Durante la reciente cumbre de Montevideo el presidente Javier Milei realizó fuertes cuestionamientos a uno de los pilares históricos de la política exterior argentina: el Mercosur. Los fundamentos esgrimidos para justificar sus críticas merecen ser analizados desde los hechos, dejando de lado las agresivas y falsas calificaciones.
Milei afirmó que el Mercosur se creó con el objetivo de establecer “una zona común de libre comercio”. Sin embargo esto es falso. Según el artículo 1 del Tratado de Asunción, el Mercosur fue constituido para establecer un Mercado Común, un concepto mucho más amplio que el de Zona de Libre Comercio. Tergiversando los términos del acuerdo, Milei busca instalar la idea de que los países miembros, al fijar aranceles externos comunes, se apartaron del propósito original del tratado.
El presidente no puede desconocer que en ninguna parte del acuerdo del Mercosur sea habla de la creación de una simple Zona de Libre Comercio. Tampoco puede ignorar la diferencia esencial entre ambos conceptos: mientras que una Zona de Libre Comercio elimina aranceles internos, un Mercado Común implica, además, la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos, la adopción de una política comercial común frente a terceros y el establecimiento de un arancel externo común.
Por lo tanto, no es el Mercosur el que ha desviado sus objetivos originales, sino el presidente de la Nación quien pretende reducir el proceso de integración a un esquema mucho menos ambicioso que el previsto en el acuerdo constitutivo del Mercado Común. Es necesario destacar que un cambio de esta naturaleza no puede ser decidido por el Poder Ejecutivo; debe ser debatido y aprobado por el Congreso de la Nación. Por otra parte, requiere del acuerdo de todos los miembros del bloque.
Acuerdo Unión Europea-Mercosur: una alianza que trasciende las décadas de negociación
El presidente Milei, sin sustento alguno, afirmó que el Mercosur impide a sus miembros avanzar y crecer. Llamó, además, a ser “honestos intelectualmente” y a liberarse de “las anteojeras ideológicas”. En esa línea, sostuvo que “nos perdimos la oportunidad de nuestras vidas” al no firmar el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). Y como prueba de esta afirmación remitió a las economías de los países que habían celebrado acuerdos de libre comercio con los EE UU. Según él, estas economías, habían tenido mejor desempeño que las de los países del Mercosur.
Sin embargo, los datos desmienten estas afirmaciones. México, por ejemplo, ingresó al NAFTA (Acuerdo de Libre Comercio) en 1994. En ese año su PBI era superior al de Brasil. Hoy, el PBI de México es un 25% menor que el de Brasil. ¿No conoce esto el presidente?
Chile firmó un acuerdo de libre comercio con los EE UU en 2004. No obstante, con posterioridad a esa fecha, su tasa de crecimiento económico fue inferior a la del Mercosur, y estuvo muy por debajo de la de Uruguay y Paraguay, e incluso de la de Argentina. Según datos del FMI, en 2004 el PBI de Chile era de 99 mil millones de dólares, mientras que el de Argentina en el mismo año era de 164 mil millones. En 2023, el PBI de Chile alcanzó los 335 mil millones, mientras que el de Argentina superó los 640 mil millones.
Milei también sugiere que el Mercosur es una “prisión”. No obstante, el bloque representa un mercado de 300 millones de habitantes, al que se suman otros 120 millones de países asociados de América del Sur que tienen acuerdos de libre comercio con el Mercosur. (Este subcontinente es, además, el principal destino de las exportaciones de nuestras pequeñas y medianas empresas).
Por otra parte, el Mercosur ha firmado acuerdos de libre comercio con países como Egipto y Singapur, que suman 120 millones de habitantes, y avanza en un acuerdo con la Unión Europea, que abriría un mercado adicional de 450 millones de personas. Señor presidente, esta supuesta “prisión” es altamente concurrida, y parece que sólo usted quiere abandonar este mercado.
Por último, es importante mencionar aspectos que el presidente Milei no consideró en sus declaraciones. Más allá del modelo de integración adoptado, el Mercosur ha sido un factor clave para: 1) La democratización de la región. 2) La consolidación del Estado de derecho y la defensa de los derechos humanos. 3) La eliminación de hipótesis de conflicto entre países de América del Sur, lo que ha permitido reducir los presupuestos de defensa, fortalecer la cooperación y consolidar una zona de paz.
Asimismo, el proceso de integración es un pilar esencial para la defensa de nuestro legítimo reclamo sobre las Islas Malvinas, territorios ocupados ilegalmente por una potencia colonial extranjera. Este reclamo, que afecta nuestra soberanía, también limita nuestra proyección marítima, privándonos de dos terceras partes de ella.
Gi