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adiós a un maestro argentino

Luis Felipe Noé hizo del caos algo más que arte

Es uno de los nombres que lograron un lugar destacado en la historia del arte contemporáneo argentino. Luis Felipe Noé murió el 9 de abril a los 91 años, pero dejó en cuadros, en instalaciones y en textos un legado importante. El destino o quizá Horacio Butler, su primer maestro, provocó que Yuyo –tal su apodo– dejara sus estudios en la Facultad de Derecho de la UBA para dedicarse al arte en el que se expresó con obras y con libros como “Antiestética”, “Una sociedad colonial avanzada”, “Recontrapoder”, entre otros. Su hija Paula es pintora y su hijo Gaspar es cineasta; ambos residen en Europa.

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Álbum. Yuyo Noé en su atelier (izq.). En marzo de 2025, visitó la redacción de PERFIL, diario del que era lector. Con Andrés Duprat en Premios Perfil 2019. | cedoc

Quedan sus cuadros, sus libros, sus entrevistas, y también las anécdotas y sugerencias que dio a quienes fueron alumnos suyos. Luis Felipe Noé murió a los 91 años y, aunque resulte cursi, fue uno de los grandes artistas plásticos argentinos. “Si yo no hubiese sido latinoamericano, y particularmente argentino, y muy específicamente porteño, mi pintura sería absolutamente distinta. Y con esto quiero decir que la obsesión que tengo de asumir el caos, que es una manera de entenderlo, no hubiese existido si yo no fuera de acá”, dijo Yuyo Noé en agosto del año pasado, cuando en el Museo de Casa Rosada se exhibió Por la Patria soñada, una obra que es su homenaje al General San Martín, y que el Estado adquirió en los años noventa para Colección de Presidencia de la Nación.

Concepto. El caos que menciona es un tema que Luis Felipe “Yuyo” Noé comenzó a estudiar en 1965 cuando en Antiestética, su primer libro, incluye el capítulo ‘El caos como estructura’. “No estaba buscando el concepto del prejuicio de unidad, sino del prejuicio del rompimiento, porque me preguntaba de qué unidad me hablan si la sociedad no la tiene”, explicó en un reciente reportaje en Radio Perfil. “Para mí ‘caos’ no es exactamente desorden, ni es algo que acontece de manera sorpresiva, sino que es la sociedad misma que constituimos desde que la humanidad existe. Es el intercambio permanente de desconciertos, equívocos y luchas. En medio de este marasmo de confusiones, el ser humano debe tratar de poder ser sí mismo en medio de ese gran todo que lo abruma”.

"Caos es la sociedad misma que constituimos desde que la humanidad existe"

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Reconocido. Luis Felipe Noé nació en 1933 Buenos Aires, ciudad que lo consideró Ciudadano Ilustre en 2006. Entre 1961 y 1965 formó parte del grupo de la Nueva Figuración, integrado por Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega. En 1963, tuvieron una primera exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes, y veintidós años después, una segunda en ocasión de la participación de Nueva Figuración en la Sección Histórica de la Bienal de San Pablo. En 2009, Yuyo Noé fue el artista seleccionado para representar a la Argentina en la Bienal de Venecia. Pero previo a eso, ya tenía en su historia como artista plástico, más de treinta y cinco exposiciones individuales en Buenos Aires, Madrid, Nueva York, París, Santiago de Chile, Lima, Bogotá, Guayaquil y Córdoba.

En ese recorrido profesional también recibió galardones importantes como el Premio Nacional Di Tella en 1963; Beca Guggenheim en dos oportunidades 1965 y 1966; el premio de la Asociación Argentina de Críticos de Arte en 1985 por su trayectoria artística; Gran Premio Fondo Nacional de las Artes, en 1997; el Konex de Brillante al mejor artista Visual de la década en 2002; los de Trayectoria de la Academia Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, y del Salón Nacional de Artes Visuales, en 2019.

Las interpretaciones del arte

Julio César Crivelli*

Noé presentó su libro Asumir el caos en noviembre del año pasado, y fue un honor que lo hiciera en nuestro auditorio de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, confirmando que es uno de los espacios de mayor relevancia en la vida cultural de la Ciudad. Después de su diálogo público con José Emilio Burucua, seguimos conversando largamente sobre la estética del caos, gran fuente de inspiración que tanto lo apasionaba y cuyas reflexiones son sin dudas uno de sus legados.

Tengo dos obras suyas, ambas compradas a comienzos de los años noventa, una en galería; la otra, en un remate. En posteriores almuerzos en mi casa, revisitamos sus obras, que tienen un lugar destacado en mi colección. Una es Hombre animal, de su Serie Federal, etapa en que pintaba con mucha pasta, imágenes chorreadas y cargadas de alegorías a las que yo les daba mi propia interpretación. La otra obra es Situación límite. En un momento, le dije que este último cuadro me hacía pensar en la Divina comedia, cuando el Dante sale del Purgatorio y Virgilio se tiene que quedar, porque al Paraíso solamente entra la fe. Yuyo (Noé) me dijo: “La descripción suya es perfecta, pero le aseguro que las interpretaciones de un coleccionista no tienen nada que ver con las interpretaciones o las intenciones del artista” (risas). Siempre disfruté y aprendí mucho de esos encuentros.

Luis Felipe Noé ha sido un gran maestro, de la talla de Rómulo Macció, Antonio Berni o Miguel Carlos Victorica. Y él brilló en todas las etapas de su vida: con el movimiento de la Nueva Figuración; como artista; con sus escritos y, especialmente, en los últimos quince años, con el desarrollo de la noción de caos, en la vida y en el arte. Lo que considero uno de los grandes aportes de Noé al pensamiento contemporáneo.

* Coleccionista, presidente de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes.

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