POLITICA
CIERRE DE FILAS

Senado: la tregua Milei-Villarruel le permitió una victoria al oficialismo a pesar de Lijo

El espanto por la crisis que desató el criptoescándalo obligó a que las tribus internas del oficialismo cierren filas. Lo mismo pasó en la Casa Rosada, que concentró todas las presiones posibles para evitar la creación de una comisión investigadora que impulsaba el senador radical Pablo Blanco.

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La primera y la última. La Cámara alta tuvo una sola sesión en extraordinarias, pero taquillera. | Pablo Cuarterolo

Este viernes terminó el período de sesiones extraordinarias del Congreso que había convocado el presidente Javier Milei a partir del 20 de enero. La Cámara de Diputados tuvo dos sesiones que cumplieron con el primer impulso reclamado por la Casa Rosada: obtener la media sanción de la suspensión de las PASO y de las leyes que pedía Patricia Bullrich en el tiempo más corto posible para girarlas al Senado y concentrar el fuego en una sola sesión. Cuando llegó el turno de la Cámara alta, la primera preocupación fue la mala relación entre la vicepresidenta Victoria Villarruel con el mandatario libertario. Todos los involucrados cerraron filas cuando estalló el criptoescándalo. Ante la emergencia, el oficialismo se comportó como si no existiera un vínculo virtualmente fracturado entre Milei y Villarruel. Funcionarios de la Casa Rosada y escuderos de Villarruel se unieron para maniobrar ante dos frentes complejos: conseguir los votos para sancionar los giros que venían de la Cámara baja y evitar, por todos los medios posibles, que fuera aprobada la creación de una comisión especial que investigue el criptoescándalo mientras el Presidente realiza su octavo viaje por los Estados Unidos, empeñado en superar la crisis política más importante que afronta desde que asumió.

La promoción presidencial de la criptomoneda $LIBRA cambió los términos de las negociaciones en el Senado. Si el panperonismo tenía reparos antes del escándalo, desde que estalló la crisis se disiparon las chances para aportarle algún voto al oficialismo. El criptoescándalo redobló las dificultades para la Rosada, pero alivió a Villarruel y al sector de la Balcarce 50 que no está de acuerdo con la nominación del juez federal Ariel Lijo, propuesto para ocupar la vacante que Elena Highton de Nolasco dejó en la Suprema Corte de Justicia.

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“Pasó lo que tenía que pasar: nosotros estábamos afuera de la negociación y la candidatura autogestiva de Lijo se terminó desbarrancando. La entregaron a cambio de evitar que fuera aprobada la comisión”, confió a PERFIL uno de los negociadores del oficialismo que responde a Villarruel. La vicepresidenta no le quitó el cuerpo a los sondeos con cada bloque. Antes de organizar el temario, invitó a almorzar a los jefes de todas las bancadas y ahí tejió los acuerdos para sancionar los giros que venían de Diputados. Las roscas fueron posteriores al criptoescándalo y todos los esfuerzos oficialistas estuvieron puestos en demoler cualquier intento de investigar al Presidente.

“El objetivo era frenarla el jueves, después veremos si vuelven a la carga”, detalló un senador de LLA. Apenas el radical Pablo Blanco anticipó que presentaría una iniciativa para crear una comisión, se activaron los vericuetos para evitarla. El proyecto no estaba en temario, porque no había pasado por ninguna comisión y no tenía dictamen. Tampoco podía tenerlo, ya que los temas de extraordinarias los define el Ejecutivo. Tuvo que remontar una pendiente muy empinada: primero contar con los votos para habilitar el tratamiento sobre tablas y luego reunir dos tercios para aprobarla. El tema entró al recinto, pero los impulsores de la comisión investigadora no consiguieron los 48 votos necesarios. Llegaron a 47 por el voto negativo de Eduardo Vischi, titular de la bancada de la UCR, que había firmado la iniciativa que redactó Blanco, pero luego se opuso. Fue el resultado de las presiones de la Casa Rosada sobre los gobernadores radicales para que incidieran en el Senado. El bloque de la UCR quedó tan dividido como el peronismo cuando tuvo que votar la suspensión de las PASO.

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La Rosada jugó a través de dos escuderos que no pasan un buen momento con el asesor Santiago Caputo, golpeado por la memecoin y la interrupción de la entrevista con el periodista Jonatan Viale. Los poroteos en el Senado corrieron por cuenta del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y de su segundo, José “Cochi” Rolandi, cuyo destino algunos medios consideraban finalizado. Ambos fueron determinantes para conseguir los votos y sacarle un problema a Milei. “Fue win-win: ellos pudieron suspender las PASO y frenar la comisión y nosotros vimos caer a Lijo”, celebraron en el Senado, para remarcar la tregua con la Casa de Gobierno.

LT