Las entrañas del Centro Correccional Richard J. Donovan albergan historias tan turbias como el pasado de sus habitantes. Entre ellos, Lyle Menendez, condenado a cadena perpetua por el brutal asesinato de sus padres en 1989, protagoniza un culebrón digno de un guion televisivo.
A sus 56 años, el hombre que conmocionó a Beverly Hills está atrapado entre dos mundos: por un lado, el amor a distancia con Milly Bucksey, una estudiante británica de apenas 21 años, y por el otro, una relación que, en la jerga carcelaria, lo define como “la esposa” de un musculoso reo de barba candado conocido como Chino.
Según Eugene Weems, otro interno, Menendez y Chino comparten algo más que la celda: “Los vi acurrucados en la misma cama”, reveló Weems a Radar Online. “Le pregunté directamente: ‘Lyle, ¿qué pasa con vos y Chino? Los vi abrazados. ¿Sos gay?’ Y su respuesta me dejó helado: ‘Chino es mi hombre’. No lo oculta y hasta dice que le gusta asumir el rol femenino en la relación”.
Pero las pasiones de Lyle no se detienen ahí. Del otro lado del mundo, en Altrincham, Reino Unido, sigue embelesada con el asesino confeso. Su relación comenzó en un grupo de Facebook dedicado a la causa de los hermanos Menendez, administrado por Rebecca Sneed, la esposa de Lyle desde 2003.
El convicto contactó a Milly con un alias falso, pero no tardó en confesar su verdadera identidad. Desde entonces, Milly viajó a San Diego para verlo y sellar su vínculo con fotos cariñosas en el patio de la prisión, algunas junto a un perro y otras en las que posa sentada en las rodillas de su novio.
La historia se volvió aún más rocambolesca cuando Lyle fue sorprendido por los guardias con un celular contrabandeado que utilizaba para hablar con Milly. Según registros oficiales, este incidente quedó asentado en un informe presentado por el entonces fiscal de Los Ángeles, George Gascón. Sin embargo, fuentes cercanas aseguran que Menendez consiguió otro teléfono ilegal para seguir en contacto con la joven británica, quien incluso cambió la portada de su Facebook por una foto de la playa Ocean Beach, cerca de la prisión.
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Amores y traiciones tras las rejas
La situación puso en jaque su matrimonio con Sneed, quien admitió públicamente que llevan un tiempo separados, aunque asegura que siguen siendo “mejores amigos y familia”. Pero esta no es la primera vez que Lyle es sorprendido siendo infiel desde prisión: su primer matrimonio con Anna Eriksson terminó en 2001, cuando ella descubrió que enviaba cartas de amor a otra mujer.
El contexto no podría ser más complejo. Tras décadas de condena, el caso Menendez volvió a los reflectores gracias al éxito de la serie de Netflix “Monster: The Lyle and Erik Menendez Story”. Este renovado interés impulsó al ex fiscal Gascón a proponer una reducción de sus penas, pero su reciente derrota electoral complica las cosas. Su sucesor, Nate Hochman, anunció que revisará el caso antes de tomar cualquier decisión, lo que podría retrasar la audiencia de re-sentencia programada para diciembre.
Mientras tanto, Lyle y su hermano Erik, ambos condenados a cadena perpetua, permanecen unidos en la prisión de San Diego desde 2018, tras pasar casi tres décadas en cárceles separadas. Su defensa insiste en que los asesinatos fueron consecuencia de años de abuso sexual por parte de su padre, José, aunque los fiscales siempre sostuvieron que lo hicieron por motivos económicos, respaldándose en el derroche de 700.000 dólares que siguió al crimen.
NG CP