El presidente de Estados Unidos, Joe Biden y su esposa, Jill, organizaron una cena íntima en los jardines de la Casa Blanca como cierre simbólico de su mandato, que culminará en enero próximo con la toma de posesión de Donald Trump, vencedor de las elecciones del pasado 5 de noviembre. La velada, marcada por la nostalgia y la gratitud, reunió a partidarios y colaboradores cercanos en un ambiente elegante y solemne.
El legado de Joe Biden en ruinas tras el triunfo de Donald Trump
Biden, subido al atril, reflexionó sobre su legado al frente del gobierno y agradeció el apoyo recibido durante los últimos cuatro años. Su discurso, pronunciado con emoción, fue observado atentamente por su esposa, Jill, quien desde su mesa no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas.
La emoción de Jill Biden
El momento más conmovedor llegó cuando Jill tomó la palabra. En un gesto lleno de cariño y admiración, elogió la carrera de su esposo: "Lo que has hecho durante cuarenta años y lo que lograste en estos últimos cuatro es impresionante". Estas palabras conmovieron profundamente al presidente, quien no pudo contener las lágrimas y se vio obligado a secarlas con un pañuelo.
La noche continuó con un brindis, en el que un miembro del personal les llevó dos copas para compartir el momento con los invitados. Posteriormente, la pareja se tomó de la mano y bailó, cerrando con ternura y emoción una etapa histórica en la política estadounidense.
A sus 82 años, Joe Biden dejará la Casa Blanca como el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos, llevando consigo el peso de los logros y desafíos enfrentados durante su mandato.
JCCL CP