La ficción de "Cónclave", una película del alemán Edward Berger que va camino a ser muy premiada en los Oscar por su relato de la intriga y el tira y afloja durante la elección de un nuevo Papa, parece estar siendo superada por la realidad.
Con el Papa Francisco gravemente enfermo en un hospital de Roma, en el Vaticano la atención está centrada en quién será elegido para suceder al pontífice, de 88 años, y en una campaña para la instalación de un conservador como líder de los 1.400 millones de católicos del mundo.
Francisco continúa en estado "crítico" después de ser internado por una bronquitis que derivó en una doble neumonía y el estado de salud del Papa argentino preocupa en todo el mundo, donde se suceden las misas y oraciones por su pronta recuperación.
Pero puertas adentro, se vive un ambiente "precónclave", según aseguran los vaticanistas. Francisco enfrenta una virulenta oposición interna por las reformas que emprendió dentro de la Iglesia desde su elección como papa en 2013.
Sus críticos lo retrataron como un "Papa Woke" por sus pronunciamientos relativamente progresistas sobre temas polémicos, como las relaciones entre personas del mismo sexo, el divorcio y los migrantes. Y hoy se suceden las conversaciones secretas para reemplazarlo por un papa más conservador.
Los aliados de Francisco quieren asegurarse de que el futuro Papa sea también un liberal. Y se sienten tranquilos de que, de los 138 cardenales que pueden votar en el cónclave que tendrá lugar después de su muerte o renuncia, 110 fueron nombrados por Francisco (el 80%).
Raymond Burke, el cardenal que lidera la facción ultraconservadora opositora al Papa Francisco
Los conservadores, por su parte, observan la situación con cautela porque, como dijo el biógrafo del pontífice, Austen Ivereigh, al diario británico The Telegraph, es una "completa tontería" creer que los cardenales nombrados por Francisco piensan como él solo porque él los eligió.
"Decir que Francisco abarrotó el Colegio Cardenalicio no es del todo correcto", dijo Ivereigh. "La idea de que estos cardenales necesariamente pensarán como Francisco es una completa tontería, es trivial. Son personas muy inteligentes que piensan por sí mismas".
En El Vaticano reina un "ambiente pre cónclave", dicen vaticanistas
Los conocedores de los secretos vaticanos aseguran que en los últimos tiempos -especialmente desde que la salud de Francisco se debilitó- se fue asentando un ambiente "pre cónclave, alentado por el cardenal Raymond Burke y otros opositores a Francisco.
El mismo Francisco había reconocido en una entrevista en 2021 que "siempre que un Papa está enfermo corre brisa o huracán de cónclave". "Todavía estoy vivo, aunque algunos me querían muerto", dijo ese año tras una operación de colon.
"Incluso hubo encuentros entre prelados que pensaban que el pontífice estaba más grave de lo que se dijo. Preparaban el cónclave. ¡Paciencia!", dijo Francisco tranquilamente.
Después de un papado en el que desafió peligrosamente 2.000 años de tradición y privilegios, algunos creen que la oposición a Francisco está bien justificada y comenzaron hace unos años una verdadera campaña para asegurarse un futuro Papa menos liberal.
Si bien hacer campaña abiertamente para ocupar el liderazgo de la iglesia católica podría hacer que un cardenal sea expulsado de la Iglesia y excomulgado, los principales hombres de la curia están manteniendo conversaciones secretas para decidir sobre el sucesor.
"No solo creo que las conversaciones políticas han comenzado, creo que han estado ocurriendo durante bastante tiempo", dijo John Allen, editor del sitio web de noticias católicas Crux.
"Sabemos con certeza que a mediados de la década de 1990, un grupo de cardenales se organizó y tuvo reuniones periódicas para tratar de asegurar un sucesor liberal de Juan Pablo II", dijo Allen.
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"Creo que, si esperas a que el Papa se enferme para empezar a tener estas conversaciones, es demasiado tarde", dijo Allen. Cree que, en esta ocasión, son los cardenales conservadores los que más presionan para que sea elegido alguien que represente sus intereses.
"No podría darles los nombres de los conservadores que se están reuniendo esta vez y teniendo estas conversaciones, pero les garantizo que están ahí y les garantizo que estas conversaciones han estado ocurriendo durante un tiempo", dijo.
Citado por el periódico británico The Times, un alto funcionario de la Santa Sede comparó la política del Vaticano con "una corte renacentista" dividida en pequeñas facciones o camarillas, cada una de ellas tratando de influir en la elección del próximo Papa.
"Hay muchas facciones pequeñas dentro de esa corte, pero a todo el mundo le gusta lo que le gusta al príncipe, el Papa, y a todo el mundo le disgusta lo que no le gusta al príncipe. Eso significa que todo el mundo trabaja en un silo y que se está construyendo un gran imperio", dijo el informante.
