Federico Moura reverbera. Su voz, su mirada y las canciones que compuso con sus hermanos Marcelo y Julio. Como pasa con algunos íconos, su historia resuena menos. La de su hermano Jorge, secuestrado por un grupo de tareas en 1977, su infancia, su relación con la moda, sus viajes, su formación intelectual y profesional constituyen la sombra de una figura eterna, por momentos olvidada y luego recuperada. En un ejercicio de memoria coral, Damián Carcacha publicó Sin disfraz. Federico Moura: entrevistas esenciales. El libro se presentó en el colegio nacional donde Federico Moura hizo la secundaria, y al tiempo se lo presentó en La Plata, en La Noche de las Librerías. “La investigación comenzó en 1992 –dice Damián Caracha a PERFIL–. Todo el material de prensa gráfica, recitales piratas en audio y video, y fotografías fue ordenado de manera cronológica”.
—La figura de Federico Moura es enigmática. ¿Con este libro pudiste acercarte más a ella, a su pensamiento?
—Con el libro logré humanizar al artista. Conocer a su familia y a su entorno más cercano me permitió encontrar cómo era el Federico detrás del escenario: una persona muy segura de sí misma y con objetivos claros a la hora de encarar sus proyectos, ya sea en sus negocios de ropa o, posteriormente, con Virus.
—¿Sentís que la de Federico es una figura infravalorada?
—Es valorada pero desde una perspectiva que no lo define como el artista integral que fue. Se destacan cuestiones personales, como su sexualidad o su temprana muerte, pero no se valora su aporte artístico en la dimensión que merece. Durante la década del noventa, Federico fue olvidado, y su figura comenzó a cobrar relevancia a partir de 2000, cuando la prensa, los músicos y el público en general empezaron a redescubrir quién fue.
—¿Y para vos, quién fue Federico Moura?
—Fue un artista que se sobrepuso a los prejuicios, y con una imagen muy fuerte para la época. Era una persona culta, muy leída, un viajero y un soñador, que se fue en el mejor momento de su carrera artística.
—Hace poco falleció Velia Oliva, la madre de los hermanos Moura. Ella fomentó el surgimiento de una de las mejores bandas del rock nacional. ¿Cómo fue conocerla?
—Velia era una persona hermosa y muy cariñosa. Cuando nacieron mis hijos, les tejió ropa y me la llevó a la clínica. Hoy conservo esos tejidos, junto con muchas otras cosas que me dio de Federico, a resguardo. Era una mujer muy entera emocionalmente, a pesar de las desdichas que vivió. Me contaba cosas de Federico y solía decirme: “Me gusta que lo quieras tanto”. Cuando supo del libro, le pedí autorización y me respondió: “No hay nadie mejor que vos para contar la historia de mi hijo”.
—¿Cuál es el legado de Federico Moura? ¿Y de Virus?
—La mejor definición es que Virus es atemporal, y Federico también lo es.