La feroz interna entre distintos sectores de los servicios de inteligencia del Estado que subyace a la muerte del fiscal Alberto Nisman no aguanta la presión. Saldrá a la superficie. La salida forzada de Jaime Stiuso, el hombre fuerte de la Secretaría de Inteligencia (SI) hasta diciembre, desencadenó el fortalecimiento de otro jefe de la ex SIDE que responde, por ahora, a Cristina Fernández de Kirchner.
Se trata de Fernando Pocino, director de Reunión Interior del organismo de inteligencia. Cuando la Presidenta decidió cortar la cabeza, Stiuso se vio forzado a pedir su jubilación. Fue una derrota tras una década de contar con la confianza del kirchnerismo y significó la victoria del otro sector de la secretaría que ahora se encumbra como la nueva cabeza.
Tras la muerte del fiscal Nisman –un hombre del ex jefe de los espías–, la Presidenta le endilgó a Stiuso la responsabilidad del dudoso suicidio. Stiuso respondió presentándose en la Justicia para pedir custodia para sí mismo y su familia, como reveló ayer PERFIL. Ahora se conocen más detalles de la presentación. Fue el martes alrededor de las 13 en los tribunales federales de Retiro. El hombre más buscado, a quien la Presidenta apunta por la muerte de Nisman como una venganza política en su contra por haberle quitado su cargo y su poder, se apersonó en el piso 4 de Comodoro Py 2002 y pidió hablar con el juez federal Marcelo Martínez De Giorgi. Stiuso, con poder de fuego en los tribunales, fue recibido por el magistrado en su despacho y le dijo que tras la muerte de Nisman temía por la vida de sus hijas, confirmaron fuentes judiciales a este diario. Martínez De Giorgi ordenó a la Policía Metropolitana que garantizara la seguridad del ex jefe de los espías y de su familia.
Stiuso hizo el pedido en el marco de una causa que él mismo inició en el Juzgado Federal Nº 9 en 2012, luego de recibir amenazas en contra de la vida de sus hijas. Denunció haber recibido vía e-mail fotografías de sus hijas –dos mayores de edad de su primer matrimonio, y una menor de su actual pareja– saliendo de sus respectivas casas. Las fotos eran acompañadas de amenazas de asesinarlas, dijo Stiuso. Además, en esa causa se investiga un supuesto hackeo del mail del ex hombre fuerte de Inteligencia. La custodia fue ordenada por Martínez De Giorgi porque se encuentra subrogando al juez original de esa causa, Luis Rodríguez.
Además, Stiuso hizo saber a sus allegados en los tribunales que deberá salir a contestar las acusaciones de Cristina porque la Presidenta “le está tirando un muerto”. Es lo mismo de lo que lo acusa la mandataria.
Cuando la Presidenta desplazó a la cúpula de la ex SIDE, Pocino triunfó en la disputa de poder interno con Stiuso. El ex jefe acumula poder desde hace 42 años. La Presidenta puso a Oscar Parrilli a ordenar la casa, mientras Pocino ordena la tropa. La limpieza no hizo más que avivar la interna. Pocas semanas después, Nisman –un hombre de estrecho vínculo con Stiuso– sacudió a la opinión pública con la denuncia contra Cristina y parte de su gobierno y entorno. Entre las escuchas de Nisman sobre el supuesto pacto con Irán se menciona a un supuesto agente de Inteligencia, Allan Bogado. El fiscal creía que operaba para el sector de Pocino y que integraba el entorno presidencial.
Pocino deberá alinear la tropa para defender los intereses de la Presidenta. Cristina tiene un plan B. El jefe del Ejército, César Milani, es más directo que Pocino en la relación con la Presidenta, según aseguran en el Gobierno. Su trabajo es fortalecer una estructura propia de espionaje paralela a la ex SIDE. La ley lo prohíbe.