POLITICA
mesa de diálogo en punta del este

Preocupa al círculo rojo la aparición de un “cisne negro” en la economía

Mañana habrá un encuentro empresario multisectorial para analizar la evolución del escenario económico-social para 2025. Será la primera reunión del año, pero ya diseñan nuevos encuentros para “tender puentes” que logren evitar tensiones sociales. Hay temor por el “plebiscito” del modelo económico de Javier Milei. También surgieron cuestionamientos a la dirigencia gremial-empresarial, en medio de reclamos de renovación.

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Industria. Soportó la recesión durante 2024. E incluso un impiadoso ataque del Presidente. | cedoc

El reordenamiento macroeconómico que ensayó el gobierno libertario de Javier Milei provocó un alineamiento casi total del empresariado argentino, que elogió la baja inflacionaria, el ajuste fiscal y el pragmatismo en temas centrales, como las relaciones laborales. Pero, las primeras consecuencias permanentes del plan en la economía real comenzaron a generar inquietud en el círculo rojo, ante una suba del desempleo, reclamos salariales y tensiones adentro y afuera de las fábricas y los comercios. La acción de las gremiales-empresariales “serán clave”, en medio de cuestionamientos por su poder de representación.

El lunes a la noche, en el exclusivo barrio Beverly Hills, en Punta del Este, se realizará la primera mesa de diálogo impulsada por el empresariado. Según pudo saber PERFIL, en el cónclave veraniego coincidirán dos importantes dueños de medios de comunicación, representantes de la Justicia, industriales y podrían sumarse otros actores de la economía argentina. En esa cena se hablará de todo, pero el eje será la importancia de profundizar los consensos, para evitar que se instalen focos de crisis sociales que “podrían abordarse sin conflictos si se logran instalar los puentes para responder rápidamente”.

“Este año la palabra clave es el diálogo. Hay mucha tensión, está todo muy polarizado entre varios sectores. Incluso, será clave, después del primer año de Milei, encontrar los consensos necesarios para ver a dónde va el rumbo del país”, le confesó a este diario uno de los participantes habituales de este tipo de encuentros que tiene antecedentes en años anteriores, pero que, esta vez, concentra la atención por ser la apertura de un año electoral, en donde se pondrá en juego el respaldo a las medidas económicas libertarias.

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En el círculo rojo hay una “coincidencia absoluta” en la importancia del ordenamiento de la macroeconomía, con inflación a la baja y eliminación de la emisión monetaria, vía ajuste fiscal. El problema es el impacto que generó hacia adentro de las organizaciones empresariales. Y en el Grupo de los Seis, que reúne a las entidades más poderosas de la producción nacional, el clima enrarecido se apoderó de las charlas entre sus líderes. Sucede que las presiones de las bases comenzaron a ganar espacio, a pesar de las coincidencias ideológicas.

El temor de los empresarios es que la aparición de un “cisne negro” haga crujir el modelo libertario y ponga en duda todas las “victorias” logradas en términos de retirada de la injerencia del Estado en los negocios privados, como subsidios y emisión monetaria, que se utilizó anteriormente para acudir a la estabilidad política. “Estas elecciones serán una suerte de plebiscito de un modelo económico que hizo un reset, con un costo muy fuerte para la sociedad. Deberá pasar este test para seguir con el plan”, afirmó el ejecutivo de una de las empresas más poderosas del país, consultado por este medio.

Uno de los integrantes del G6 admitió, en diálogo con PERFIL, que “en particular, cada sector tiene alguna problemática que se deberá atender”, a pesar de la coincidencia en la macroeconomía. En ese ámbito productivo, el campo reforzó sus reclamos para la quita de las retenciones a la exportación de sus productos primarios, aunque la Sociedad Rural Argentina (SRA) busca jugar en el fino equilibrio entre el malestar sectorial y el vínculo con el Gobierno. El presidente Milei les prometió que en 2025 se iban a reducir los derechos de exportación.

Por su parte, los constructores de Camarco mantienen un tenso respaldo al plan del ministro Luis Caputo, aunque insistieron en la necesidad estatal de invertir en obra pública, ya no para “utópicas” nuevas construcciones, sino “al menos para mantenimiento vial, de modo de evitar que el costo argentino se incremente por falta de competitividad en las conexiones productivas vía terrestre”, alertó un empresario del sector, en diálogo con este diario.

En la Unión Industrial Argentina (UIA) la convivencia es mucho más inestable. La cúpula fabril soportó la recesión sectorial durante 2024 e, incluso, el ataque presidencial por los beneficios a las fábricas. Las pymes comenzaron a meter presión en las reuniones ampliadas de la entidad, lo que llevó a su presidente, Daniel Funes de Rioja, a elevar críticas. Allí, la mirada crítica del dueño del Grupo Techint, Paolo Rocca, también ganó espacio. Por caso, un hombre clave, como el jefe bonaerense de la Uipba, Martín Rappallini, replicó reproches a la asfixia a las fábricas ante una apertura de las importaciones que lastimaron a la producción nacional.

Sin embargo, en la UIA implosionó una crisis con jóvenes que habían concentrado polos críticos a la gestión Milei, a gobernadores e intendentes, sin términos ideológicos. Allí, la falta de alineamiento políticoinstitucional, una agenda paralela y medios de comunicación independientes fueron algunos de los argumentos que llevaron al fin de una era de la organización juvenil adentro de la entidad fabril, reduciendo al armado complejo, que se había instalado hace casi una década, a un departamento más. Todavía está en veremos si la experiencia se convertirá en una escisión, como el caso Unaje; o en una línea interna, que se asemeje a las tensiones que supo haber entre Industriales y Celeste y Blanca durante la década de 2000.

Fuentes de empresas y representantes sectoriales de distintas provincias admitieron a PERFIL que “existe un movimiento nuevo que surgió a partir del descreimiento generalizado de las representaciones de la gremial-empresarial, que comenzó a cuestionar las formas, pero que tuvo impulso a partir de la desconexión de la agenda de las grandes instituciones con la realidad cotidiana de las fábricas”. Según esos dueños de fábricas, comercios, campos y constructoras, “se impone una renovación de nombres y de formas”.

Este año solo la UIA enfrentará un proceso de renovación de autoridades y, según admitieron diferentes actores internos, habría consenso para que Rappallini sea el sucesor de Funes de Rioja en la comandancia industrial. El debate grueso estará en los nombres que acompañarán al nuevo jefe industrial a partir de mediados de año, porque existe una presión de las grandes empresas para desplazar a díscolos de la conducción.

Más allá de los casos particulares, algunos empresarios consideran que “se deberán activar mesas de diálogo, en donde tendrán que estar sentados todos los sectores, incluyendo a sindicatos de trabajadores, organizaciones sociales y dirigencia política”. “El problema que vemos es que la crisis de representación no es solo empresarial”, se lamentó, ante PERFIL, uno de los participantes del encuentro intersectorial que se lanzará este lunes en la costa esteña.