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DESPUÉS DE CUATRO AÑOS FUERA DEL STREAMING

Charlie Brooker volvió con un ‘Black Mirror’ donde las lecciones de moral ya no existen

Cada vez que se habla de situaciones distópicas, se usa como sinónimo que son “muy ‘Black Mirror’”. Para su creador, Charlie Brooker, lo bueno de esa consideración es que, para él, es publicidad gratis, Para esta sexta temporada, este guionista británico se planteó un desafío: romper con los climas y escenarios acostumbrados porque, sostiene, ahora hay muchas series de ciencia ficción. Desde la estética, las locaciones y los temas, Brooker busca sorprender. Para eso, se aventuró con el ChatGPT para crear un episodio pero, en su caso, el resultado fue desastroso: “Me devolvió sinopsis de todos los capítulos anteriores”.

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¡Hay equipo! Por un lado, había expectativa por una nueva temporada. Charlie Brooker está ansioso de cuál será la respuesta de los fans por los cambios que introdujo. En la presentación oficial de Black Mirror, él junto algunos actores de los distintos episodios, en Londres. | APF

Si hay una serie que puso la bandera de la ciencia ficción en lo más alto, es Black Mirror, creada por Charlie Brooker. Y es que esta narración antológica renovó el juego: una intriga que se plantea desde el génesis del capítulo, que coquetea con las tecnologías más comunes, y su constante límite con la saturación. A su manera, logró resolver esa dicotomía recuperada por Pablo Capanna en su histórico libro El sentido de la ciencia ficción: consultado Julio Verne por su opinión sobre las obras de H.G. Wells, que usaba la antigravedad para los viajes espaciales, mientras él empleaba la balística, dicen que respondió: “Yo utilizo la ciencia, él inventa”. A mitad de camino entre lo que está sucediendo y lo que está por venir, Black Mirror fue exitosa al punto que, cuando una situación se vuelve lo suficientemente distópica, es normal que se diga que es “muy Black Mirror”. Consultado sobre dicha cuestión, Brooker no ensayó teoría alguna, fue práctico: “Eso es buenísimo, porque es publicidad gratis”.

Idea bisagra. Charlie Brooker nació en Reading, Reino Unido, en 1971. Empezó escribiendo cómics y entre 1999 y 2003 trabajó en la página de humor TVGoHome. Poco a poco empezó a formar una mirada sagaz, mientras cultivaba un repertorio amplio para trabajar como actor, guionista y locutor. En 2011 estrenó Black Mirror y se hizo famoso fuera de Inglaterra. Al principio, el propósito de Black Mirror era alertar con fábulas distópicas sobre los peligros de la dependencia tecnológica. La serie fue creciendo temporada a temporada en audiencia y, tras cuatro años, Brooker regresó con la sexta temporada y en Argentina, #BlackMirror se ubicó entre las diez tendencias en redes. En este regreso él se planteó un cambio: “Quise descartar algunos supuestos básicos de cómo es un capítulo de Black Mirror. Es decir, cuando empezamos, no había muchos programas de ciencia ficción distópicos. Ahora, sí. Por eso, rompimos reglas con el objetivo de ser impredecibles en las historias y hay algunas que, en particular, me interesa ver cómo reaccionará la gente”, dijo Brooker. “Más allá de esto, quiero que los espectadores se entretengan y también se horroricen. Nunca creí que debiera explicar lo que los demás deben pensar sobre una historia. Y siento que fallaría como guionista si un episodio se percibe como que baja línea o que es en extremo didáctico. En esta temporada no hay una lección moral alguna y eso es más interesante”. Para Brooker, esta nueva temporada tiene que ser como las otras, es decir, un entrenamiento para que la gente la pase muy bien después de haber tenido un mal día en un mundo que, como a veces en Black Mirror, pareciera ir a peor.

ChatGPT. La voracidad de las plataformas para sumar contenido posicionó a quienes las crean en un espacio que –quizá– antes se asignaba a actores y actrices. Por eso, genera curiosidad eso de cómo se les ocurrió tal o cual guion. Locuaz, Brooker explica que “mi proceso de escritura es una combinación en cámara lenta, de pánico y desconcierto. Aprendí que debes engañarte a ti mismo mientras escribes el primer borrador porque siempre hay una voz en tu cabeza que te boicotea y dice: ‘Esto es una porquería, ríndete, suelta’. Y en cuanto a las ideas, son como intrusos bienvenidos y a veces surgen cuando estoy haciendo otra cosa –viendo tele, corriendo, charlando con un amigo–; o también mientras pienso en una idea y surge otra más interesante. Luego, por supuesto, tienes que descubrir cómo hacer una historia a partir de eso, que es lo más difícil”. En la huelga de guionistas de Hollywood, el uso regulado de la inteligencia artificial para armar libretos es uno de los reclamos. Brooker la probó para ver cómo funcionaba con Black Mirror. “El ChatGPT no tiene ideas propias ni originales”, señaló. “Utiliza material escrito por otros sin pagar derechos. Sí puedo ver su eventual potencial como parte del conjunto de herramientas de un escritor humano, algo así como un dispositivo que “autocomplete” vacíos narrativos. Yo le pedí que creara un episodio de Black Mirror y lo que hizo fue buscar las sinopsis de los episodios de todas las temporadas pasadas. Y si profundizas un poco más, dices: acá no hay ninguna idea innovadora”. 

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Debutante. Una de las actrices a las que sorprendió que Charlie Brooker llamara para esta sexta temporada es Salma Hayek, como protagonista de un capítulo. “Ella tuvo que interpretarse a sí misma, por eso, ¿quién mejor que la propia Salma para hacerlo?”, recordó. “La primera entrevista fue por Zoom, yo estaba muy nervioso porque le acababa de enviar el guion con su nombre y con ella como protagonista… ¡Le encantó! Y empezó a incentivarnos a hacer todas estas cosas que nunca me hubiera animado a escribir en el primer borrador del guion”. Así, en Joan es horrible, Salma Hayek –según Brooker– protagoniza el episodio más cómico que hemos hecho. Si bien ya tuvimos alguna comedia negra en otras temporadas, esta es la más bizarra, y a su vez es una historia muy Black Mirror en el sentido de que está ambientada en un escenario de futuro cercano, tiene artilugios de alta tecnología y, además, una pesadilla existencial.