“La historia da muestras de estar volviendo atrás. Se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos. En varios países, una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales”, escribió el papa Francisco en el capítulo Sueños que se rompen en pedazos, de la encíclica Frattelli Tutti, la encíclica que publicó en octubre de 2020. “Estamos más solos que nunca en este mundo masificado que hace prevalecer los intereses individuales y debilita la dimensión comunitaria de la existencia (...) El avance de este globalismo favorece normalmente la identidad de los más fuertes que se protegen a sí mismos, pero procura licuar las identidades de las regiones más débiles y pobres, haciéndolas más vulnerables y dependientes. De este modo, la política se vuelve cada vez más frágil frente a los poderes económicos transnacionales que aplican el ‘divide y reinarás’”, prosiguió el papa argentino en dicha encíclica.
Varios de los protagonistas que contribuyen a que el mundo actual avance en la dirección que ya en 2020 el papa Francisco describió estuvieron en la primera final de su funeral que culminó con el ingreso de su féretro en la I basílica de Santa María la Mayor de Roma.
Protocolo. En primer lugar, Donald Trump quien, a los 78, se hizo rebelde adolescente y usó un traje azul en lugar de uno negro como señala el protocolo. En esa platea también estuvo la extrema derecha húngara con su primer ministro Viktor Orban; Ursula von der Leyen, quien se abrazó muy efusiva con Volodimir Zelenski, quien a su vez tuvo una reunión informal, pero productiva con Trump; y terminado el funeral fue recibido por el ministro británico Keir Starmer, Von der Leyen, y Emmanuel Macron. Todos ellos formaron parte de los plateístas junto a otros presidentes como Javier Milei, Lula, el finlandés Alexander Stubb, el local Sergio Mattarella y la primer ministro Giorgia Meloni; los reyes de España, Jordania, Luxemburgo, Bélgica, el príncipe Guillermo de Inglaterra fue solo; Seyyed A. Salehi, ministro de cultura de Irán, y tres ministros de Bahréin, entre otros.
En familia. Fuera de los invitados mencionados, y ubicado en un área no protocolar, se ubicó Julian Assange, el creador de WikiLeaks, medio que reveló informes secretos del Departamento de Estado de Estados Unidos.
“Hemos venido a Roma para expresar la gratitud de nuestra familia por el apoyo del papa Francisco durante la persecución a Julian. Nuestros hijos y yo tuvimos el honor de reunirnos con él en junio de 2023 para discutir cómo liberar a Julian de prisión (...) Francisco le escribió a Julian en la cárcel e incluso le propuso concederle asilo en el Vaticano”, dijo Stella, la esposa de Assange.