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lilia fuster,testigo de todos los shows de oasis en el país

“Noel Gallagher era una figura paterna, imponía respeto; Liam, más tirambombas”

Como Oasis, Liam y Noel Gallagher vinieron por primera vez a la Argentina en 1998. Ambos no solo querían visitar el país para actuar. Luego regresaron tres veces más, y en todas las oportunidades, Lilia Fuster, argentina, participó del esas presentaciones desde su gestación, como productora y promotora.También hizo lo mismo con Rolling Stones, U2 y David Bowie, entre otros. En diálogo con PERFIL descubre facetas de estos hermanos creadores de hits musicales, y de situaciones de la vida privada que fueron seguidas con despliegue por medios sensacionalistas.

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Globales. Más allá del marketing, el regreso de Oasis como banda en gira era muy esperado. A la Argentina llegarán en noviembre de 2025 y ya hay revuelo. | cedoc

La primera vez que Oasis vino a la Argentina fue en 1998, y ya era una de las bandas más grandes del mundo. Habían lanzado su tercer disco, Be Here Now, luego de que los dos primeros, Definitely Maybe y (What’s the Story) Morning Glory? pusieran al rock de Manchester en lo más alto.

Ese éxito como banda profundizó una conflictividad entre los hermanos Liam y Noel Gallagher, que es algo así como un sello disruptivo. Además de las canciones, la tensión constante entre ambos fue erigiendo una leyenda que por alguna razón siempre resultó atractiva, sobre todo para los medios de comunicación de Inglaterra.

Luego de esa visita a la Argentina, en la que Oasis tocó dos veces en el Luna Park, volvieron para el Buenos Aires Hot Festival, en 2001; luego regresaron para tocar en el Campo Argentino de Polo, en 2006; y la última vez, fue en 2009 –a meses de disolverse como banda–, cuando actuaron en River Plate.

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Agua y aceite. Lilia Fuster,  productora y promotora argentina, estuvo presente en todas las visitas de Oasis al país. La trayectoria de Fuster es bastante única; y en la promoción local es una referencia ineludible. Pero en el ámbito internacional, ha sabido sacar adelante con sus equipos, espectáculos de altísimo calibre: Rolling Stones, U2, David Bowie, por mencionar algunos. Y como se mencionó, también con Oasis en las visitas que hicieron entre 1998 y 2006; ocho años cruciales, en los que la banda pasó de popular a mítica, con algunas caóticas escalas.

“Noel y Liam (Gallagher) eran tan diferentes entre ellos”, recuerda Lilia Fuster a PERFIL. “Noel era como una figura paterna, que imponía respeto: sabía lo que quería, le gustaba salir solo, sin seguridad. Y Liam era más bien el tirabombas. Todo el tiempo, pero terminás adorándolo, porque era como un niño travieso muy talentoso”.

Pese a haberse impuesto como una de las bandas más universales de su tiempo, conjugando un estilo heredero de la movida sónica con una desfachatez lúcida y canchera, en la Argentina Oasis fueron particularmente admirados. La banda permeó en las audiencias locales, melómanas y rockeras por naturaleza. “Eran unos Beatles pero más sucios, describe Lilia. “Y eran muy amados, generaron una tribu, un público muy fiel, que coincidía con su edad”.

—Los Oasis tenían también fama de caóticos.

—Fue una banda complicada para traer (a la Argentina). Paralelamente al éxito estaba el mito, bastante real, de lo difíciles que eran Noel y Liam. Nosotros habíamos recibido comentarios, pero la información más certera que tenía en la época, era que Oasis quería venir a la Argentina sí o sí. 

—Para actuar...

—Bueno sí, pero también para pasar tiempo acá. Les habían dicho que la Argentina era el mejor país. La gente, la comida, la diversión.... Vinieron casi una semana antes de los shows y se enamoraron de la Argentina. Esa primera visita no fue ajena al caos, la diversión y las casualidades.  Increíblemente coincidieron en el mismo hotel Maradona, el Puma Rodríguez, Cristian Castro y Oasis.

—Y sí, increíble...

—Sí. Obviamente ellos querían conocer a Maradona, y ese encuentro sucedió. Para ellos el fútbol es casi tan importante como la música. Es su gran pasión.

Únicos. En esos tiempos Lilia  Fuster trabajaba en Rock&Pop Internacional. Durante varios años participó de la coordinación de espectáculos de algunas de las bandas referencia del rock. Luego empezó a formar parte del equipo de Pop Art, donde trabajó en la tercera visita de Oasis. Pero en 1998 el mundo estaba a punto de cambiar en términos de comunicación: la revolución digital estaba tocando la puerta. Sin embargo, los equipos de producción de espectáculos, como muchísimas otras industrias, todavía no habían cambiado de paradigma. Todo era más analógico. “Veníamos de una rueda de shows internacionales muy fuerte. Al año apareció toda junta la tecnología, pero si me preguntás cómo hacíamos los shows no lo sé: era puro factor humano. Y nosotros aprendimos muchísimo”, dice a PERFIL.

—¿Oasis y su equipo percibían el esfuerzo que implicaba producir acá un show?

—Todos los popes de la música con los que trabajé coincidían en la admiración que sentían por los equipos argentinos. Les sorprendía cómo arreglaban situaciones de manera inesperada, original. Entendían que poniendo el intelecto y la tracción a sangre en favor de las producciones, lográbamos poner en marcha eventos enormes.

—¿Haber trabajado con Oasis fue significativo?

—Fue un punto de inflexión. Fue uno de los shows que más sufrí, y este trabajo no tiene escuela. Nadie te lo puede enseñar. Cuando un artista conecta por un rato, deja de ser humano. En cierto momento conectan con algo que no es de esta frecuencia y con ellos pasaba.