La relación entre la Unión Industrial Argentina (UIA) y el Gobierno nacional atraviesa un momento crítico. La confirmada ausencia del presidente Javier Milei y del ministro de Economía, Luis Caputo, en la conferencia anual intensifica un malestar ya latente y abre la puerta a cuestionamientos sobre el futuro del sector.
El Centro de Convenciones de Buenos Aires será el escenario de la conferencia más importante del año para la UIA, pero sin la presencia de las máximas autoridades del Gobierno. Aunque desde el Gobierno se aludió a “problemas de agenda” para justificar la ausencia, los industriales interpretaron esta decisión como una reacción a los recientes cuestionamientos de la entidad. “Nos vaciaron”, expresó una fuente de la UIA, reflejando el malestar generalizado por la falta de representación gubernamental en un contexto crítico para la industria. Esta ausencia es un hecho inédito en la historia del organismo.
La decisión del Gobierno de abrir las importaciones y reducir impuestos sin acompañar estas medidas con estrategias para mejorar la competitividad ha profundizado las tensiones. Desde la UIA se advirtió que “si no se resuelven los problemas estructurales, estas políticas tendrán consecuencias negativas, especialmente para las pymes”. Este sector, que ya sufrió la pérdida de 30.000 empleos industriales en menos de un año, es el que más enérgicamente exige acciones concretas en áreas como infraestructura, conectividad e incentivos fiscales.
La industria metalúrgica argentina cayó un 7% en octubre comparado a cifras de 2023
Algunas figuras del oficialismo han salido al cruce de los industriales. El diputado José Luis Espert tildó a los empresarios de “caraduras” y señaló que “siempre les falta algo para competir”. Mientras tanto, en su última intervención ante los industriales, Milei afirmó que “la industria quedó subordinada al Estado con subsidios y aranceles”, una política que calificó como una de las causas de las crisis económicas recurrentes del país.
A estas tensiones se suma un creciente debate interno en la UIA. Mientras las grandes empresas buscan mantener un diálogo constructivo con el Gobierno, las pymes demandan una postura más firme frente a lo que consideran una apertura comercial indiscriminada. Esta división ha generado cuestionamientos hacia el liderazgo de Daniel Funes de Rioja, cuya cercanía con el oficialismo es vista con recelo por algunos sectores.
La producción industrial en cuestión
Durante el último Día de la Industria, el presidente Javier Milei dejó claras sus posturas respecto al rumbo histórico y actual de la industria argentina. Según sus palabras, el momento de mayor desarrollo del sector se dio bajo el modelo agroexportador, en contraste con lo que calificó como el “fracaso” del esquema de sustitución de importaciones. Milei sostuvo que esta política generó una dependencia de la industria hacia el Estado, caracterizada por subsidios y aranceles, a lo que describió como una “tutela viciosa” que persiste hasta hoy. “Para proteger a la industria se le robó al campo, y esa protección sólo creó un sector industrial adicto al Estado. Esta es una de las raíces de nuestras crisis económicas estructurales”, sentenció frente a los principales referentes industriales.
La reciente eliminación del impuesto PAÍS y la ampliación de los límites para compras en el exterior, implementados por el Gobierno hace dos semanas, desataron una ola de reacciones entre los empresarios. En una reunión de su Junta Directiva, la Unión Industrial Argentina (UIA) instó a que cualquier apertura comercial sea acompañada por medidas concretas que fortalezcan la competitividad interna y reduzcan lo que llaman “el costo argentino”.
La UIA expresó su preocupación por las posibles consecuencias negativas de estas políticas si no se abordan temas clave como la modernización de regímenes laborales, mejoras en infraestructura y conectividad, y la promoción de inversiones nacionales. En su declaración, la entidad alertó que desde agosto de 2023 ya se han perdido más de 30.000 empleos industriales, una tendencia que podría agravarse con la falta de un enfoque integral.
Luis Caputo, por su parte, defendió la apertura comercial en un reciente encuentro con empresarios en Corrientes. Reconoció que Argentina enfrenta precios internos mucho más altos que los internacionales, atribuyéndolo a una carga tributaria “distorsiva”. Sin embargo, subrayó la necesidad de actuar con cautela. “Queremos abrirnos más al comercio para que las personas accedan a mejores bienes a mejores precios, pero debemos ser cuidadosos con el camino hacia esa meta”, explicó.
Caputo enfatizó que no se puede pasar de un extremo al otro sin evaluar las implicancias para los distintos sectores. “Si queremos un nivel competitivo que beneficie al consumidor, también tenemos que ofrecer condiciones equitativas para los empresarios, nivelando la cancha para que puedan competir de manera justa”, afirmó, destacando la importancia de no penalizar a quienes han sostenido sus actividades en un entorno marcado por altos impuestos. Sin embargo, la lesión en el vínculo entre los industriales y el Gobierno no hace más que profundizarse.
FM/fl