Lo que hace un año parecía un enfrentamiento a distancia entre Donald Trump y el príncipe Harry ahora parece haber quedado en pausa. Tras haber acusado al duque de Sussex de "traicionar a la reina" y sugerir que si hubiera mentido en su solicitud de visa se tomarían "las medidas apropiadas", el expresidente de EE.UU. ha optado por bajar el tono y dar marcha atrás en su postura.
En una entrevista con The New York Post, al ser consultado sobre si tenía la intención de "deportar" a Harry en caso de que se comprobara que ocultó su consumo de drogas blandas en el pasado –algo que él mismo admitió en sus memorias Spare–, Trump respondió con un sorpresivo cambio de actitud: "No quiero hacerlo. Lo dejaré en paz, ya tiene suficientes problemas con su mujer", dijo, deslizando una nueva crítica hacia Meghan Markle, a quien calificó de forma tajante: "Ella es terrible".
Sin embargo, Trump no perdió la oportunidad de elogiar a Guillermo, príncipe de Gales, a quien conoció en privado en París durante la ceremonia de reapertura de Notre Dame en diciembre pasado. “Creo que es un buen tipo”, comentó sobre el futuro rey, en contraste con sus duras palabras hacia su hermano menor y su esposa.
Qué hacen el Príncipe Harry y Meghan Markle
Las declaraciones llegan en un momento clave: Harry y Meghan acaban de viajar a Vancouver para participar en la ceremonia de apertura de los Juegos Invictus 2025. Las imágenes de la pareja en actitud cómplice y sonriente parecen alejar –al menos por ahora– los rumores sobre una supuesta crisis matrimonial. Desde su discurso inaugural hasta su presencia en las gradas y un partido de hockey, los Sussex se dejaron ver juntos en varias ocasiones, demostrando que siguen firmes en su compromiso con la causa que el príncipe fundó en 2014.
Mientras Trump cambia de estrategia y Harry y Meghan refuerzan su imagen pública, el tablero de las relaciones entre la realeza británica y el expresidente estadounidense sigue en constante movimiento.