El funcionario dijo que las maniobras para la elección del próximo Papa pueden incluir el uso de tácticas turbias, como el despliegue de información sobre los "pecados" de los cardenales rivales. Casi todos los cardenales con chances de ser elegidos tienen "algún tipo de pecado, ya sea dinero, un novio o un hijo secreto", dijo.
"Todo el mundo sabe qué cardenales tienen obras de arte que no pueden permitirse o quién visita las saunas gay. Si por alguna razón alguien necesita ser eliminado de la contienda, entonces esa información es desplegada por una facción rival", explicó.
"La Iglesia Católica ha estado dividida durante mucho tiempo entre campos liberales y conservadores, por lo que es inevitable que las diferentes facciones tengan sus candidatos preferidos para ser el próximo Papa", dijo la periodista Catherine Pepinster, conocedora de los asuntos del Vaticano. "La conspiración siempre es parte del período previo a una elección papal", aseguró.
La experta remarcó que la mayoría de los cardenales habilitados para votar al próximo Papa son "hombres que Francisco creía que estaban en mejor posición para ayudar a liderar la Iglesia que él formó" y fueron creados cardenales por él.
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"Pero si miras hacia atrás en cónclaves anteriores, no siempre funciona así", detalló. "Los cardenales que en 2013 se reunieron para el cónclave después de la renuncia de Benedicto XVI y estaban formados por Juan Pablo II y Benedicto XVI, y votaron por el liberal, Francisco.
"Sin embargo, es posible que no esperaran que fuera tan liberal como resultó ser, y también es posible que no esperaran que durara 12 años, dada su edad y su salud", aclaró.
"El ideal para los votantes cardenales, y para todos los católicos, es alguien que pueda unir a la Iglesia y ofrecer un mensaje de fe cristiana al mundo", señaló Pepinster. "Mi intuición es que van a ir por alguien centrista, no por alguien que va a ser provocador, como el cardenal Robert Sarah, que habla en términos muy directos sobre el Islam".
"Dado el estado del mundo, bien podrían pensar que alguien con las habilidades de un diplomático, como el cardenal Pietro Parolin, el actual secretario de Estado, encajaría en el proyecto", anticipó.
Francisco designó a más del 78% de los 140 cardenales "electores", aquellos menores de 80 años, con poder de voto en los cónclaves que requieren una mayoría de dos tercios para elegir un pontífice.
Los cardenales o "príncipes de la Iglesia" tienen la misión de asistir al papa en el gobierno central de la Iglesia. Algunos residen en Roma y desempeñan funciones en la Curia (el "gobierno" del Vaticano), pero la mayoría ejerce su ministerio en sus diócesis de origen.
Algunos expertos consideran que la gran diversidad de los cardenales, que se conocen poco entre sí y se ven rara vez, podría llevar al próximo cónclave a buscar un compromiso con una figura fuerte y equilibrada que inspire confianza colectiva.
Los 'papabili': ¿quiénes son los cardenales favoritos para suceder al Papa Francisco?
En el Informe del Colegio Cardenalicio desarrollado por Edward Pentin, colaborador principal del National Catholic Register y autor de The Next Pope, se enumera a 22 cardenales favoritos para suceder a Francisco, los llamados "papabili".
El cardenal estadounidense Raymond Teo Burke (76) es uno de los pocos candidatos de todo el espectro teológico considerados contendientes para suceder a Francisco, a quien criticó abiertamente en los últimos años respecto de las reformas impulsadas por el argentino.
Opositor al aborto, al divorcio, al matrimonio entre personas del mismo sexo y a la inclusión de mujeres en la liturgia eclesiástica, el tradicionalismo de Burke se extiende incluso hasta apoyar la Misa Tridentina, que data del siglo XVI y se pronuncia en latín.
Como secretario de Estado del Vaticano desde 2013, el italiano Pietro Parolin es el cardenal elegible de más alto rango, ya que todos los que están por delante de él en precedencia son demasiado mayores para calificar.
Parolin es considerado un moderado, entre las inclinaciones liberales de Francisco y el tradicionalismo de Burke. "Las soluciones nunca deben buscarse a través de imposiciones unilaterales que corran el riesgo de pisotear los derechos de pueblos enteros, de lo contrario, nunca habrá una paz justa y duradera", dijo en una entrevista reciente.
Por otro lado, el cardenal guineano Robert Sarah es otro hombre fuerte del ala conservadora del Colegio Cardenalicio. Llegó a calificar la ideología de género de "luciferina" y también se pronunció en contra del fundamentalismo islámico.
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Otros posibles candidatos son el cardenal ghanés Peter Turkson, se hizo famoso por oponerse a la legislación anti-LGBT en su país de origen, y el italiano Pietro Parolin, que a sus 70 años es visto como una figura moderada que podría aglutinar a conservadores y liberales.
