A los cincuenta años, Juliana Awada se encuentra en el esplendor de su magnetismo como influencer fashion. Luego quizá, como deco-influencer o también gastronómica, y finalmente horticultora.
Criada en una familia que, al menos hasta hace algún tiempo, hizo de la moda la cimentación de su economía, es en ese universo donde ella se maneja con soltura. Y por eso, Juliana Awada se muestra segura posteando fotos como distintas versiones de una adulta Dora la exploradora de vacaciones en la Patagonia; o como la versión latina de Jessica Rabbit, en Buenos Aires.
El "destape" de Juliana Awada en la Patagonia
En la Patagonia, Juliana Awada descarta cualquier tipo de estridencia o brillo porque el paisaje supera cualquier prenda, y prioriza la practicidad y comodidad. Sobre todo porque mientras su marido Mauricio Macri trabaja para que política y negocios personales mariden con los deseos de Javier Milei, Awada disfruta del lago Nahuel Huapi, del trekking de montaña con acampada incluida, o de las cabalgatas.
En Buenos Aires, hay un poco más de producción estilística pero igualmente relajada. Lo que sí queda claro que Juliana Awada tiene en Marcelo Giacobbe a su diseñador –argentino– favorito. De hecho, en el festejo de sus cincuenta años, ella eligió un vestido de cristales de su última colección. Por su parte, sin duda él tiene a una de esas mejores musas. Es decir de esas que cuando visten un traje de firma, generan llamados y consultas a su creador.
Esto quedó demostrado cuando, siendo Juliana Awada primera dama, eligió un diseño de Giacobbe para un viaje oficial a Alemania que, primero hizo que quienes no lo conocían preguntarán quién era él; y lo más importante, atrajo nuevas fans a su atelier. A su vez, en una fiesta de hace unos meses, Awada llevó un vestido rojo largo de Giacobbe que ella había visto antes en el cuerpo de una influencer fashion argentina.
EI