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“Bizarrap es un antes y un después en mi carrera”, dice Villano Antillano

El famoso productor musical argentino grabó en junio último la “Session 51” con una artista desconocida en Argentina: Villano Antillano. Y esa canción fue una bisagra para esta portorriqueñ: “la 51” va por los 160 millones de reproducciones en YouTube y la convirtió en la primera artista transgénero y no binaria en ingresar al Top 50 Global de Spotify. En diálogo con PERFIL, Villano Antillano habla de cómo Bizarrap marcó su carrera.

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Hitos. Con Bizarrap en la grabación de la famosa Session 51, en junio. Y en La sustancia X, el álbum que presentó hace unos días. | ig:bizarrap / gtza.c.z.

En el famoso dibujo animado Las chicas superpoderosas, la “sustancia x” era un ingrediente por fuera de la fórmula que el profesor Utonio había ideado para crear a las niñitas perfectas: azúcar, flores y muchos colores. Por fuera de la narración que iniciaba todos los capítulos, en donde se contaba la génesis de las superheroínas, la serie nunca indagó en qué era esa fórmula que otorgaba semejante poder.

En Precaución, esta canción es un hechizo, el primer track de su flamante disco La sustancia X, la rapera puertorriqueña Villano Antillano advierte: “Yo no soy artista, soy un movimiento”. Y ya de entrada quien escucha podría entender cierta ambigüedad en esa barra, ya que en parte el movimiento referido podría ser el urbano, LGBTIQ+, y bien podría ser el simple hecho de moverse, de cambiar, de mutar, de reformular lo anteriormente pensado, enunciado, entonado... Lo cierto es que la rapera saltó a la fama mundial –y su nombre dejó de ser anónimo en Argentina– luego de colaborar con Bizarrap en la Session 51 que realizó en junio último. Este tema compuesto con el productor musical argentino posicionó a Villano Antillano en el puesto número once de la lista Argentina Hot 100,  y la convirtió en la primera artista transgénero y no binaria en entrar al Top 50 Global de Spotify. 

Ahora Villano Antillano se encuentra promocionando su mencionado álbum debut luego de que, mediante sus simples, fuera poco a poco capturando una enorme audiencia.

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En diálogo con PERFIL, la artista habló un poco de este esperado disco y de su exitoso presente, con las problemáticas que eso le presenta.

—¿Qué importancia tuvo la sesión con Bizarrap para la visibilización de tu música?

—Hay un antes y un después definitivo. Es una experiencia que tengo supercerca del corazón. Lo que más me pega es el haber llegado a tanta gente. Niñas y niños trans de todo el mundo, también padres y madres. De momento recordé por qué estoy haciendo esto. A veces es lindo sentir todo lo positivo que hay detrás. Yo solo quiero fumar marihuana y vivir mi vida en paz, pero es lindo que te recuerden lo que significás para otras personas, más si las ayudás a tolerar la vida un poco más. La vida es difícil, ¿sabes? No importa dónde vives, dónde estés, todo el mundo tiene problemas.

—Uno de los canales que elegís para filtrar y enunciar tu mensaje, además de algunos sonidos de avanzada, es el reguetón.

—Es que es como aprender un idioma. Es una lengua materna, y lo que más conozco. Crecí en la época dorada del reguetón en Puerto Rico y eso tiene un peso. Puedo ver lo chocante que puede resultar que yo me meta en ese mundo, pero era lo lógico para mí, como persona que creció escuchándolo. De pequeña sabía que iba a ser artista. Yo vivo en muchas esquinas del arte y la música me dio el medio perfecto para combinar todo lo que yo sabía.

—¿Qué dirías que hay en “La sustancia X”?

—Mucho poder, sobre todo mucho poder interior. Música, canciones y sonidos. Diría que es un álbum muy femenino, orientado a femineidades.

—¿Qué lugar tiene el empoderamiento en tu obra?

—A veces, aunque no lo mencione, surge. La gente percibe mi existencia como algo relativo a la lucha, al activismo. Y sí, mi existencia es politizada. La gente le da un color político, aunque yo no lo pretenda; aunque no busque enfrascarme, la gente lo va a percibir. Igual toco bastante ese tema, hablo mucho del activismo de existir. Creo que ocupar espacios es más útil que tratar de convencer a las personas en términos académicos. Yo no estoy en esa. Hay quienes creen que tengo que someterme a escrutinios del tipo: “Ella tiene que tolerar que la critiquen porque vive por fuera del statu quo”. Pero no es así.

—¿Cómo te llevás con la palabra “referente”?

—La respeto y la observo. No pasa de ahí, no es algo que me llevo al corazón. A fin de cuentas soy un ser humano, voy a cometer errores y no busco ser perfecta. Sí reconozco que hay una responsabilidad. Pero el problema surge cuando se te considera un referente y tú te piensas que eres más, y yo no soy más que ninguna otra persona de la experiencia trans. No soy más que ninguna de mis amigas trans que trabajan en oficinas. He dicho esto muchas veces porque realmente lo pienso:  no soy más referente que cualquier otra mujer trans que camina por el mundo y que se visibiliza. Aunque ninguna persona trans vive la misma experiencia, sí hay un hilo conductor de las cosas que nos mueven y las experiencias a las que somos sometidas y cómo reaccionamos a ellas. Y en ese sentido pienso que la lucha es de todas. Es cierto que yo tengo la plataforma un poco más amplia que la mayoría, pero eso no significa que sea más importante que las demás.