desmienten el romance es porque hay algo”.
La verdad es el objetivo a detonar por quienes eliminan la verificación de datos en las redes.
Qué dijo él. El 17 de enero, en su cuenta en X, Obama posteó una foto tomado de la mano de Michelle y compartiendo una cena íntima por el cumpleaños de ella. Y escribió: “Feliz cumpleaños al amor de mi vida, Michelle Obama. Llenás cada espacio con tu calidez, sabiduría, humor, gracia... y te ves feliz haciéndolo. Soy un afortunado de atravesar con vos esta aventura que es la vida”.
¿Fue un texto para la platea de redes, mientras en su cabeza daba vueltas Jennifer Aniston? Puede ser, pero al cierre de esta edición, ningún medio serio norteamericano del mundo del espectáculo o del universo social y político, publicaron confirmación alguna. Además, no hay fotos salvo unas creadas por inteligencia artificial, es decir, falsas. ¿El mundo asiste al primer testeo en redes producido por Meta para ejemplificar la ausencia de todo control de verificación impuesto por Mark Zuckerberg? Es posible aunque menos fácil de confirmar que la relación en cuestión.
Hormonas en alza. Mientras tanto, quienes generan más posibilidades de un escándalo de tecnobillonarios es el propio Mark Zuckerberg. Y todo eso porque en la asunción de Trump se lo vio observando el escote de Lauren Sanchez –la mujer de Jeff Bezos– como un adolescente que por primera vez tiene delante unos senos femeninos. Y luego, de una extensa charla cómplice con ella mientras el rostro de su esposa Priscilla exhibe abulia.