El cardenal húngaro Peter Erdö es uno de los contendientes de Burke en el ala conservadora del Colegio Cardenalicio. Es cercano al primer ministro de extrema derecha Viktor Orbán, y tan intransigente que comparó la aceptación de refugiados con la trata de personas.
El cardenal Erdö se opone a la unión entre personas del mismo sexo y cree que el matrimonio es insoluble sin una anulación concedida por la Iglesia, prohibiendo así la comunión a los católicos vueltos a casar. Fue nombrado cardenal en 2003 por el Papa Juan Pablo II.
El cardenal filipino Luis Antonio Tagle podría romper con 2.000 años de tradición si es elegido Papa, ya que sería el primero nacido en Asia. A sus 67 años, es el más joven de los favoritos y, por lo tanto, podría asegurar un papado más extenso que sus competidores.
Tagle, pro prefecto de la sección de primera evangelización del Dicasterio para la Evangelización, uno de los dicasterios de la Iglesia, es un cardenal liberal con puntos de vista similares a los de Francisco sobre temas polémicos.
"Las duras palabras que se usaban en el pasado para referirse a los homosexuales y a las personas divorciadas y separadas, a las madres solteras, etc., en el pasado eran bastante severas", escribió en 2015. "Muchas personas que pertenecían a esos grupos fueron marcadas y eso llevó a su aislamiento de la sociedad en general".
Considerado uno de los favoritos del Papa, el cardenal italiano Matteo Zuppi (69), arzobispo de Bolonia, representaría la continuidad más fuerte del actual papado. Parece tener inclinaciones liberales y una vez se refirió a los católicos LGBTQ como "nuestros hermanos y hermanas".
¿Cómo será el cónclave que elegirá al sucesor del Papa Francisco?
La hospitalización del Papa Francisco reabrió las interrogantes sobre su capacidad para desempeñar sus funciones ya que el derecho canónico no prevé ninguna disposición en caso de un problema grave que pueda afectar a su lucidez.
También reavivó las especulaciones sobre la posibilidad de que Francisco renuncie, aunque dijo varias veces que ese momento aún no llegó.
Cuando se le preguntó si había un procedimiento en caso de que tuviera que renunciar, Francisco dijo una vez al diario español ABC que había firmado una carta de renuncia después de asumir el cargo en 2013 y entregado al entonces secretario de Estado, Tarcisio Bertone.
"Lo firmé y dije: ‘Si me viera incapacitado por razones médicas o lo que fuera, aquí está mi renuncia. Aquí lo tienes’", relató el Papa, agregando que esperaba que su carta hubiera sido entregada al sucesor de Bertone, el cardenal Pietro Parolin.
El Papa solo había seguido el precedente de ex pontífices Pablo VI y Pío XII, que también habían redactado sus cartas de renuncia en caso de una discapacidad permanente. "Ahora alguien correrá hacia Bertone [y dirá]: ‘¡Dame ese pedazo de papel!’", bromeó.
En el caso de la muerte o la renuncia del Papa, los cardenales se reunirán en la Capilla Sixtina del Vaticano para elegir un sucesor, en un evento que no tendrá lugar hasta después de al menos 15 días del suceso.
El cónclave comienza con la misa "Pro eligendo Romano Pontificie" para la elección de un Papa.
Durante el cónclave, todos los cardenales permanecerán encerrados dentro de la capilla sin acceso a la tecnología o al mundo exterior en cada votación y no podrán salir de la residencia hasta que se elija un nuevo papa por mayoría de dos tercios.
El cónclave anterior, cuando el papa Benedicto XVI renunció en 2013, duró solo un día, pero históricamente llegaron a extenderse durante semanas, meses o incluso años. Sin embargo, si después de 12 días aún no hay consenso, se puede nombrar un nuevo Papa al cardenal que haya obtenido más del 50% de los votos.
Solo los cardenales que tienen 80 años o menos, es decir, 138 de los 252 actuales, pueden votar. Cada cardenal elector escribe el nombre de su elegido en un papel con las palabras "Eligo in summen pontificem" (Elijo como Sumo Pontífice).
Uno por uno, se acercan al altar y dicen: "Llamo como testigo a Cristo el Señor, que será mi juez, para que mi voto sea dado a aquel que, ante Dios, creo que debe ser elegido". La papeleta doblada se coloca en un plato redondo y se desliza en una urna ovalada de plata y oro.
Todas las papeletas son quemadas en una estufa dentro de la Capilla Sixtina al final de cada votación: el humo negro significa que no se llegó a ninguna decisión y el humo blanco significa que se eligió un nuevo Papa.
El humo surge de las papeletas quemadas y se añade un tinte para asegurarse de que el humo tenga el color correcto cada vez. Cuando el humo de la chimenea de la Capilla salga de color blanco, el mundo sabrá automáticamente que los cardenales eligieron al nuevo Papa.
