El final de 2024 resultó especialmente complicado para Haakon y Mette-Marit de Noruega, quienes vieron cómo los escándalos de Marius Borg Høiby, el hijo mayor de la princesa, sacudió a la Casa Real Noruega y generado una crisis de imagen sin precedentes. Desde la primera detención del joven en agosto por violencia y agresión, su conducta puso a la institución en una posición delicada, desencadenando un fuerte debate público y mediático.
El hijo de la princesa Mette-Marit de Noruega fue detenido en Oslo por atacar a una chica
Una entrevista marcada por el silencio
Como cada año, los futuros Reyes concedieron su tradicional entrevista a la cadena pública NRK, diseñada para hacer un repaso de su año. Sin embargo, en esta ocasión las preguntas sobre el caso de Marius Borg Høiby fueron inevitables. La periodista responsable de la entrevista cuestionó a Haakon y Mette-Marit con interrogantes directas sobre los incidentes protagonizados por el joven, pero no obtuvo respuesta alguna.
“¿Qué sabían el príncipe heredero y la princesa sobre el círculo social de Høiby, considerando la preocupación expresada por la policía?”, "La Casa Real confirmó que la princesa heredera tuvo contacto personal con la mujer ofendida tras el incidente del 4 de agosto. ¿Qué tipo de contacto fue, quién lo inició y por qué?”, “El 14 de agosto, Høiby admitió a través de su abogado haber agredido a una mujer. ¿Qué tienen que decir al respecto?”, fueron algunas de las preguntas que incomodaron al matrimonio noruego.
Marius Borg Høiby, hijastro del príncipe heredero de Noruega, liberado tras ser acusado de violación
Ante estas preguntas, Haakon se limitó a responder: “Ya respondimos eso. No tengo nada más que decir”, mientras que Mette-Marit optó por mantener un silencio absoluto, impasible ante los cuestionamientos.
El director de comunicación de la Casa Real, Guri Varpe, intervino para aclarar la posición oficial frente a las preguntas de los periodistas: “Hemos respondido a varias de las preguntas que nos habéis hecho anteriormente y no tenemos nada que añadir ahora. Este es un caso que está siendo procesado por la justicia, y confiamos en que la policía y los tribunales lo manejarán adecuadamente”.
Los incidentes que salpican a la monarquía
Desde agosto, Marius Borg Høiby protagonizó una serie de escándalos que incluyen su ingreso en una clínica de rehabilitación, su posterior fuga y la violación reiterada de una orden de alejamiento contra una de sus víctimas. El caso más grave ocurrió el 4 de agosto, cuando Marius fue detenido por violencia y agresión. A través de su abogado, admitió haber atacado a una mujer, lo que provocó un fuerte revuelo en la opinión pública y en los medios de comunicación.
A pesar de la gravedad de las acusaciones, Haakon expresó en noviembre su apoyo tanto a los afectados como a su esposa: “Son acusaciones graves a las que Marius se enfrenta ahora. Hoy, por supuesto, pensamos en todos los involucrados”. Además, en un momento de tensión tras el registro policial en el Palacio, declaró: “Me gustaría estar en casa con Mette hoy. La extraño”, aunque en ese momento se encontraba de viaje oficial en Jamaica.
El caso de Marius Borg puso a la Casa Real Noruega en una posición incómoda. Según el periodista experto en monarquías, José Moreno, “los escándalos no solo dañan la reputación de Marius, sino que comprometen directamente la estabilidad y la imagen de la institución”.
Algunos expertos consideran que una medida radical, como un eventual divorcio entre Haakon y Mette-Marit, podría ayudar a distanciar a la Corona de los problemas personales de la princesa y su hijo. Sin embargo, esta posibilidad parece remota debido a la sólida relación entre los futuros Reyes y el apoyo incondicional que Haakon ha demostrado hacia su esposa en numerosas ocasiones.
El futuro de la Corona Noruega
La polémica en torno a Marius Borg Høiby revivió los debates sobre el papel de la familia real en tiempos de crisis. Mientras la Casa Real sigue evitando declaraciones contundentes sobre el caso, la presión mediática y social no cesa, poniendo a prueba la capacidad de la institución para mantener su imagen ante un público cada vez más crítico.
Por ahora, Haakon y Mette-Marit intentan equilibrar sus responsabilidades institucionales con las dificultades personales, conscientes de que los ojos de Noruega y del mundo están puestos en cada uno de sus pasos.
