Dos ambiciosos desarrollos inmobiliarios de lujo en Albania, liderados por Jared Kushner e Ivanka Trump, están generando intensas tensiones en el país, donde tanto locales como políticos cuestionan el impacto de los proyectos y la forma en que se adjudicaron los derechos sobre los terrenos.
Las inversiones, valoradas en aproximadamente 1.000 millones de dólares, buscan transformar áreas costeras albanesas en destinos turísticos de lujo, pero se desarrollan en terrenos con un pasado turbulento: propiedades estatales expropiadas durante la era comunista, algunas de las cuales están en disputa.
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Uno de los proyectos más controvertidos está ubicado en Zvernec, cerca de la ciudad de Vlore. Kushner planea construir un complejo de mil villas y habitaciones de hotel en esta área, famosa por sus olivares y su riqueza histórica.
Sin embargo, varias familias aseguran que poseen derechos sobre esas tierras y acusan al gobierno albanés de facilitar el proyecto de Kushner a expensas de sus derechos de propiedad.
“Es obvio que se trata de un gran entramado de corrupción”, declaró Konomi, un profesor de estadística que mantiene lazos con la zona. La familia Konomi, que aún posee una vivienda en el área, se opone a ceder su terreno, argumentando que el proceso de adjudicación no ha respetado sus derechos.
Acusaciones de corrupción y apropiación hacia Jared Kushner e Ivanka Trump
La segunda iniciativa de Kushner tiene como escenario es la isla de Sazan, un enclave militar albanés con un alto valor estratégico. Durante la Guerra Fría, Sazan fue utilizada como base soviética y aún conserva edificios militares en desuso. Kushner ha expresado su interés en desarrollar un resort de lujo en la isla, pero sus planes se enfrentan a la competencia de Evi Kokalari-Angelakis, una promotora albanesa-estadounidense.
Kokalari-Angelakis presentó su propia propuesta para transformar Sazan en un hotel inspirado en el prestigioso complejo The Breakers de Florida. Sin embargo, sostiene que el gobierno ha ignorado su oferta debido a la influencia de Kushner y su vínculo con la familia Trump. “Es indignante. Me han cerrado la puerta en las narices”, expresó Kokalari-Angelakis, añadiendo que su “mayor desventaja es enfrentar a la hija y el yerno de Trump”.
Las críticas también llegaron desde el parlamento albanés, donde el legislador de oposición Agron Shehaj denunció la falta de transparencia en la selección de los promotores para Sazan. “Es importante desarrollar el turismo, pero la falta de claridad en estos procesos da la impresión de que se trata de un acuerdo privado en beneficio de los intereses del primer ministro y no del país”, declaró Shehaj.
Por su parte, el primer ministro Edi Rama defendió la decisión del gobierno y celebró la inversión de Kushner como una oportunidad para poner a Albania en el mapa turístico del Mediterráneo. “El hecho de que un empresario estadounidense muestre interés en invertir en Albania es motivo de orgullo para nosotros”, indicó Rama, señalando que Albania está emergiendo como un atractivo destino para visitantes internacionales.
Kushner, quien lanzó su empresa Affinity Partners con el apoyo de fondos saudíes, subraya que sus proyectos cumplen con todos los requisitos legales y buscan el crecimiento económico de la región. La empresa también ha establecido una colaboración con Shefqet Kastrati, un magnate albanés del sector inmobiliario y de combustibles, quien posee estrechos vínculos con el primer ministro y mantiene lucrativos contratos públicos en el país.
A medida que avanzan las negociaciones, los habitantes de Zvernec notificaron a Kushner sobre sus reclamaciones de propiedad, con documentos que respaldan su control histórico sobre el terreno en disputa. “Nos oponemos a que nos quiten nuestras tierras ancestrales”, afirmó Kola, quien teme perder el legado familiar que se ha transmitido por generaciones.
Además, el gobierno albanés aprobó leyes que permiten la construcción de hoteles de lujo en áreas protegidas, lo que ha beneficiado proyectos como el de Zvernec. Según Neritan Sejamini, exasesor del primer ministro, este tipo de legislación ha permitido que familias con conexiones políticas obtengan terrenos de alto valor a expensas de los derechos de residentes locales. Sejamini subraya que “el sistema se ha aprovechado para beneficiar a quienes tienen relaciones políticas, dejando de lado a los verdaderos propietarios”.
Mientras las críticas crecen, los ejecutivos de Kushner aseguran que sus proyectos buscan el desarrollo turístico de Albania y que, en caso de confirmar una disputa legal válida sobre los terrenos, estarían dispuestos a retirarse. Sin embargo, las comunidades afectadas temen que estas inversiones no solo desplazarán a las familias de sus tierras, sino que también perpetuarán la falta de transparencia y la inequidad en la distribución de recursos en Albania.
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