El 13 de marzo de 2013 quedó grabado en la historia de la Iglesia Católica y del mundo. Aquel día, tras un cónclave de dos días y cinco votaciones, la famosa "fumata blanca" emergió desde la chimenea de la Capilla Sixtina, anunciando que los 115 cardenales habían elegido un nuevo pontífice.
Minutos después, el cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran pronunció la esperada frase: Habemus Papam, dando a conocer el nombre de Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano y el primero en llevar el nombre de Francisco.
Este evento, sin embargo, no fue un hecho aislado, sino el desenlace de un proceso sin precedentes en la historia reciente del Vaticano. La renuncia del Papa Benedicto XVI había marcado el inicio de una transición inesperada y lleno de incertidumbre, que culminó con la elección del cardenal argentino.
La renuncia de Benedicto XVI
La Iglesia Católica no había experimentado la renuncia de un Papa desde Gregorio XII en 1415. Sin embargo, el 11 de febrero de 2013, Benedicto XVI, de 85 años, anunció su dimisión durante un consistorio en el Vaticano.
El Pontífice, nacido en Baviera como Joseph Ratzinger, manifestó que su "edad avanzada" y su “falta de fuerzas” le impedían continuar en el cargo con la responsabilidad necesaria.
El anuncio generó conmoción en todo el mundo. El 28 de febrero de 2013, Benedicto XVI dejó oficialmente su cargo y se trasladó a Castel Gandolfo, donde se convirtió en "Papa emérito".
De esta manera, la Iglesia entró en una sede vacante, el período en el que la Santa Sede queda sin un Pontífice y se inicia el proceso para elegir un nuevo líder espiritual.
El cónclave de 2013: la elección de un nuevo Papa
El cónclave, el tradicional proceso mediante el cual los cardenales eligen al nuevo Papa, se desarrolla en estricta confidencialidad y aislamiento, sin contacto con el exterior. Normalmente, se convoca quince días después de la muerte del papa, aunque puede ampliarse hasta un máximo de veinte.
Este último Cónclave comenzó el 12 de marzo de 2013 en la Capilla Sixtina con una misa Pro Eligendo Pontifice y una primera votación sin resultado concluyente. En los días previos, se había especulado sobre los candidatos más fuertes, entre ellos el italiano Angelo Scola y el brasileño Odilo Scherer.
La mañana del 13 de marzo, tras varias rondas de votación, la chimenea de la Capilla Sixtina emitió humo negro, lo que indicaba que aún no había un consenso.
A diferencia del cónclave de 2005, el argentino esta vez no era favorito, teniendo un perfil más bajo que el de los italianos Angelo Scola y Gianfranco Ravasi, el austríaco Christoph Schönborn, el húngaro Péter Erdő o el filipino Luis Antonio Tagle.
El jesuita estaba tan convencido de que no sería elegido que casi se perdió la votación final mientras conversaba con otro cardenal fuera de la Capilla Sixtina. "El maestro de ceremonias salió y dijo: '¿Vas a entrar o no?'", recordó en una entrevista. "Después me di cuenta de que era mi resistencia inconsciente a entrar".
No fue sino hasta la quinta votación que el cardenal Bergoglio obtuvo los votos necesarios. Se había elegido un nuevo Papa.
"Cuando mi nombre fue pronunciado por septuagésima séptima vez, hubo un estallido de aplausos, mientras continuaba la lectura de los votos", dijo Francisco. "No sé exactamente cuántos votos hubo al final, ya no estaba escuchando, el ruido tapaba la voz del escrutador".
La proclamación del papa Francisco
A las 19:05 horas de Roma, la esperada fumata blanca anunció al mundo que la Iglesia Católica tenía un nuevo Pontífice. Minutos después, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, Jean-Louis Tauran pronunció la histórica frase: "Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam! Eminentissimum ac reverendissimum dominum, dominum Georgium Marium, Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Bergoglio, qui sibi nomen imposuit Franciscum." que traducido al castellano significa: "Os anuncio una gran alegría: ¡tenemos papa! El eminentísimo y reverendísimo señor don Jorge Mario, cardenal Bergoglio de la Santa Iglesia Romana, quien se ha puesto el nombre de Francisco".
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El cardenal argentino de 76 años, con un semblante de humildad, apareció ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro. Su primera frase como Papa marcó el inicio de un pontificado diferente: "Hermanos y hermanas, buenas noches".
Acto seguido, dijo que comenzaba "un camino", y pidió a los fieles que rezaran "unos por otros para que haya una gran fraternidad".
"Espero que este camino de la Iglesia que hoy comenzamos sea fructífero para la evangelización". Luego, en un gesto inédito, antes de impartir su bendición, pidió a los fieles que rezaran por él.
Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el primer Papa jesuita y el primero no europeo desde el sirio Gregorio III nacido en Siria y fallecido en el 741.
Además, fue el primero en adoptar el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, símbolo de humildad y servicio a los pobres.
Francisco dijo que el santo que había inspirado su nombre era "el hombre que nos da su espíritu de paz, un hombre pobre". Y agregó una frase histórica: "Cómo me gustaría una Iglesia pobre, y para los pobres".
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Más tarde, relató que el nombre surgió por una charla con el cardenal Cláudio Hummes, que le dijo "no te olvides de los pobres". "Eso me llamó la atención... Inmediatamente pensé en san Francisco de Asís, un hombre de paz, de pobreza, que amó y protegió la creación".
La elección de su nombre fue vista como un signo de renovación para la Iglesia, en un momento en el que enfrentaba numerosos desafíos internos, como los escándalos financieros y los casos de abusos sexuales.
Desde el primer día de su pontificado, el Papa Francisco demostró un estilo diferente. Rechazó lujos y protocolos, optando por una vida sencilla y cercana a los fieles.
El papa, eligió vivir en la Casa Santa Marta, un alojamiento más modesto dentro del Vaticano, en lugar de la lujosa residencia papal en el Palacio Apostólico. Además, priorizó la reforma de la Cúria Romana y un enfoque más social de la Iglesia.
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Desde su elección, el Papa Francisco ha dejado una huella significativa en la Iglesia y el mundo. Su mensaje de inclusión, su defensa de los más necesitados y su llamado a la paz han sido ejes centrales de su pontificado.
El Papa abordó temas como el cambio climático, la crisis migratoria y la corrupción dentro de la Iglesia. Además, impulsó reformas para modernizar el Vaticano y promovió el diálogo interreligioso.
LV / ds